❝Pálido Ángel❞

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Curious Boy.

Lo miraban, aveces muy fijo antes de esquivarlo y fingir que no lo hacían.
Observó su propio atuendo, preguntándose si esa sería la razón, aunque no era nada fuera de lo común, solo colores oscuros y su pelo alzado como le gustaba,  las personas iban por ahí tan coloridas, quizá sólo era eso.

Eligió tres libros que captaron su atención, y un clásico que deseaba leer desde el año pasado, ahora tenía el tiempo suficiente para hacerlo.
Se acercó al mostrador y tocó una campanilla, nadie estaba cerca, la tocó de nuevo y esperó, nada. Frunció un poco el ceño y lo hizo de nuevo, un chico de más o menos su edad se acercó mascando goma, claramente irritado

"Está bien, ya escuché" refunfuñó, pero su voz no expresaba molestia alguna, sino burla, un tanto cínica y divertida. Robert trató de no verse intimidado "Los estantes son una mierda, están de la A a la Z y siempre ponen las V en otras partes que no son, los niños de primaria son lo peor"

"Supongo que si" respondió en voz baja, mirando como quitaba las etiquetas y anotada los títulos en una libreta pequeña

"¿No eres de por acá? ¿Ah?" sostuvo la mirada de aquel chico, y metió sus manos de vuelta a los bolsillos de su abrigo

"No"

"Vaya, Allan Poe, te gusta ese tipo de poesía"

"Si" tragó saliva "¿Tú lees?"

"Nah, la paga es buena aquí en vacaciones, no leo nada sólo me encargo de las compras" soltó una amplia sonrisa "¿Quieres llevártelos ya? ¿o prefieres que te los entreguemos? Solo das tu dirección"

"Pero ya estoy aquí" se encogió de hombros, sin querer, sonando obvio

"Lo sé" rió con ganas "Tenemos ese servicio, pero opino lo mismo" puso los libros en una bolsa blanca de plástico "Elije uno" señaló los separadores que colgaban de ganchillos pequeños, la mayoría tenían frases motivacionales con dibujos animados, se decidió por una en color azul con estrellas y una media luna dibujada en el medio. "Soy Simon, por cierto" le entregó las compras y lo miró atento, pero no de la mala forma

"Gracias Simon" asintió con la cabeza y salió. Las personas eran bastante extrañas aquí.


🍁


Esperaba impaciente sentado frente a su padre, él hablaba de las calles y lo gentil que era las personas, no le interesaba mucho, luego preguntó por los libros que eligió, eso le sorprendió bastante.

Sacó el de poesía y se lo pasó por encima de la mesa, el hombre leyó con atención el prólogo.

"A tu edad no me interesaba la poesía, me fascinaba la ficción" se lo regresó "Eres muy curioso Robert"  dijo, casi con admiración

Quería preguntarle a qué se refería. Pero su madre llegó, sin el señor Wallace, en cambio traía un cuadro de alguna flor amarilla.

"La tienda es fabulosa" exclamó sentándose con ellos, un mesero trajo por fin la esperada pizza, Robert se sirvió primero "Compré algunas semillas, están en el auto, es espléndido y una adorable chica trajo girasoles"

"¿Compraste girasoles?"

"¡Y gardenias!"

Robert perdió el hilo de la conversación, se sirvió soda y abrió los sobres de salsa de tomate sin delicadeza, llevando la yema de sus dedos embarrados de grasa de pizza a su boca. Mordió una cantidad considerable, estaba hambriento, su estómago rugía con cada bocado.

Se giró para mirar por el ventanal, ni siquiera se lo esperaba, fue como recibir un golpe que provocó su pulso acelerarse. La imagen que llegó a sus ojos lo dejó anonadado.

Era una chica en bicicleta, su piel parecía tan delicada y brillante en medio de todo el panorama gris.
Llevaba flequillo, su cabello era muy oscuro, como sus ojos, y labios pequeños de un color rosa. Usaba pantalón amarillo, chaqueta azul marino como el cielo dibujado en su nuevo separador, sus converse estaban manchadas por un poco de lodo, y pedaleaba con tranquilidad por la acera, sobre una bicicleta color menta, muy bonita, tipo vintage.

Le pareció una ilusión. Una preciosa imagen digna de alguna galería prestigiosa. Se puso receloso e interesado a la vez. Muy interesado. Casi no recordaba la última vez que había sentido aquello.

La chica no volteó en ningún momento, siguió su camino tranquilo por la acera y se perdió en la esquina, odió todas las estructuras que obstruían su visión en ese momento. Tuvo la tentación por salir corriendo hasta el semáforo, y poder ver a dónde se dirigía.

"Cariño" todo el sonido y lo demás volvió a su orden parpadeó confundido viendo a su madre "¿Estás bien? palideciste"

"Ajá" sacudió la cabeza "Estoy bien, sólo tenía hambre" Los adultos asintieron.

Cuantas ganas tenia de correr tras esa bicicleta. Apretó los nudillos contra la mesa, ¿Quién era ella? ¿De dónde venía?.

Se sintió desesperado.

Suspiró.

Pero no podía hacer nada.

Era una ilusión.

Sólo una ilusión.

Just Like Heaven | PAUSADAWhere stories live. Discover now