Belleza Oculta (Serie: LIBRO I)

*CAPÍTULO DOCE*

Las manos me sudan al estar levemente nerviosa, hoy podré ver el rostro de mi señor enmascarado, podré verlo todo, tenerlo todo, sin que nada ni nadie entorpezca sus magníficas estructuras. Sé que solo me falta conocer la mitad de su rostro, pero quiero saber que tan pobladas son sus cejas, la forma de sus ojos, si le hacen arruguitas cuando sonríe engreído...

Suspiro encantada. Es tanto lo que ansío conocer, y esta noche no habrá barreras para ello.

Me doy una mirada más frente al espejo sintiéndome hermosa, me gusta la imagen que proyecto en él, tan solo por el simple hecho de ver una mujer feliz, una mujer sonriente, y en parte esto se debe a mi ilusión con el señor enmascarado, no sé que pase luego de esta noche, pero yo lo quiero, y por nada del mundo quiero perder la conexión tan hermosa que ha surgido entre los dos.

—Sophie... —me susurra mi padre entrando en la habitación —Estás muy linda, hija, ¿a dónde vas?

Sonrío asintiendo. El vestido se ajusta a mi figura acentuando mis curvas y resaltando mis pechos pequeños, además, es largo y con una seductora abertura en la falda que llega hasta la mitad de mi muslo, el encaje es precioso, y el color amarillo destaca en mi tono de piel. Llevo un maquillaje leve, pero lo justo para que mi mirada luzca seductora, y para finalizar, mi cabello lo llevo recogido en una bonita trenza, que para habérmela hecho yo, ha quedado bastante perfecta y bonita.

—Gracias, papá —respondo, volviéndome a mirarlo —Voy a un baile de máscaras, ¿me ayudas? —Le tiendo la mía para que la anude detrás sin que dañe mi peinado.

Mi padre se queda tranquilo al oír mi respuesta, la cual no es del todo mentira, en el local si han organizado un baile de máscaras para cerrar el carnaval, y luego pasará lo común de todas las noches, sexo desenfrenado, impetuoso y lujurioso, pero eso ya no lo tiene que saber él. De solo imaginar que se enterara de lo he hecho en las últimas noches, estoy convencida de que me encerraría en mi habitación y no me dejaría salir en años.

Segura de que no me falta nada más, tomo mi bolsa, me despido de mi padre y salgo de casa. Los nervios por lo que pueda pasar esta noche me embargan continuamente en el trayectohasta la fiesta, pero las ganas de estar con mi señor enmascarado son más grandes que todo, me dominan, y aunque eso también me genera cierto escalofrío, me encanta estar tan atraída a semejante hombre.

Camino por última vez el oscuro callejón que ya no me aterra para nada, solo me avisa del inminente placer que voy a recibir. Al estar frente a la puerta negra, tomo una respiración profunda y antes de tocar, siento que algo, o específicamente alguien, se mueve en la oscuridad.

¿Me estarán siguiendo?

Miro hacia los lados, buscando no sé exactamente qué, y lo consigo detrás de mí, un hombre trajeado mirándome fijamente. Los nervios me saltan de inmediato, veo su silueta moverse entre la sombra, el corazón me late errático, y antes de que mi cuerpo responda alarmado con gritos o una carrera, lo veo a él.