❝O21❞

1.9K 340 88
                                    

San Valentín.

Aún podían sentirse los restos del invierno, incluso si las tonalidades rosadas y carmesí adornaban cada calle de Seoul. Había flores, chocolates, peluches y todo tipo de objetos alusivos a la festividad.

Incluso si cierto castaño tímido tenía 10 años de vida, este era su primer San Valentín real. Bien, hoy era el día. Era el momento. Debía ser un hombre, o en todo caso, un hombrecito.

14 de febrero fue el día predilecto para confesar su amor por cierto rubio hiperactivo y juguetón, WooJin consideraba perfecto el momento.

Ahora o nunca.

Había comprado un bonito arreglo con golosinas de todo tipo, seguramente a Chan le gustaría. Pues su amor platónico tenía una obsesión con todo lo que fuese dulce. Oh, si contara todas las veces que deseó ser un hombre de jengibre para ser amado por su Chan.

Temprano en la mañana, a primera hora; su madre lo dejó frente al colegio antes de irse a cumplir su jornada laboral, todo sin cuestionar absolutamente nada acerca del obsequio que su hijo llevaba aquella mañana. El castaño Kim se despidió de su progenitora e ingresó al Instituto, debía esperar el momento adecuado.

¿O debía buscarlo y terminar con esto pronto? Algo en su estómago se revolvía en ansiedad, y él no sabía si se trataba de algo como: "Esta es la señal, es el momento. Hazlo", o por el contrario, más bien algo como: "No, mala idea. No lo hagas".

Antes de que su cerebro formulara una decisión coherente, terminó por preguntarle a un compañero de clase si había visto al pequeño Bang.

—Está en el gimnasio ayudando con otros a adornar —recibió en respuesta.

Sí, era buena idea. Este era el momento en que se volvería un niño maduro de 10 años.

Tomó su obsequio y caminó todo el trayecto hasta el gimnasio. Asomó su nariz por la puerta metálica, haciendo notar sus ojitos miel para ver como muchos alumnos y padres de familia caminaban de un lado a otro procurando acomodar los adornos y demás dinámicas para el festival del colegio.

Entró a hurtadillas, ocultandose detrás de un barandal de las gradas que usaban para ver las partidas de Basketball. Miró en todas direcciones, bien, ahí estaba. Chan ayudaba a la profesora de artísticas con un enorme adorno en forma de corazón. WooJin sintió su aire desaparecer.

No, no podía hacerlo. Comenzó a sentirse ansioso.

—Sólo deberías ir ahí y decirle, "Hey, Chan. Feliz San Valentin" le das el obsequio y te vas corriendo —sugirió alguien a su lado, sonriendo con ternura al notar el rubor que cubría las mejillas del pequeño chico.

El castaño dió un salto, mirando asustado a la mujer joven de cabello castaño atado en una coleta desalineada, ésta estaba sentada en la grada. Rodeada de listones a medio cortar y chocolates en enormes bolsas del supermercado.

—Y-yo no...

—Vamos, puedo ver como lo miras —le miró divertida, para después seguir con su tarea de colocar caramelos dentro de pequeñas canastas.

WooJin suspiró, resignado.

—¿Se nota tanto? —cuestionó preocupado. Sí aquella mujer lo había notado, seguramente Chan lo sabía ya.

—Un poco demasiado —asintió, soltando una pequeña risita— ¿Sabes? Te daré un consejo, sé un poco más indiferente con él

—¿Disculpe? —le miró confundido.

¿Qué clase de consejo era ese? Quería que le hablara, que fueran amigos, que comieran el almuerzo y rieran de la profesora que dormía durante su clase. Y todo eso, juntos.

Juntos.

Ser indiferente, ¿de qué iba a ayudar?

—Chan es un chico egoísta, bastante mimado he de confesar —miró al rubio, su pequeño bebé estaba creciendo tan rápido—. Es por eso que cuando alguien no voltea a verle él se enfada, cree que puede tenerlo todo. Por eso se empeña en sacar buenas notas y demás, para que sus compañeros dejen de minimizarlo. Sí tú vas tras él de forma directa, jamás va a hacerte caso. Sí ya lo tiene, entonces no lo quiere

—P-pero...

—Lo digo en serio, harás crecer aún más su ego —rió con cierta elegancia, aún recuerda todas las monedas que gastó tratando de sacar un peluche de una máquina en el centro comercial. Peluche que su madre se ofreció a comprar con tal de irse a casa. Ah, tan orgulloso.

—¿Por qué me dice eso, ahjuma? ¿Cómo es que lo sabe? —le miró con cierta sospecha. Debía estarle tomando el pelo.

—Porque es mi hijo, pequeño —respondió, encogiendose de hombros.

WooJin casi se atraganta con su saliva. Sintiendo sus mejillas arder.

Estaba frito, literalmente estaba frito.

—Tranquilo, no le diré nada —sonrió al verlo entrar en pánico, los chiquillos eran tan divertidos.

—¿Y por qué me aconseja entonces? —le miró preocupado, ¿acaso se estaba burlando de él?

—Me gusta la forma en que lo miras, déjame decirte que lo que toda madre quiere es que su hijo encuentre a alguien que lo mire como si fuera la galaxia entera. Me agradas —le regaló un guiño. Consiguiendo que el rubor del castaño creciera aún más.

—Quizás sólo sea un amor de niños —murmuró WooJin con cierto desánimo, él realmente lo había considerado. Pues su hermano mayor se encargaba de romper sus sueños, o como él decía: "hacerte entrar en razón".

—Si es de esa forma, entonces dale esa canasta —dijo la mujer de forma solemne—... Sí es que piensas que valdría la pena un futuro con él aunque sea efímero, entonces da la vuelta y busca un plan para hacer que Chan te mire sin pensar que lo idolatras

WooJin miró el obsequio y luego al rubio, pensandolo seriamente. Tener un futuro con Chan; reír, almorzar, jugar y hacer la tarea... juntos. Él quería, claro que sí. Pero...

¿Qué podía saber él de amor? ¿Qué podía saber de la vida? Vamos, sólo era un niño de 10 años.

Un niño que tomó su canasta y se dió la vuelta, dispuesto a hacer algo al respecto. Siguiendo su instinto, o quizás... su corazón.

[Love Gummy]

Hi helloo

No tenía pensado subir este capítulo hoy, sino el martes pero idk. Ya lo tenía escrito.

Muchas personas pensaron que la madre de Chan recordaba a WooJin por el asilo pero no, no.

Espero se hayan aclarado sus dudas👀👀

Tengan linda noche♡

Love Gummy [WooChan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora