Los 5 acercamientos de Kuroo + el intento de Kenma ; Kuroken

1 - Primer intento

Era un día normal y corriente, Kenma miraba por la ventana sin atender la clase de matemáticas que estaba teniendo en ese instante. Solo podía pensar en ir a su casa lo antes posible cuando terminaran todas las clases para estrenar el nuevo videojuego de fantasía que se había comprado hace un día.

Suspiró cansado mientras miraba como el viento movía las hojas de los árboles del exterior, no le solía gustar estar en sitios al aire libre pero cualquier cosa era mejor que esa agobiante aula de clase de la que quería salir de una vez.

Era raro porque a la vez pensaba en qué estaría haciendo su amigo de la infancia, Kuroo.

Le ponía un poco nervioso pensar en que su amigo probablemente le obligaría a ir al entrenamiento de voley aunque se lo tuviera que llevar a la fuerza, y ese día Kenma enserio no quería ir.

Sonó el timbre y justo como Kenma temía Kuroo apareció en la puerta esperándole. El teñido suspiró cansado mientras guardaba sus cosas y al terminar se acercó sin ganas al mayor.

-¿Has tardado tanto en recoger a propósito?- Cuestionó el pelinegro y Kenma decidió no responder, realmente se le daba mal mentir.- Me tomaré eso como un sí...dime, ¿por qué no quieres ir al entrenamiento hoy?

Kenma bostezó mientras juntos comenzaban a caminar hacia el gimnasio.

-La verdad es que quería probar un nuevo videojuego que me compré ayer...- Admitió el rubio y Kuroo le miró curioso.- No te molestes en arrastrarme hacia el gimnasio, soy consciente de que tengo que ir...

-¿Y por qué no vamos a tu casa?

Esa pregunta tomó desprevenido a Kenma, el cual abrió sus ojos con sorpresa y desvió su mirada del más alto confundido.

-Quiero decir... ¿no querías probar un videojuego...?- Murmuró Kuroo mientras rascaba su nuca con cierto nerviosismo.

-¿Enserio hablas de saltarte un entrenamiento?- Musitó sorprendido Kenma mirando por fin a Kuroo. Éste en cambio solo mantenía su vista fija en el camino con una expresión indescifrable.

-No lo digas de esa forma... hace que parezca un mal capitán... además... merecemos un descanso...

-¿Enserio eres Kuroo?

-Kenma idiota, claro que sí, ¿tienes algún problema con eso?

-No realmente, solo me sorprendió.- Concluyó Kenma y después solo hubo silencio hasta que, tras unos minutos, llegaron a la casa del teñido.

-¡Ya estoy en casa!- Dijo Kenma al cruzar la puerta y dejó sus zapatos en la entrada. Kuroo imitó su acción.

Pronto la madre del teñido vino a recibir a su hijo llevándose una sorpresa al ver a Kuroo pero no obstante también le recibió bastante alegre.

Después de unos minutos hablando con la madre de Kenma los dos finalmente subieron a su cuarto y mientras Kenma encendía la consola Kuroo se tiró a la cama como si fuera la suya propia.

-Oi Kenma, ¿puedo dormir en tu cama?- Preguntó Kuroo mientras se sentaba al borde de esta.

-No.- Dijo firme el teñido mientras se sentaba a su lado esperando a que la consola se encendiese de una vez.

-Kenma eres cruel.

-Soy realista.

-No eres realista, ¡estoy seguro de que no te quejarías si yo durmiera en tu cama!

-¡Claro que lo haría! ¿Dónde dormiría yo si me robas la cama?- Dijo Kenma ofendido y Kuroo le miró extrañado.

-Conmigo, está claro.- Dijo como si fuera algo obvio y Kenma volvió a abrir sus ojos con sorpresa mientras apartaba la mirada.- ¿Qué sucede Kenma? Pareces nervioso.

El teñido no sabía si Kuroo enserio estaba confundido por su reacción o si solo estaba molestándole más con el tema. Kenma volvió a mirarle para quejarse de lo idiota que era pero se quedó callado al ver una sonrisa burlona en el rostro del mayor. Vale, definitivamente no estaba extrañado, realmente solo estaba molestándole.

-Oye Kenma.- Murmuró Kuroo exaltando levemente al teñido.- Si sigues mirando mis labios tan intensamente querré besarte.

Kenma sintió sus mejillas arder con fuerza y apartó su mirada lo más rápido que pudo. Kuroo estaba dispuesto a volver a hablar pero una corta música le interrumpió antes de poder comenzar.

Los dos chicos miraron hacia la televisión percatándose de que la consola acababa de encenderse. Decidieron no decir nada sobre ese pequeño acercamiento que habían tenido hace unos segundos y pasaron la tarde jugando competitivamente.