『 9 』

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Hoseok

Cuando Hyungwon entro en el auto se veía espantosamente pálido. Su mirada estaba perdida y vidriosa. Estaba actuando justamente como lo había hecho la noche anterior. ¿Pero qué diablos había provocado esta reacción en él? Por supuesto que había visto cuando Minho lo beso, pero ¿se había puesto así solo por un beso? ¿Qué demonios le había hecho este tipo para que él le temiera tanto?
- "¿Te sientes bien?"- Pregunte preocupado. Parecía que fuera a vomitar en cualquier momento.
Él asintió con la cabeza sin dirigirme la mirada. Lo observe por unos segundos para asegurarme de que no vomitara cuando el auto se moviera y conduje hasta su pent-house. Él no hizo ningún sonido en todo el camino. Parecía una estatua. Una vez que abrí la puerta del apartamento, él paso y se sentó en el sofá de la sala. Abrazo sus piernas y apoyo su barbilla en sus rodillas. Se veía tan perturbado y asustado que mi pecho se apretó dolorosamente. Odiaba verlo de esta manera, odiaba que actuara así. Prefería mil veces cuando el andaba con su frente en alto y mandando al demonio a todo el mundo, con esa sonrisa arrogante que le lucia tan bien. Verlo tan decaído y asustado me hacía querer abrazarlo y asegurarle que todo iba a estar bien.
Me senté a su lado cuidadosamente, no queriendo espantarlo. Había aprendido en poco tiempo que el temperamento de Hyungwon era algo explosivo. Entonces el hizo algo que nunca esperaría ni en mis mejores sueños.

Me abrazo.

Si no es por el ritmo de su respiración
no me doy cuenta de que estaba llorando. Lo envolví con mis brazos y él acurruco su cara en la curva de mi cuello. No sabía qué hacer, solo sabía
que quería matar a lo que fuera que hizo llorar a este pobre chico. Haría lo que fuera para verlo de nuevo sonriendo y coqueteando descaradamente conmigo.
- "Shh... bebé ¿Qué pasa?"- Susurre
alejándolo para poder ver su rostro. Me rompió el corazón verlo tan vulnerable. Lagrimas rodaban por sus mejillas y su labio inferior temblaba. Él bajo la mirada como si estuviera avergonzado. Limpie sus lágrimas con mis pulgares
-"¿Qué pasa?"- Repetí ya que no contestaba. Lo que sea que estaba mal, iba a arreglarlo solo para él.
-"Y-yo... No puedo seguir con esto"- Respondió en un murmullo roto.
- "¿Seguir con que, muñeco?"- Pregunte suavemente acariciando su cabello.
- "¡Con todo esto!"- Contesto señalándose a sí mismo frustradamente -"¡No quiero hacer esto, no puedo hacer esto!"- No entendía de qué demonios estaba hablando pero por otro lado, nunca entendí lo que decían las personas
mientras lloraban.
- "¿Esto tiene algo que ver con
Minho?"- Dije tratando de entender que decía. Inmediatamente él se tensó y se movió incomodo, alejándose de mí. Error mío.
- "Algo"- Murmuro después de un largo momento de silencio.
- "Hey, puedes contarme lo que sea... soy bueno escuchando"- Comente con una sonrisa intentando que se sintiera seguro.
Él me miro a los ojos, vi sombras de
dolor en ellos. Taladrando con esos ojos cafés en los míos. Como si tratara de ver dentro de mí. No aparte la mirada. Quería que él confiara en mí. Estaba completamente hipnotizado por él. En este momento me sentí muy cerca de el, al verdadero él. Entonces mi mirada cayó en sus labios. Esos labios carnosos y rosas, que ahora sabía que sabían tan bien como lucían.
La parte racional de mi cerebro, me
recordaba mi trabajo. Me decía que si
me involucraba con él solo iba a lastimarlo, por no mencionar romper la ética del trabajo. Pero mi parte no
racional me gritaba que lo besara apasionadamente hasta que ambos
quedáramos jadeantes y nuestras pieles ardiendo por la del otro. Y como todo hombre, le hice caso a mi segunda cabeza.
Me incline y reuní mis labios con los
suyos, besándolo ferozmente.
Él me devolvió el beso con la misma
hambre que yo sentía. Sus manos
tomando mi rostro entre ellas, inmovilizándolo. Como impidiendo que me alejara. Claro, como si eso fuera a pasar. Mis manos revoloteaban por su cuerpo, de sus hombros a su cintura. Toda el era perfecto. Con curvas en los lugares adecuados y una pequeña cintura que tenía miedo de romper con mis manos gigantescas. Me estaba volviendo loco de deseo y sus pequeños sonidos solo me lanzaban más hacia el borde. Parecía no poder tener suficiente de él. Empuje su cuerpo hasta que estuvo recostado a lo largo del sofá. Me erguí sobre él sin separar mis labios de los suyos. Él rodeo mi cintura con sus piernas haciéndome sentir el calor de su erección contra la mía, arrancando un gemido de mi garganta.
- "Hoseok"- Jadeo contra mis labios.
Oh, mi nombre nunca había sonado tan bien. Nada tan bueno para el ego de un hombre como un hombre o mujer gimiendo tu nombre. Deslice mi brazo debajo de sus rodillas y la levante, caminando en dirección hacia su habitación con mis labios pegados a los de él. Hyungwon se aferró a mis hombros mientras asaltaba mi boca con esa traviesa y deliciosa lengua suya. Entre en su habitación y lo acosté en la cama. Me separe de sus labios y me dedique a deshacerme de sus zapatos y ropa, dejándolo en unos boxers de encaje negro.
Tuve que contener otro gemido que
quería salir de mi garganta al ver lo sexy que se veía, con su espeso cabello rubio cayendo sobre su rostro. Tan jodidamente hermoso. Él me miraba con atención, siguiendo todos mis movimientos, inseguro de que hacer.
Me saque toda la ropa quedando en mis bóxer y me acosté a su lado.
En un segundo toda la inseguridad que había en él escapo de su cuerpo y
estaba a horcajadas sobre mi cintura, de modo que tenía una pierna de cada lado. Me beso apasionadamente dejándome sin aliento. Gire para que él volviera a estar a mi lado y me obligue a separar mis labios de los de el, aunque eso era lo último que quería hacer. Dios, había tantas cosas en mi mente que quería hacer. Él me miro confundido. Le di la vuelta para que él me diera la espalda y después lo atraje hacia mí, para que el pudiera acurrucarse en mí. Alejando mí parte inferior de el antes de que el bulto en mi bóxer me delatara. Aunque estaba bastante seguro de que él ya lo había notado.
- "Hora de dormir"- Susurre en su oído.
Él se relajó contra mí y pronto escuche su respiración profunda que me indico que ya estaba dormido. Suspire pesadamente. Cerré los ojos tratando de pensar en cosas para nada sexys para aliviar un poco el dolor de mi entrepierna. Era prácticamente imposible cuando lo tenía a él en mis brazos, cuando podía oler su delicioso aroma, cuando podía inclinarme y saborear su piel. Dios, como hubiese querido hacerlo mío esta noche. Moría de ganas por hacerlo. Pero no sería justo para él. Estaría muy mal hacerlo. Después de haberme aliado con su padre para tenerla vigilada. Por mucho que lo deseara no podía, pero él me hacía perder el control que estaba acostumbrado a tener en mi vida. Me hacía olvidarme de que en realidad necesitaba el dinero y me hacía querer mandar todo al demonio e irme lejos con él. Si las cosas seguían como iban, no estaba seguro de lo que iba a hacer.
Pero iba a terminar mal.

Guardaespaldas «2won»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora