XVII.Aún duele

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Luego de escuchar la voz alarmada de David, André gritó algo con dificultad desde la posición en la que ambos se encontraban y con delicadeza salió del interior de Oscar. La rubia sintió un estremecimiento en el momento en el que se rompió su unión y como si de una muñeca se tratara André la puso de pie, la apoyó en el escritorio y comenzó a arreglarla.

El corazón se le encogió al verla así. Después de lo dicho por su amigo, Oscar no dijo nada más y solo miraba a un punto indefinido en el espacio mientras las manos de André acomodaban su ropa.

- Mi amor, escúchame...

- Tengo que ir a ver a mi padre. - Habló casi susurrando, Estaba a punto de salir del lugar pero sintió un mareo y se tambaleó. Tenía un mal presentimiento.

- Tranquila. - Besó su frente. - Yo iré contigo, no me sueltes. - La tomó de la mano con algo de fuerza para que no se soltara. La sentía frágil, de un momento a otro la sentía más débil que nunca.

Salieron y caminaron lento mientras ambos veían a mucha gente correr de aquí para allá. Al llegar a la puerta de la habitación del ex general, André tocó muy despacio y la puerta fue abierta por David. Repentinamente Claire salió de la nada y se abrazó a André, alejándolo de la rubia abruptamente y ella sintió que se lo quitaban para siempre.

- Lo siento mucho cariño, esto es una pena. - Dijo con genuina tristeza, refugiándose en el pecho de André.

Claire lo arrastró a otra parte y entonces Oscar se dio cuenta que nuevamente había sido un juguete para el padre de su hijo, por mucho que haya imaginado que la veía con amor, eso de seguro solo era parte de su propio amor que añoraba ser correspondido, pero ¡qué equivocada estaba! Sintió asco de ella misma porque una vez más había caído presa de su deseo. Respiró profundamente, tenía que ser valiente.

- Oscar...

La débil voz de su padre la sacó de sus pensamientos. Sintió un nuevo mareo pero afortunadamente unos brazos la rodearon e impidieron que cayera, eran los de David.

- Gracias. - Éste solo le sonrió con dulzura.

No supo en qué momento pero ya estaba sentada al filo de la cama mientras el médico solo le hacía una leve venia.

Todos salieron de la habitación a excepción del doctor.

- Lo siento mucho, cometí tantos errores Oscar, pero yo en verdad creí que lo hacía por tu bien.

¿Por qué su padre hablaba de eso justo en ese momento? El ex general quería seguir hablando pero un gesto de dolor apareció en su rostro y se llevó la mano al pecho.

- ¿Qué es lo que tiene doctor? - Preguntó en un hilo de voz.

- Su padre sabe que no hay más por hacer, su enfermedad está muy avanzada, sus pulmones y garganta ya están muy dañados.

Hasta ese momento su mirada había estado fija en la envejecida mano de su padre pero después de escuchar aquello lo miró fijo a los ojos, como hace mucho no lo hacía.

- ¿Desde cuándo lo sabes? - La voz se le quebró y no hubo respuesta. Su padre también posó la mirada en la de ella. - ¿Por qué no dijiste nada?

- No creí que fuera necesario. - Apartó la vista de su padre y ahora la fijó en el doctor.

Sin poder contenerse más comenzó a llorar.

MI AMOR POR TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora