Capítulo 08.

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JiMin aún no podía sacarse de la cabeza lo de su jefe,  ni tampoco el hecho de que TaeHyung se fuera de aquella manera repentina, cualquiera diría que salio como alma que lleva el diablo, no quiso dar explicación alguna, sólo se fue.

El pelinaranja soltó un suspiro terminando de secar los platos usados a la hora de la cena, el señor Min había tenido dos visitas más, aparte del amado de su amigo Tae, aun no sabia la relación entre este y Min, ni tampoco la del modelo y su hermana quienes se habían ido hace un par de minutos atrás,  preguntarle a la sirvienta tampoco serviría de mucho ya que no era de su agrado y preguntarle a su madre sería en vano y terminaría siendo tachado de chismoso o metiche, vio a su progenitora dejar una taza de café sobre la mesa lo que llamo su atención.

—¿Y esto?
Preguntó el menor mirando aquella taza humeante.

—El señor Min lo pidió,  podrías ir a dejarlo,  yo me encargaré de sacar la basura.

Su madre tomó aquellas bolsas negras plásticas y salio, más opciones no tenia, era llevar la taza o llevarla, soltó un suspiro tomando aquella, no tenía intenciones de ver a Min luego de lo ocurrido en la habitación, no sabia ni como catalogar aquello, aun se encontraba procesando lo sucedido.

Suavemente con sus nudillos tocó la puerta del despacho una vez que llego allí, la voz profunda y varonil que escucho en señal de ingreso lo puso algo nervioso.

Con pasos cortos llegó hacia aquel escritorio, con cuidado dejo aquella taza, no quería cometer algún error como la vez que sirvió el vino, sin duda aquel día quería borrarlo de su memoria.

—¿Se le ofrece algo más señor?

Preguntó un poco cabizbajo, Min dejo las hojas que tenia entre sus manos a un lado para ponerse de pie, sus pasos pasaron de largo, para cuando JiMin levantó su vista la puerta del pequeño lugar fue cerrada.

Min aún tenía en mente su objetivo, y claramente creía que iba por un buen camino, ver al menor como un pequeño e inofensivo animal atrapado entre cuatro paredes era una completa diversión para él, estaba seguro que poco a poco lograría su cometido y aquel pequeño cuerpo pronto le pediría ser tomado entre sus brazos.

JiMin no pudo hacer más que apoyar su cuerpo contra el escritorio, sentía  su corazón latir de prisa, sus manos empezaron a sudar, y solo decidió bajar la cabeza, miro como los pulcros zapatos negros llegaban hacia un par de centímetros de los suyos, no, Park se negaba rotundamente a levantar la cabeza, las manos pálidas fueron puestas a cada lado de su cintura, podía sentir el calor corporal subiendo de manera rápida, trago en seco ante tan brusca cercanía, lentamente su mirada fue subiendo, pudo notar aquella nuez de adan, hasta dar con los finos labios de este, al terminar de levantar el rostro su nariz rozó con la contraria, estaba tan cerca que podía sentir la respiración ajena, y ahí fue cuando no pudo pensar más, su mente se nubló rotundamente, su mirada se concentró en aquellos labios por un corto segundo, sus ojos pasaron de la boca ajena hacia aquel par de orbes que poseía el mayor, pronto sintió la fría mano de su mayor hacer tacto con su caliente mejilla derecha, la yema del pulgar contrario acariciaba parte de su rostro con cuidado, con ternura, aquel mismo dedo se desplazó hacia la parte de los labios de Park.

El menor no fue consciente del momento en el que su mayor decidió juntar ambos labios, solo podía sentir la boca ajena moverse sobre la suya en un ritmo lento, JiMin estaba a punto de ceder y dejarse llevar por el pasional momento, pero un carraspeo tras la espalda de Min lo hizo empujar a este, se limpio los labios rápidamente, aquel sujeto que había sido espectador de la escena lo miraba de pies a cabeza, sus brazos los cruzó a la altura de su pecho, pero de a poco apareció una sonrisa burlona en sus labios.

【Satiriasis】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora