9. Un Beso no es Caída

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Si es que voy a caer
¿Me prometes que siempre tendré un reino?
Porque yo, lo tengo todo
Pero tú estás tomando todo lo que siempre soñé
Oh, estoy asustado de ti ahora
Por hacerme pasar este infierno
Estoy sintiendo la duda
Un sentimiento que conozco muy bien
Y si no respiro un poco
Entonces voy a terminar perdiendo todo
Si no respiro un poco más...
Terminaré siendo mi peor enemigo.

Enemy, Charlie Puth




📚






Los nervios se habían apoderado de su mente pero no de su cuerpo y habla. Aunque KyungSoo había finalizado la clase sin interrupciones y con fluidez, el haber avistado a JongIn un par de segundos por la ventanilla, le habían bastado para saber que no era él quien se estaba volviendo loco, sino JongIn mismo al estar allí. Actuó rápido en cuanto acabó su clase para no tener que cruzarlo. No obstante, el presentimiento de que no se libraría era fuerte, lo había logrado hasta que el evidente grito a la salida, lo hizo paralizarse y esperarle; mejor era saber qué querría antes que evadirlo y ser perseguido cual criminal por todo el estacionamiento.

La invitación a almorzar le había sorprendido más grata que negativamente, y pese a que JongIn podía tener ciertas ideas descabelladas, comer junto a él no sonaba mal si eso les ayudaba a esclarecer sus mentes e intenciones; aunque estas últimas en JongIn no tenían esclarecimiento alguno, eran las mismas de siempre y muy obvias, y KyungSoo comenzaba a preguntarse hasta qué punto seguiría intentando acercársele.

No era como si estuviese haciéndose rogar, y sabía que habría un punto en el que JongIn se cansaría, así como ya lo había hecho al calificarle de "inalcanzable". Pero en realidad, eran inseguridades y miedos mucho más profundos que no sabía si alguien joven y libre como JongIn, podría entenderlo. JongIn iba arriesgando, como un verdadero juego debía serlo, intentaba alcanzarlo pero KyungSoo no quería jugar, no quería riesgos, quería absoluta confianza y estabilidad. Quería apostar por lo seguro y eso no existía. En las relaciones era perder o ganar, todo o nada, lo había aprendido, y no deseaba volver a quedarse con un nada agrio como el suyo.

Quería el todo como si pudiese comprarlo, pero sabía que era imposible y entonces prefería la soledad. Sus expectativas no eran altas ni tampoco bajas. Eran las que creía precisas, y sus evaluaciones acababan siendo tan estrictas, que pocos las pasaban. Sin embargo y por compasión, no podía evitar dar oportunidades. Sabía que todos las merecían. Y por qué no, JongIn también. Si KyungSoo le tenía paciencia, entonces a él también debían tenérsela.

Si JongIn estaba buscándolo para algo más que sexo, entonces esperaba que realmente se esmerase. Contarle parte de su pasado era liberador, compartirlo con alguien aparte de un buen amigo y psicólogo, le permitía abrirse más que nunca en los últimos años, y sabía que en el fondo lo necesitaba. Aún si de momento sólo veía las mañas de cientos de estudiantes repitiéndose una tras otra con el fin de conseguir un resultado rápido y aceptable, también tenía un buen sentimiento respecto a JongIn.

Sólo era cuestión de cómo él ya lo sabía y no se atrevía, de arriesgarse a la aventura.

***

El domingo se había levantado a la misma hora que el resto de la semana, pero no era por costumbre sino porque iría de visita a lo de su madre. La casa estaba silenciosa en un día donde todos despertaban tarde, pero ya le había advertido al señor Kim que no lo esperasen para la cena.

El Encanto del Aprendizaje 📚 (KaiSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora