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Al abrir los ojos solo vio un techo completamente blanco y unas cortinas que se movían al son del viento. Al intentar mover su cuerpo, noto que dolia horrores y le agarraban puntadas por todos lados. Hasta le costaba respirar.

Intento levantarse, pero el sonido de una maquina le llamo la atención. Ese "Pi. Pi. Pi" paso a ser un "Piiii" constante. ¿Estaba muerto? No. Creia que no.

Otro ruido llamo su atención. Una puerta abriéndose con rapidez. Al levantar su vista se encontró con un par de ojos azules oscuros que lo miraban con preocupación, pero fueron cobrando un tinte de alivio cuando lo vieron bien.

-No me asustes asi – Le dijo mientras ponía su mano en pecho, intentando calmar su alocado corazón.

- ¿Quién eres? – No podía creer que esa bella mujer vestida de blanco estuviera en su habitación. ¡Un momento! Su habitación no era blanca y, definitivamente, no tenia esas feas cortinas. Mucho menos una maquina de ruido molesto. Con su vista comenzó a recorrer todo a su alrededor y noto todo del mismo color. Blanco. Lo odiaba - ¿Dónde estoy?

- En el hospital – La azabache se acerco a él y tomo sus hombros para que se recostase – Tienes que descansar – Le sonrio amablemente - ¿Quieres que te levante la cama?

- ¿Quién eres tu? ¿Cómo llegue aquí? – Estaba muy confundido y mientras mas intentaba recordar, su cabeza mas dolia. Se miro el cuerpo, tenia varios vendajes, como si hubiese tenido una pelea... - ¡Bankotsu! – Grito y se volvió a sentar con rapidez - ¡Maldicion! – Gruño debido al dolor.

- ¡No hagas eso! – Lo regaño y lo volvió a acostar – Si. Has llegado aquí desmayado y completamente golpeado. Seguramente estuviste en una pelea.

- En varias – Le gruño. Era una hermosa mujer, pero completamente exasperante.

- No tienes que hacer eso. Te puedes lastimar gravemente – Con un paño mojado limpio su rostro, acariciándolo levemente.

- Es lo que quería – Refunfuño. Esas caricias. Nunca, nadie lo había acariciado asi. Pero era su trabajo ¿No? Ella era una enfermera y tenia que tratarlo asi.

- ¿De verdad querias que te golpeen hasta casi la muerte? Que hobby mas raro – Bromeo, pero en su mirada se notaba preocupación.

- No es un hobby – Sentencio. Pero ella no le contesto. Comenzo a tararear una canción, mientras lo curaba con delicadeza - ¿Hasta cuando me van a tener aca?

- Hasta que tus heridas se curen – Le dijo sin mirarlo, mientras comenzaba a sacar una de las vendas que tenia en su vientre – No puedo creer que hagas esto por diversión.

- No es por diversión – La azabache lo miro muy curiosa. ¿Entonces por que aceptaría que lo golpeasen asi.

- Entonces...

- No es de tu incumbencia – La azabache solo le sonrio y no pregunto mas.

Inuyasha aun estaba confundido. Habia perdido contra Bankotsu, le había dado una paliza y, como si eso fuera poco, aun seguía imaginando a Kikyo con ese hombre. En la cama, manteniendo relaciones. Besandose y disfrutando uno del otro.

Sin notarlo comenzó a gruñir, lo que sorprendio a la pequeña azabache. Su curiosidad podía mas, pero él ya había dejado en claro que no era su problema. Pero aun seguía picándole intriga ¿Seria buena idea preguntarle?

-¿Estas bien? – Pregunto preocupada al ver como su ceño se fruncio cada vez mas y mas - ¿Necesitas algo?

El peli plata la miro fijamente. Era una mujer bella, tenia un rostro aniñado, pero su cuerpo era muy desarrollado y, ahora que la miraba bien, tenia unas curvas de infarto. Unos muy buenos senos, una pequeña cintura, una cadera prominente y un muy desarrollado trasero. No seria tan mala idea olvidarse de esa maldita con esta niña ¿No? Queria probar que se sentia besar a otra mujer luego de tanto tiempo.

Desengaños y amorWhere stories live. Discover now