Sarada le pidió a Boruto que le colocara el corpiño, lo cierto era que no parecía buena idea. De esa forma se tentaría, sin embargo, se guardó sus instintos. Ya habían hecho algo que no debieron y sin pena alguna, estaba satisfecho. Todavía sentía el calor en su cuerpo y su corazón palpitaba con fuerza. Se colocó las tiras y acomodó sus pechos, Boruto solo debía abotonar los encajes. Estaba nervioso, de solo rozar su piel, sus manos transpiraban. Se sonrojó, nunca creyó que se excitaría por algo tan sencillo. La pelinegra se volteó al notar que estaba colorado, cuando logró poner los encajes, se sentó sobre sus piernas avergonzado. Acto seguido besó su cuello, ella se entumeció al contacto y se sonrojó, todavía seguía algo sensible.
-Boruto, debemos salir de este lugar. Ya es de noche y mis padres empezarán a llamarme-dijo. Sacó su teléfono para ver la hora, al darse cuenta que eran más de la nueve, comprobó otra cosa-. Oh, fantástico. No tengo señal, ni datos móviles, ni Internet.
-En resumidas, estamos encerrados e incomunicados-soltó una carcajada por los nervios-. El cielo escuchó mis plegarias. Quedarme encerrado con mi novia una noche entera.
El chico recibió un golpe en el estómago y se retorció del dolor. Miró exasperado a la pelinegra, ¿cómo podía golpearlo? Solo era una inocente broma, pensó. Soltó un soplido y la abrazó por la cintura, mientras ella se colocaba la remera, él la ayudó y rozó su cintura con cuidado. Una vez más sintió un escalofrío. Quería que dejara de tocarla o volvería a excitarla. Cuando se terminó de colocar la camisa, él se aferró a ella por detrás, besó su cuello y se impregnó de su champú olor a vainilla. En verdad amaba el olor de ese champú. Ella acarició sus manos sobre su cintura y se tumbó un poco hacia atrás, para recostarse sobre su hombro, él la sujetó con fuerza. Cariñosamente, jugó con sus cabellos y besó su nuca, debajo de su oreja, la lamió con afecto.
-No dejas de pensar en cosas pervertidas-lo regañó. Boruto se sobresaltó sonrojado.
-No es eso-tartamudeó-. Bueno, solo un poco. Es que no me puedo resistir-soltó una leve risita-. Quisiera quedarme contigo más tiempo. No soporto la idea de que te vayas lejos de mi. No quiero que estés con otro....
-No pienso engañarte, tonto-besó su cuello mientras se acurrucaba-. En todo caso tu no me dejes por otra. Eres popular, cualquier chica podría conquistarte.
Boruto soltó una carcajada fuerte y está vez besó sus labios con cuidado, despacio, saboreando sus labios húmedos, al soltarse la miró con ternura.
-Nunca encontraré a una chica igual que tu-acarició sus mejillas-. Eres única e irrepetible y no te cambiaría por nada del mundo. Y la mayoría de las chicas que se me acercan, son niñas mimadas y aburridas-volvió a besarla con cautela-. ¿Entiendes?
Asintió con el mentón y besó sus labios una vez más. No dejaba de hacerlo, era adictivo y sentía que lograban conectar de una manera especial. Boruto la besó con suavidad, lento, tortuosamente. Mientras acariciaba sus largos cabellos. Dejaron de besarse cuando se cansaron y sintieron que estaban incómodos. Sarada escuchó que su estómago rugió, se rio por dentro, en el segundo ruido, ya no pudo evitarlo y soltó una carcajada.
-¿Tienes hambre?-él se sonrojó.
-¿Cómo lo sabes...?
-Tus tripas me lo dicen-dijo entre risas.
Boruto hizo una puchero y se avergonzó por eso, ¿cómo podía ser tan cruel de reírse de su apetito? Como castigo sus manos bajaron hasta su abdomen y lo frotó, logrando hacerle cosquillas. Se retorció al sentir el temblor y se abrazó a él, para que deje de hacerle cosquillas. Sin poder evitarlo, volvió a abrazarla y besó su cuello en modo juguetón. Ella soltó varias risas más y se aferró a su cuello, dejó que su lengua bajara hasta sus pechos aún teniendo la ropa puesta. Sintió cosquillas de placer esta vez.

BINABASA MO ANG
El Armario (Borusara)
FanfictionPor una estúpida tradición terminaron encerrados en un armario. Todo fue obra de sus tontos amigos y... ¿Sarada qué es lo que sientes por mí? Sarada se confiesa de una manera extraña y el rubio no tiene idea de cómo reaccionar. ¡¿Debería guardar...