Capítulo 17 "El veneno de sus labios"

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Un día era la chica que me provocaba cólera con sólo respirar, con risa infernal y mirada de demonio, insoportable hasta los huesos, pájaro de mal augurio, la piedra en mi zapato, mi enfermedad, mi razón de estar molesto, la trauma infancias, la intrusa, simplemente la maldita Mikasa Ackerman. Y ahora es mi amor, la dueña de mis alegrías, la mujer destinada para mí, la mejor en el universo, mi razón de vivir, la cura para todos mis males, la ideal, la más bella mujer, mi compañera perfecta, la hermosa Mikasa Ackerman. De algo estoy seguro, antes y ahora ella siempre ha sido la única en mis pensamientos. Con el primer beso dejé que su veneno entrará a mí para volverme su fiel devoto y ahora no tengo escapatoria para lo que nace entre nosotros.

Si mi odio duro doce años quiero que los sentimientos que la siguen duren el doble de eso o quizás más porque ya he pasado por la abstinencia de su presencia y me niego a perder aquello que hoy me da la alegría de la que me privé tanto tiempo por mi inmadurez. Mikasa me ha hecho un hombre de verdad en todos lo sentidos imaginables.

-¡Levi!
-Ya voy.

¿Cómo diablos tiene tanta energía por las mañanas?

Salimos a correr por capricho de ella, no le gusta descuidar su rutina.

-¿Por qué no te puedes dar un día?
-La disciplina es lo que me mantiene saludable.
-¿Y yo qué culpa tengo?
-No seas flojo, Levi. Anoche no querías parar.
-Eso es diferente- dije ruborizado.
-Vamos, sólo una vuelta más.
-Ahh me arrancaré la piernas después de esto.
-Que sangriento- hizo un gesto de guacala - no es mi culpa si te pierdes. Bye bye.

Seguí corriendo por al menos dos metros atrás de ella, estaba cansado y sudoroso pero a esa distancia veía algo que comenzó a motivarme. Las malditas caminatas matutinas de Mikasa le habían dado ese trasero.

Llegamos a casa después de una vuelta más, sólo quería meterme a la ducha y quitarme de encima todo el cansancio pero ella me ganó la ducha.

-Mikasa yo había llegado antes.
-No es cierto.
-Eres muy cruel.

El agua comenzó a correr, ya no tenía caso gritarle nada pero las ideas surgieron en mi cabeza por hacerme pasar por eso.

Espere unos minutos y luego abrí la puerta para robar su bata y esconderla lejos ( la arrojé al azar). Lo siguiente era esperar para que saliera enojada y mojada.

-Ya casi... tres, dos, uno...
-¡Levi!
-¿Qué?
-Dame mi bata.
-Yo no la tengo.
-Te estás riendo, ya dame mi bata.
-No la tengo, olvidaste meterla.
-Ajá.

Ella abrió la puerta y me miró con unos ojos de asesina mientras se cubría los atributos.

-No seas malo, me estoy congelando.
-Mira mis manos, no la tengo.
-Eres un malvado, pagarás por esto.
-Ajá.

Ella salió cubriéndose el cuerpo, camino y se abalanzó sobre mí para mojarme.

-No hagas eso.
-Pues dame mi bata.
-Yo no la tengo.
-¡Malo!
-Ahora si me permites, tengo que tomar una ducha.

Ella me jaló de la bata que había traído para mí.

-La tuya era rosa, esta es mía.
-Es mi venganza.
-No hay forma de que ganes esto.
-¿Tú crees?
-Si...

Ella dejó de cubrirse y me dejó ver su perfecta anatomía húmeda.

-Tonto.

Me arrebató la bata de un sólo movimiento.

-¡Hey!

Ella se fue y yo no tuve más remedio que buscar la que le quite. Por esa ocasión había ganado.

-Uff siempre perderé contra ti- pensé.

Una ducha más tarde...

Entré a la habitación para cambiarme de ropa y ella me esperaba con su cámara para captar como me había ridiculizado al final de cuentas.

-Te ves lindo de rosa.
-No lo disfrutes.

Ella se reía aún más de mí, lo único que podía hacer era tirarle la bata rosa a la cara y apurarme a cambiarme.

No noté su mirada hasta que la sorprendí a través del espejo de la habitación, ella me miraba con deseo.

¿Realmente soy lo que ella necesita?

Terminé de vestirme y me acerqué a ella para acariciar sus mejillas.

-Me gustas mucho.
-¿Qué es lo que más te gusta de mí?
-Esa es una pregunta difícil no podría decidirme por una sola cosa... tengo en mente tu energía, tu risa, tus cachetes- le jale la cara con sutileza- tus ojos, tu cabello, tu voz o tu forma de quererme... cuando era un niño pensé que era lo que más odiaba de ti pero estaba equivocado, es lo que más amo de ti.
-Levi...

Ella me abrazó y escuché pequeños sollozos sobre mi hombro.

-Quiero enamorarme de ti.
-Te ayudaré- sonrió- me amarás tanto como yo a ti, lo sé.

Olvidé mencionar su dulzura, su astucia para alegrarme el día entre bromas y juegos, la sensación de sus manos, el sabor de sus labios, su espalda, su delicadeza para tratar con un tonto como yo... simplemente no podría parar, porque mi amor por ella recién comienza. Tengo miedo de conocer más de ella y darme cuenta de que en verdad he caído a sus pies.

Entre el odio y el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora