Capitulo 30: El Yeti

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-¡Feliz cumpleaños Mateo! - gritaba Sikara

-Qué... Pasó...-preguntaba confundido en mi forma humana dentro del sueño

-Pues que hoy recordamos el día en que naciste, donde cumples 30 años de edad. Eres todo un adulto, pero te sigues viendo joven, pues Vivirás hasta los 200 años-dijo Sikara molestando de manera agradable

-Bueno... Tú eres afortunada... Pues eres la primera en decirme aquello, aunque es trampa pues vives conmigo en todo lugar, hasta para ir al baño me vigilas-dije riendo

-Bueno, por algo soy mamá ¿no?, debo encargarme de que vivas lo mejor posible-dijo ella y derrepente me toma en brazos-Y ahora un abrazo a tu tía Sikara-dijo ella e inesperadamente me beso en la mejilla en el ojo en la oreja tal como mi mamá me llenaba de besos cuando pequeño

-Diría que estoy grandecito para regaloneos, pero nunca me canso de tu cariño especial-dije dejándome llevar por su amor de Madre

-Te tengo un regalo... Pero lo verás a la vuelta, y te recomiendo que no esperes nada de mí, para que cuando recibas el presente te sorprendas de una manera increíble -dijo ella sonriendo

-Si viene de ti pues claro que me sorprenderé-dije

-Bien... Es hora de que duermas de nuevo y vuelvas al mundo real-dijo Sikara comenzandome a mecerme como un bebé

-Adiós Sikara, te quiero- dije y al instante todo se volvió negro

Abrí los ojos, con el mismo mareo de todos los días al despertar, la visión totalmente retorcida, debilidad muscular, náuseas, pero nada de lo que no haya vivido durante estos cinco años desde que comencé mi viaje, recuerdo que un señor conductor, en Chile, me había dicho que por tratar de cumplir sus metas había perdido todo lo que tenía, y me aconsejó que eligiera la mejor solución, aún no sé si mis acciones fueron las adecuadas, si este era el camino correcto, pero después me preocuparía por eso, tenía que cumplir mis tareas diarias.

Después de que mi cuerpo intentara asumir que estaba en el mundo real, me moví e intenté buscar a Kolka en mi cama, le iba a dar un abrazo de buenos días y un beso muy cálido y agradable, así que me incorporé con los ojos aún nublados buscando a mi bella esposa, y sí, me casé hace dos años con ella, y hemos sido junto a nuestros hijos adoptivos (Alfa, Beta, Gamma y Delta) la familia más feliz.

Pero algo me intrigó aquella mañana, una de las razones por la que estuve preocupado todo el día, Kolka no estaba allí.

Cuando mi vista comenzó a tomar mayor nitidez, logré ver que estaba solo en la habitación, con las sábanas desordenadas en mi sitio de la cama y el sector de Kolka estaba completamente ordenado, un silencio total que mataba de manera indirecta, esperé unos segundos pensando.

- ¿Dónde está Kolka? - pregunté en mi mente

Me levanté con mucha dificultad, y con movimientos torpes, donde mi cuerpo aún no encontraba su equilibrio, tomándome de las sábanas y usando como soporte alguna estructura de la casa que lograra ser mi apoyo, temblaba ante la debilidad de mis piernas, que no eran suficientes para mi cuerpo, pero poco a poco iba acostumbrandome, durante todo este tiempo fui creciendo como un bebé recién nacido, donde tuve que aprender de nuevo todo, entre esas cosas caminar ahora era mi nueva tarea.

Intenté aprender de todo en la Aldea, absorber la mayor cantidad de conocimiento, y sumandolo con mi visión de los antepasados de Sikara, me lograba hacer una idea de como era la "teoría" de las labores, pero la práctica fue lo que más me costó, y eso ha sido mi batalla durante los años que he estado aquí. Algunas de esas tareas, como cocinar, eran fáciles, pues vivía solo antes, pero solo sabía desempeñar aquella tarea con comida humana.

EL YETI (Pie Pequeño Fanfic) Where stories live. Discover now