Pasión

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Advertencia +18 (y así será de ahora en adelante)

La puerta de la habitación fue azotada con ímpetu por el pirata de coleta, para luego acorralar al rubio entre esta y su cuerpo, aventándolo con algo de impaciencia contra la madera, abalanzándose sobre él, comenzando a besarlo con desesperación.

Steve solo necesito un segundo para procesar lo que estaba ocurriendo y aceptar con gusto la boca contraria que se movía experta en sus labios, apresándolos y chupándolos haciendo que se abriera para dar una fácil apertura a su lengua.

Después de haber pasado un rato más en aquel hermoso paisaje y nadado hasta cansarse, todos partieron de regreso antes de que comenzara a oscurecer. Para cuando todos estuvieron secos, cambiados y fuera de ahí se dispusieron a buscar un lugar en el cual cenar, quedando satisfechos con simples patillos que servían en un pequeño local de por ahí cerca.

Regresaron a su lugar de hospedaje y conforme se fue haciendo de noche hasta convertirse horas de madrugada, cada uno de los piratas se despidió mostrando claros signos de somnolencia, dando por terminado aquel día, siendo Peter el primero al comenzar a bostezar constantemente.

No pasó mucho tiempo para que Steve y Tony se quedaran solos en la pequeña sala de estar con la que contaban, al ser los últimos en partir a sus dormitorios, pero es que, estaban tan sumidos el uno en el otro que muy difícil el separarse, ya que aún no se sentían con las ganas de terminar con ese precioso día.

Hubo un momento en el que tanto Steve como Tony, se quedaron mirando con tanta insistencia como con deseo en los ojos y labios contrarios; estaban, simplemente, ensimismados en su propia nube de pasión al recordar la conversación que tuvieron hace unas cuantas horas en aquel paraíso.

Ambos lo querían, lo anhelaban y se morían de las ganas para dar el siguiente paso. Pero así mismo, los dos se sentían nerviosos, inquietos, sin saber qué hacer o cómo continuar, hasta cuando Tony era un hombre con experiencia de más.

—Vamos a nuestra habitación ¿vale?— se animó a decir Tony sin encontrar ninguna otra mejor frase acoplada al momento. Steve se limitó a sonreírle dulcemente y asentir para levantarse de las sillas en las que se encontraban y dirigirse directo a su habitación.

Fue justo en el momento en el que cruzaban la puerta, que el capitán Anthony se armó de valor, mandado todas sus inseguridades por la borda y aprovechando el momento. "Si no me atrevo ahora, puede ser que después no tenga la oportunidad, debo de arriesgarme" pensó Tony. Fue así, como ahora ambos se encontraban besándose con insistencia y rapidez, sin darse ni un corto tiempo para tomar aire o respirar.

Tony mordió el labio inferior de Steve, jalándolo suavemente provocando un leve espacio entre ambos, para luego observar cómo el rubio se pasaba la lengua contra la piel enrojecida, provocando que el castaño perdiera el control y se abalanzara nuevamente hacia él.

Steve por su parte, le fascinaba la forma de besar del pirata, era tan excitante, pasional y exquisito; sus labios le sabían tan dulces, suaves y frescos, jamás se cansaría de pensar que aquellos besos que compartía con el castaño, eran los mejores que había experimentado en su vida.

Sus labios se movían chupando y succionando los contrarios, su lengua cobraba vida propia y se adentraba a la cavidad bucal ajena, enredándose con la aterciopelada lengua contraria, acariciándose con gusto.

Los dos eran un lio de saliva, pero no podían parar, sólo en escasos instantes lo hacían para tomar un poco de aire y seguir besándose. Tony subió sus manos por el níveo cuello  enredando sus dedos con algo de brusquedad en el pelo rubio, causando que el libido de Steve comenzara a elevar aún más; lo tomó por las caderas apegándolo a su cuerpo, haciendo así, que el contacto entre sus entrepiernas iniciara.

Forbidden heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora