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Había pasado los días y ya toda la escuela se había enterado que Tobias no le gustaba las chicas; las que esparcieron la noticia fue el grupo de amigas de Erika, como venganza del grosero rechazo que Tobias le dio a su amiga la rubia; sin embargo, Tobias no parecía afectarle aquello. Y gracias a su gran estatura y fuerza, ningún bravucón se atrevía en meterse con él.

Pese a eso; los chicos abiertamente gays jugaban el mismo papel que las chicas en el primer día de clases. Por alguna razón, Tobias también había rechazado a los chicos, y en horas del almuerzo siempre se me quedaba mirando, cosa que me incomodaba.

Ernie caminaba apresuradamente cada vez que se encontraba a Tobias por los pasillos. Dylan trataba de emboscarlo para hablar con él, pero Ernie también lo evitaba. Intentaba preguntarle a Dylan que tanto hablaba con Ernie, y cuando iba a ser el momento en que me enteraría del porque <<Tobias es muy peligroso>>

Llego el sábado y me levanté tarde. Prepare el desayuno y limpie la casa. Le pregunte a mi padre si quería ir conmigo a dejarle flores a la tumba de mamá, me señalo su pierna, y entendí que amaneció con más dolor de lo acostumbrado y que hoy se le haría muy difícil caminar. Después de la herida de guerra, él ya no era tan fuerte. Me dio dinero para comprarle dos ramos de flores, uno de mí parte y el otro de él; lo abrace y me despedí de él.

Tome el ómnibus, aunque prefería ir caminando, el cementerio de la Ciudad estaba muy lejos de mi casa.

A la media hora llegué, todo estaba rodeado de césped y unos estrechos senderos conectaban las tumbas, que por regla del lugar, las lapidas eran del mismo modelo: blancas y tan bajas que se podía ver a lo lejos las personas visitando las tumbas de sus seres amados.

Compre las flores en una tienda muy cerca del cementerio, y camine por el sendero con dos ramos de lirios blancos, sus flores preferidas. Llegué a la lapida de mi madre, en el mármol blanco estaba escrita unas letras:

<<Aquí yace Sofia Mayer, madre y esposa>>

<<1975-2011>>

Me arrodille y le deje los lirios a las lados de la lapida. Me quede unos minutos en silencio admirando la tumba. Me puse de pie y mi expresión seria y nostálgica cambio cuando a unos pocos tramos de mí venia caminando Tobias, con su piel bronceada, cabello y ojos cafés, y las perforaciones en su oreja izquierda.

Di media vuelta con la esperanza de que no me vio, pero ya era muy tarde.

–¿Hanzel? –me detuve en seco y me gire fingiendo una sonrisa.

–Ho-hola Tobias.

–¡Vaya! Nunca pensé que te encontraría en un lugar como este. ¿A dónde te diriges?

–¿Yo? Eh... a casa.

–¿En doné vives?

Me quede en silencio por unos segundos, recordaba las palabras de Dylan de que él era peligroso, y no era aconsejable que supiera donde vivía. Pero él estaba ahí parado con su típica expresión seria, aunque en sus ojos se podría atisbar un aire juguetón.

–En Little Moon.

–Paso por ahí al llegar a casa –se hurgo los bolsillos del pantalón y saco unas llaves–. ¡Vamos! Te llevare.

Se adelanto a mí y yo lo seguí dando pequeño pasos. No quería llegar a su auto, y si me sinceraba conmigo mismo, no era por la advertencia de Dylan la causa de no querer estar junto a él, era su mirada intimidante. Tobias parecía un chico al que no le importaba lo que pensaran de él, por eso le importa un pepino que sepan que es gay ¿Y si yo le gustaba? Podría besarme en público ¿Y si mi padre se entera que estoy con un chico gay, que me pasaría?

Mi AcosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora