objetivo/obstáculo » taegi

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Por fin lo acabé.

Ni lo edite bien, jeje, para que no mE CORRIJAN EN NADA, PERDEDORES.

☁☁☁

Yoongi estaba viendo su telenovela favorita.

-No puedo creer que Rosa Melano haya engañado a Elver Gaparada. - Negó con su cabeza, claramente decepcionado.

-Amiguis, creo que deberías estar trabajando en lugar de ver la novela.

-No me digas que hacer, amix. Ten, tragate un puño de chispas de chocolate y déjame ser.

Entonces Yoongi procedió a abrir el frasco con chispas de chocolate y pasárselo a Taehyung, para que así el chico con la bandana le dejase ver su súper serie para gente adulta y sin dignidad.

Yoongi por fin había ido a trabajar después de ausentarse por haber muerto el otro día, su jefe desmayándose cuando le vio esa tarde llegar como si el mundo estuviese a sus pies -cosa que así era-. Lo nuevo de ese día de trabajo para Yoongi, es que Taehyung estaba con él, el castaño de alguna manera no queriendo separarse ni un sólo segundo de Yoongi desde que le rescataron del sótano. Y Yoongi estaba feliz, bien japi birdei el nene, aceptando de inmediato cuando Taehyung le pidió permiso para acompañarle al trabajo y después arrepintiéndose pues si Taehyung estaba alrededor, era obvio que Yoongi no podría desempeñarse como se debe.

Aunque la realidad era que Yoongi no necesitaba de una distracción como Taehyung, ya que nunca se desempeñaba como debía.

Pero seguían sin despedirle en el trabajo, siendo que Yoongi le daba algo de buen aspecto a la heladería, el disfraz de gato quedándole de maravilla. Siempre y cuando Yoongi no hablase y se mantuviera sólo con los bigotes, orejas y cola de gato, las ventas incrementaban. Había mucho enfermo por ahí que gustaba de tomarle fotos al pequeño Yoongi gruñendo a los clientes cuando les cobraba su helado.

-Hoy hay muchas nenorras. - Dijo Suran colocándose a un lado de Yoongi detrás del mostrador, estando Taehyung del otro lado en la barra, con la malteada a medio beber ya que seguía comiendo del frasco de las chispitas.

Yoongi frunció sus labios, observando el establecimiento. Suran tenía razón, siendo que cuando a Yoongi le tocaba trabajar, la mayoría de los clientes eran hombres-chicos vestidos de forma sospechosa que se la pasaban con el teléfono en la mano fingiendo mensajear con alguien cuando lo que en realidad hacían era fotografiar a Meow pene gordo escupiendo en las malteadas antes de entregarlas y teniendo orgasmos cuando Yoongi les gritaba en sus caras que dejaran propina o les quemaría sus casas.

Pero hoy era diferente, siendo que la mayoría de los clientes eran mujeres-chicas vestidas con su uniforme escolar o como si viniesen de la oficina, con su teléfono en mano y mejillas sonrojadas grabando al chico castaño de la bandana comer las chispas de chocolate hasta dejar sus mejillas rellenitas y mirar la telenovela que pasaban en el televisor del lugar con ojos muy abiertos mientras un par de niñas pequeñas estaban reunidas a su alrededor chillando por lo atractivo que era y pidiendo que sea su príncipe encantador.