Capítulo 7 "Todo me sale mal"

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La época de lluvia es mi favorita porque prefiero el frío antes que el calor pero este año sería especial porque había contemplado un día lluvioso para mi siguiente golpe.

-Levi... no hagas esto, si nos ven nos van a reportar, nos van a correr, nos van a exponer, nos van a meter a la cárcel...
-Ya terminé. ¿Tú ya terminaste de quejarte?
-¿Qué? - se fijó-¿De casualidad no vienes de una Colonia peligrosa?
-Vi un tutorial en Youtube.
-¿Cómo lo buscaste? ¿Cómo convertirme en un Brayan en 5 sencillos pasos?
-Uhmm no... como crees.
-Bueno, ya hiciste tu estupidez del día, ya vámonos.
-Corre, corre...

Regresamos al aula y actuamos normal, en realidad sólo yo porque Hange estaba sudando como puerca de los nervios por lo que acabamos de hacer.

-Mikasa... ¿Vienes con nosotras?
-Adelantence, tengo que dejar esto en la biblioteca.
-Bueno, no tardes tanto, chica.
-Descuida, traigo paraguas.

Eso no será suficiente mocosa.

Hange se fue antes porque según ella era muy malo lo que habíamos hecho, me quedé solo esperando que Mikasa saliera de la biblioteca.

Ah esta mocosa. ¿Cuántos libros piensa dejar?

Me senté en el piso a esperar que saliera por media hora hasta que se decidió.

-Perfecto ya salió.... y oh mierda, ya se regresó otra vez.

Otra media hora esperando a que salga de la biblioteca, llame a Hange para no aburrirme, ella seguía diciendo que estuvo mal y que debía pedir disculpas antes.


Aborta la misión, Levi...

Muy tarde, Hange. El águila ha salido del nido...

¿Pero qué?

Al rato te llamo que se me va.

Esa chica te tiene loco.

Que no...


Espere unos minutos y después me aparecí en el estacionamiento de la escuela para ayudar a la indefensa Mikasa.

-Hola, Mikasa.
-Oh me asustaste. ¿Qué pasa Levi?
-Nada, no esperaba encontrarte aquí, ya es tarde y sigue lloviendo.
-Y que lo digas... tuve que dejar unas cosas en la biblioteca y al regresar mira... creo que tendré que llamar a un mecánico.
-¿Qué pasó?
-Se bajaron las llantas, es raro... el mes pasado fuí a darle revisión... parece que...
-Si quieres yo te llevo a tu casa, no pasa nada si se queda en la escuela tu auto.
-¿De verdad?
-Si, sube.

El águila cayó en la trampa, repito, el águila cayó en la trampa.

Ella subió a mi auto y yo canté victoria por primera vez. Ahora estaríamos a mano.

-Vaya me has salvado... la lluvia está feroz.
-Si, descuida.

Seguí conduciendo feliz de la vida porque mi plan había dado en el clavo. Mikasa estaba cayendo poco a poco.

Eso estaba bien hasta que la gasolina se acabó y nos quedamos varados en medio de la nada.

¿Cómo rayos olvidé ponerle gasolina?  Y justamente hoy... no puede ser mayor mi desgracia.

-¿Tienes señal?
-Nada... uff...
-Lo siento.
-Está bien, Levi. Al menos es viernes y no tenemos nada que entregar para hoy.

Se veía algo tensa, yo estaba tenso porque mi maldita suerte no podía ser más mierda.

Ahora quede como un tonto, Hange se burlara de mí cuando le cuente todo esto.

Esperamos en silencio ahí dejando que la lluvia pasara. Era un martirio.

Ella miraba por el cristal totalmente serena, hoy lleva un conjunto azúl y el pelo recogido con un listón, su perfume está llenando la atmósfera en mi auto... debo estar volviéndome loco porque la estoy viendo más guapa de lo normal.

-Levi... ¿Por qué me miras?
-Trato de entender que miras tú...
-Nada en particular... pero creo que no estuvo tan mal este día.
-¿Uhm?
-Esto es vergonzoso... pero me gusta estar contigo, te extrañaba. Creí que nunca volveríamos a ser amigos...
-¿Por qué lo dices?
-Ese día fuiste muy claro... no pude disculparme, en realidad no sabía que te molestaba que yo...
-Está bien, Mikasa... ya no importa.
-Me alegra- sonrió y se acercó a darme un abrazo.

Su olor... el olor a malvaviscos que emana es dulce como aquellos días en que yo... la odiaba, no ha cambiado eso.

No la soporto... ella es tan... asquerosamente dulce y bonita que no puedo creerlo.

Ella se acomodó en el asiento de nuevo y me miró a los ojos.

No debo olvidar quien es, esa mirada es la del demonio rosa que se metió a mi vida, seguramente me está estudiando para atacar.

-Levi... ¿En qué piensas?
-Yo... en nada importante.
-Uff estoy cansada.
-Duerme, yo te cuido.
-Gracias.

¿Qué estoy diciendo? Ah Levi no te pongas cursi con este demonio, es justo lo que quiere.

Pasaron las horas y yo seguía perdido mirando como dormía, tratando de entender como se ha metido tanto en mi vida. Está tan cerca y se ve tan vulnerable pero realmente no tengo oportunidad con ella, no sé de que forma atacar cuando ella es así.

Comenzaba a hacer frío, ella se cubría con sus propios brazos.

-Tsk...

Me quité la chaqueta y se la acomodé para que dejara de temblar.

¿Por qué es tan bonita? ¿Por qué su aroma me parece delicioso ahora? ¿Por qué de los dos soy el único que se siente acorralado?

Mi teléfono vibró, tenía señal nuevamente.

Pude llamar a una grúa en ese momento, la lluvia era más tranquila ahora pero decidí apagarlo y concentrarme en mi enemigo.

-Mikasa... lo haces tan difícil.

Temeroso acerqué mi mano a ella para acariciar su cabello.

¿Seguirá tan suave como cuando éramos niños?

No lo sabré, ella despertó y me miró a los ojos. Tiene ese poder de hacerme temblar con una mirada ingenua.

-Duerme, Levi.

Volvió a cerrar los ojos y se acomodó de espaldas a mí. Decidí seguir su consejo y quedarme dormido.

Mi cuerpo ya comenzaba a actuar por su cuenta. ¿Cómo es que me atreví a intentar tocar su cabello?

Durmiendo con el enemigo... esto es extraño.

Entre el odio y el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora