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Su pulso estaba acelerado y no podía dejar de mirar por la ventana de su departamento.

Desde anoche que ella se había ido y aun, siendo las tres de la tarde, no había vuelto ¿Dónde demonios estaba? Para terminar de coronar su locura, no le contestaba las llamadas ni los mensajes que le enviaba ¿Qué demonios estaba haciendo?

¿Acaso se estaba con... Naraku? No. No lo creía. Ella le había confirmado que era solo él que la molestaba, pero que ella en ningún momento le había contestado ni devuelto sus insinuaciones

¿Podría haberle mentido así? Su corazón comenzó a dolerle de solo pensarlo.

Esa bella peli negra a la cual amaba tanto, por la cual había dejado tantas cosas y había cambiado de pies a cabeza. Esa hermosa mujer que lo consolaba y lo hacia reir hasta en los momentos mas difíciles y de soledad. No podía ser que esa misma mujer que le juro amor eterno lo estuviese engañando. No lo creía capaz.

No. Kikyo no seria capaz de hacerle algo asi.

Conocia bien su fama de "mujer fácil" antes de conocerlo, pero era asi, eso era pasado. Ella había cambiado, y lo comprobó en esos tres años de relación que llevaban. Aunque hacia cuatro meses que ella estaba distante y muy reacia con él. Cada vez que la besaba o la abrazaba, hasta cuando quería hacerle el amor, ella le daba alguna excusa y solo se alejaba o se iba a dormir. Ademas estaba pasando mucho tiempo con sus "amigas", a las cuales no conocía. Y eso no le molestaba, él también tenia su pequeño grupo de amigos, pero Kikyo actuaba rara cada vez que volvia de verlas.

Sus pensamientos comenzaron a volverse un manojo de ideas que ni él mismo comprendia. Por un lado estaba casi seguro que lo engañaba, pero por otro no lo quería admitir ¿Seria tan cobarde de no decirle en la cara que no quería saber mas nada con él y mentirle asi? No lo sabia. Ya no sabia mas nada.

Tomo su celular, dispuesto a llamarla otra vez, pero justo en ese momento vio como un auto negro estacionaba en la calle, frente a su departamento. Se lo quedo mirando, porque no tenia nada raro, pero le daba muy mala espina. Algo tenia ese vehiculo...

Su respiración se corto al ver a Kikyo bajando de él, como giraba y se apoyaba en la ventanilla del conductor. Habia un hombre. Naraku. No lo conocía, pero estaba seguro. Era él.

Un gruñido gutural escapo de su garganta y con ansias espero a que esa maldita subiera y se atreviera a entrar a SU hogar.

Se sento en el sillón, que justo daba a la entrada, y espero ansioso. Al escuchar el ruido de llaves, se tenso. Miles de imágenes de ella teniendo sexo con ese extraño corrian por su mente, haciendo que su pulso se acelerase aun mas. Muy en el fondo esperaba que tuviera una muy buena excusa.

La amaba y no la quería perder. Pero tampoco dejaría que lo tomase como un idiota.

-Inuyasha – Susurro sorprendida al verlo allí sentado - ¿No tendrías que estar trabajando? – Intento sonreir para disimular su nerviosismo.

-¿De donde vienes? – Le siseo entre dientes.

- Se que es tarde, cariño, pero es que la pasamos tan bien con las chicas que decidimos no dormir y almorzar juntas – Se sento a su lado y un aroma repugnante le dio de lleno en el rostro al peli plata, que apretó sus manos y gruño - ¿Cariño? – Intento tocar su brazo, pero este se lo corrió.

Se paro y camino hacia su habitación. Su pulso estaba aun mas acelerado y no podía pensar con claridad. Una lagrima corrió por su mejilla, pero se la limpio con brusquedad. No lloraría por una basura como ella, que no había sabido apreciar todo lo que hizo por ellos. Tomo su bolso, que hacia años no usaba y dentro coloco unas vendas y un short para gimnasia. Aun no creía lo que había hecho. Lo había traicionado y sin remordimiento alguno le mentia en su cara. ¿Amigas? ¡Ja! Si, claro.

Desengaños y amorWhere stories live. Discover now