Cap. 45

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Narra _____.

Entierro mis pensamientos sobre Jaehyun en el fondo de mi mente y tiro de la maleta escaleras abajo. He pasado unos días extraños en casa, plagados de emociones y cavilaciones. Y lo peor aún está por llegar, porque aún no le he explicado a papá el motivo por el que decidí presentarme en casa por sorpresa. Y sé que está a punto de averiguarlo.

—Espero que tengas un buen viaje de vuelta a casa, ______—dice papá abrazándome con fuerza.

—Ya estoy en casa, papá. Solo vuelvo a la universidad. —le contesto desembarazándome de sus brazos.

—Qué va, cariño. Tu hogar siempre estará donde esté tu corazón. Y me parece que dejaste tu corazón en California. En la universidad de California para ser exactos.

Yo le miro entrecerrando los ojos. —¿Qué?

—No hay que ser ningún genio para darse cuenta de que te has enamorado y has huido, _______. Tú madre hizo exactamente lo mismo cuando éramos jóvenes. ¿Pero sabes qué, ______? Tienes que luchar por el amor, porque no es algo tan fácil de encontrar, por lo menos el amor verdadero. No sé quién es el chico ni lo que habrá pasado, pero huyendo no solucionarás las cosas, cariño. —Me coge de la barbilla y me levanta un poco la cabeza. —La realidad de la vida es que no importa lo que te ocurra, ya sea una pérdida, un corazón roto, la felicidad o el amor, esas emociones son tan intensas que te seguirán a cualquier lugar al que vayas. Puedes marcharte al fin del mundo si quieres, pero el amor te seguirá hasta allí. No es ni un lugar ni un recuerdo, no tiene nada que ver. El amor es algo que uno lleva dentro, algo que solo tú puedes sentir, porque tu amor es tuyo. Jamás podrás dejarlo atrás. Puedes cruzar el país de punta a punta, atravesar océanos o viajar hasta la luna y ese amor seguirá ahí, acurrucado en un rincón oscuro de tu corazón esperando a que lo aceptes.

Entonces se oye el sondo de una bocina fuera de la casa. —No escapes de él, _______, porque huir jamás benefició a nadie. Es posible que yo ya no sepa muchas cosas, pero conozco el amor. Eso me lo enseñó tu madre, y también te lo enseñó a ti. —Se le llenan los ojos de lágrimas y sé que al mirarme la está viendo a ella. —Ella te dejó su espíritu,
cariño, te lo dejó en todos esos recuerdos y en ese amor. Ella te diría que volvieras y te entregaras a ese amor con los brazos abiertos. Quienquiera que sea ese chico tiene mucha suerte de que te hayas enamorado de él; asegúrate de hacérselo entender. —Me da un beso en la frente. —Sigue adelante. Tu taxi te espera. Llámame cuando llegues.

Asiento con la garganta obstruida por la emoción. Mamá, Jaehyun y el amor en una sola frase es un concepto demasiado intenso como para digerirlo de una sola vez. Literalmente. Le doy un último abrazo a papá y un beso en la mejilla antes de llevarme la maleta arrastrando de la casa que he amado toda mi vida. Abro el maletero del taxi para meterla dentro y luego me acomodo en el asiento de atrás. Miro por la ventana y cuando el taxi arranca me despido de papá con la mano.

Me marcho de una casa; ya estoy lista para la otra.

Hay una gran diferencia de temperatura entre Brooklyn y California. Cuando por fin estoy de nuevo instalada en mi habitación me alegro mucho de poder ponerme unos shorts y una camiseta sin mangas. Me recojo el pelo en un moño y decido que ya iré a la lavandería mañana. La diferencia horaria me afectará durante todo el día. La verdad es que ahora mismo lo único que quiero es echar una siesta.

Se abre la puerta y Lisa entra corriendo en la habitación empujándome hasta la cama. Me abraza con fuerza mientras susurra lo contenta que está de que haya vuelto, se alegra de que esté bien y lamenta haber sido la culpable de empezar todo este lío. Nada de siesta.
Le doy una palmada en la espalda.

—¿Lisa? Lisa, me estás aplastando.

—¡Oh, Dios mío! ¡Lo siento! ¡No me he dado cuenta! —Se aparta de mí y rebota sobre la cama sentándose a mi lado. Yo me incorporo.

—¿Cuándo has llegado?

—¿A California o a esta habitación?

—Aquí, aquí.

—Hace unos cinco minutos.

—¡Y yo te he asaltado! Oh, Dios. —Niega con la cabeza para sí misma. —Solo quería verte la primera. Quiero disculparme por, ya sabes…

—No pasa nada, Lisa.

—Claro que pasa. Desde luego que pasa. Quiero que sepas que le he dado
un buen reto a Yugyeom por haber montado toda esa estrategia. No ha estado nada bien.

—Nosotras hicimos lo mismo, Lila. Por eso me marché. En realidad lo que hicimos nosotras no fue muy distinto.

Sonrío con tristeza. —Bueno. —Se queda callada un momento. —Supongo que no, pero lamento que te enteraras de esa forma.

Frunce los labios. —No pasa nada. Ya lo he superado.

—¿Ah, sí? —Alza las cejas.

—Bueno, la verdad es que no. —Niego con la cabeza. —Pero puedo fingir que sí, ¿verdad?

—Pues finge y ven a la fiesta mañana por la noche.

—Sinceramente, Lisa, ¡dale un poco de espacio! —exclama Rosé cerrando la puerta de una patada. No sabía que se había quedado abierta. Levanto los ojos para mirar a mi amiga rubia.

—Hola, Rosé.

—Me alegro mucho de que hayas vuelto. —Me abraza con fuerza y yo le
devuelvo el gesto. —Pero no te atrevas a volverte a escapar de esta forma, ¿me has oído bien, ______ Kim? ¡No te vuelvas a escapar así! Nos cagamos en las bragas, de verdad, ¡nos cagamos de verdad! ¡Pensaba que te había secuestrado un asesino en serie o algo así!

—El único asesino en serie con el que me he cruzado ha sido mi padre.

La leyenda dice que ha llegado a destrozar una o dos cajas de cornflakes. Sonrío y ella me mira reprimiendo una sonrisa.

—Bueno, me alegro de que hayas vuelto. ¿Te ha dicho Lisa que mañana
por la noche hay una fiesta? —Se sienta en la cama de Yoobs.

—Ah… sí. Pero no creo que vaya. —Me muerdo el labio. —Me parece
que no estoy preparada.

—Ya han pasado dos semanas. Tendrás que encontrarte con él en algún
momento —dice Lisa con suavidad. —Aunque me imagino que no quieres
verlo.

—Exacto, Lisa. No quiero verlo. No voy a ir. Aún no. Necesito un poco de tiempo. Necesito tiempo para procesar todo lo que ha pasado en Brooklyn. Por lo menos concededme eso.

—Está bien. —resopla—. Pero tienes que volver a clase de Literatura. No puedes seguir saltándotelas por él. Acaricio un hilo suelto de mi camiseta con el dedo.

—Está bien, de acuerdo. Iré a clase de Literatura.

El Juego del Amor |Jaehyun NCT & Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora