Jungkook y Lalisa han sostenido una relación de más de año y medio, todo era maravilloso, siempre habían sido la pareja perfecta hasta que repentinamente el carácter de Jungkook cambio, empezaron a tener discusiones muy a menudo y decidieron separar...
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>Before the tragedy by; Lalisa Manoban December 2018
›El silencio reinaba en la habitación, el pelinegro descansaba recostado en mis piernas y mis manos se dedicaban a jugar con su cabello ligeramente largo, mire a mi alrededor todos parecían ensimismados en sus teléfonos y otros en la televisión, solté un pequeño suspiro y pose mi vista en su rostro, él se dedicaba a observarme con una sonrisa y un pequeño brillo singular en sus ojos.
De repente los presentes se pusieron de pie y Namjoon con un movimiento de cabeza le indico a Jungkook que lo siguiera a la parte trasera de la residencia, no le dí demasiada importancia y me senté a platicar con mis amigas de nuestras cosas en la universidad, habían pasado casi treinta minutos y ninguno de los chicos volvía, la atmósfera se empezaba a tornar un poco incómoda y decidí levantarme para ir a buscarlos cuando fui detenida por la chicas.
—¿A dónde vas?— cuestionó Roseanne.
—Iré a ver dónde se han metido los chicos, ya se tardaron en volver— respondí.
—No te preocupes por ellos— hablo Jisoo —No son tan tontos como aparentan— rio acompañada de las demás —Volverán cuando menos te lo esperes.
Me encogí de hombros y me recosté en el regazo de la pelinegra, luego de un par de minutos la habitación se había quedado en total oscuridad, me sobresalté y di un salto del sofá cuando sentí una mano entrelazarse con la mía, las luces se volvieron a encender de repente y pude contemplar al individuo agarrado a mi, lucía una amplia sonrisa en su rostro y escondía algo detrás de él, arquee una ceja y le dedique media sonrisa cuestionando que se tramaba.
Soltó el agarre a mi mano y se arrodilló frente a mí, lo que había estado escondiendo detrás de él era un enorme ramo de rosas rojas junto con una pequeña caja forrada con terciopelo negro que contenía un hermoso collar dorado con mis iniciales.
—Lalisa, ¿quisieras ser mi novia?— cuestionó.
Un mezcla de sentimientos me invadió en el momento, sentía la sensación de miles y millones de mariposas aleteando dentro de mí, mis ojos se cristalizaron y me arrodille a su altura para depositar un enorme beso en sus labios.
—¿Eso es un sí?— preguntó sin dejar que su sonrisa se desvaneciera.
—¡Claro que es un sí!— exclamé y me abalance sobre él para besar nuevamente sus labios.
Después de medio año de habernos tratado como novios, ese día tan esperado había llegado, la pregunta que lo haría oficial se había formulado, me hacía sentir plenamente feliz, sentía que era el comienzo de lo más hermoso que me podría pasar en la vida.
