Epilogo

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Narra Luke

Las risas de ____ hacían eco en la profundidad del bosque. La suave brisa primaveral pegaba contra mi cuerpo desnudo mientras corría entre los árboles intentando no caer al suelo por una maleza.

Hoy era diez de mayo, con ____ cumplíamos siete meses de ser novios y ella había pedido como regalo hacerlo en el bosque tras mi consulta. ¿Extraño, no? Pero desde que ella se había entregado a mí completamente no hacía nada más que saciar cada una de sus fantasías.

____ se había convertido en una adicta sexual.

Una vez más su suave risa llegó a mis oídos devolviéndome al mundo real. El aire estaba enfriando al igual que mi calor interno.

-Vamos, Luke, encuéntrame -moví mi cabeza reconociendo el lugar donde ella se escondía. Tras una inmensa roca a un lado del pequeño riachuelo.

-¡Allá voy! -grité, saltando las hojas que el otoño había dejado tratando de pasar desapercibido tras su oído para que no se diera cuenta de que ya la había encontrado.

Porque ella era una mala persona jugando a las escondidas.

Las hebras de su cabello color marrón caían delicadamente por la roca y un pedazo de su piel desnuda se mostraba por un lado.

Una rama se quebró bajo mi pie y sentí como la respiración de ____ se detenía. Mierda.

-Atrápame -susurra, levantándose y corriendo entre el pequeño riachuelo, dejando su respingado y redondo culo a la vista.

-Esta helada -me quejo, saltando entre las pequeñas rocas en el fondo del río.

-Eres una niña -murmura con vacilante diversión, girándose frente a mí.

-Si lo soy -lo aceptó, haciendo una mueca al sentir el agua congelada salpicar mi cuerpo-. Vamos, salgamos de aquí, me estoy enfriando -digo, refiriéndome a mi erección. Ella ríe tapándose la boca.

-Puedo calentar eso.

-Pues ven -masculló, abriendo mis brazos en una deliciosa bienvenida.

La veo caminar con dificultad hacía mí meneando su cuerpo, incitándome. Prontamente el frío de mi cuerpo se desvanece dejando un gran calor interno. Esta chica no sabía lo que provocaba en mí.

-No más escapatorias -susurro, besando su cuello, pegando su cuerpo al mío. Una carcajada de su boca provoca escalofríos en mi cuerpo.

-Fue divertido. Además, era eso o hacer el espectáculo frente a tu secretaria.

-¿Camille estaba viéndonos? -pregunto, frunciendo notoriamente el ceño.

-Sí, ella está realmente loca por ti. Podía sentir sus ojos matándome.

-Bueno, yo solo estoy loco por ti. Completamente loco -me inclinó para besarla con una sonrisa.

Mi mano se desliza por su cuerpo ahuecando su trasero. La levanto mientras sus piernas se envuelven alrededor de mi cintura como una enredadera. Con un suave y lento movimiento, entro en ella, deleitándome con su humedad. Siempre tan bueno como la primera vez.

-Te quiero -murmura jadeante. Sus mejillas sonrojadas la hacen ver como la mujer más hermosa del universo. Sonrió, besando su rostro con pequeños y húmedos besos.

-Yo también te quiero, te quiero muchísimo -jadeo, deslizando me dentro ella una y otra vez sin cesar.

~

-No -murmure de forma desaprobatoria apartándola de mí. A duras penas.

-Luke, vamos, sabes que quieres -murmuro seductora. Su lengua recorrió mi mentón causando una gran sacudida en mi interior.

-Sí quiero -reconocí, mi voz tembló-. Pero no aquí, tengo pacientes afuera y la oficina no es insonorizada, además, tengo una cita en... -miré mi reloj y abrí los ojos. El nuevo paciente tendría que estar dentro en un minuto-. ¡Ahora!

Poniendo en orden mi camiseta color gris y la chaqueta que en algún momento fue arrancada de mí. Saque a ____ suavemente de mi regazo y acomode mi pantalón tratando de bajar de cualquier manera la majestuosa erección.

-Te prometo que haré todo lo que quieras en casa. Pero ahora no, el nuevo paciente tiene que estar aquí y por lo que sé tiene un problema parecido al tuyo.

Me dirigí a abrir la nueva puerta color caoba. ____ había dicho que la puerta blanca no iba ni venía con el diseño y después de tantos años de ver la misma decoración, decidí cambiarla. Pero la puerta no habría, esa pequeña ninfa la había cerrado con llave.

-Abre la puerta, ____. Tengo que ver a un paciente.

-Oye -murmuro. Acariciando con su dedo mis labios-. Soy yo, la siguiente chica que viene soy yo.

-¿Qué? -pregunte asombrado, volteándome.

-No sabes las ganas que tuve el primer día que te vi de sacarte la ropa y que me hicieras el amor en aquel sillón.

-Pero...

-Doctor Hemmings. Siéntese por favor y deje de pervertir a sus pacientes -Diablos, esta chica era complicada. Camino meneando su culo y se sentó en el sillón. Cohibida como la primera vez.

¿Qué clase de juego era esté?

-_____.

-¿Si, Doctor Hemmings? -pregunto, sin quitar la vista de la ventana. Suspiré, sentándome frente a ella con una sonrisa y negando con la cabeza al momento que empecé a entrar en el juego.

-Bueno, ____ ¿me dirás por qué estás aquí o te dedicarás a observar todo como una niña pequeña? -pregunte, usando las mismas palabras que en un comienzo. Ella ríe y me mira.

La misma expresión que aquel día.

-Es difícil para mí decirlo... tu no entiendes -me gruño, jugando con sus dedos.

-Venga, nena, dime. Muchas personas vienen aquí todos los días con problemas. El tuyo será solo uno más-ella suspiró en una fingida actuación y se inclinó. Dejando su escote abierto y sus pechos a mi vista.

-Con mi novio comenzamos hace tiempo a, bueno, ya sabes -dijo divertida. Sonreí y cabecee esperando a que continuara-, pero hay algo que no hemos hecho y bueno, como tú eres un sexólogo. Pensé que me podrías ayudar.

-¿Qué? -pregunte en un jadeo. Habíamos hecho el amor de todas las maneras que nos podemos imaginar, dudo que alguna cosa se nos haya olvidado.

Sus rodillas se frotaron sobre el frío suelo y quedo entre mis piernas. Nuestras bocas tocándose.

-Enséñame a hacer sexo oral, sexólogo. Enséñame -murmuro.

Mi cuerpo se tensó ante su petición y antes de que tuviera tiempo para pensar. Sus dedos desabrocharon mi pantalón y sus manos se metieron bajo mi bóxer.

-Tengo veinticinco años y jamás he hecho el sexo oral. ¿Me enseñarías, Doctor Hemmings? -preguntó roncamente, besando mis labios.

-Sí -murmure, incapaz de decir alguna otra cosa, porque cualquier cosa que quisiera aprender. Con gusto se la enseñaría.

----> Muchas gracias por leer.

Virgen a los 25. (l.h)Where stories live. Discover now