10. Despertando Pasiones

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Hey
¿Cuál es el problema en tu cabeza?
Al diablo
¿Cuál es el problema en tu mente?
Y todas tus señales, oh-oh-oh
Hey, vamos bebé, ven y encuéntralo
Porque eres grandioso
Y eres mío, y luces tan divino
Ven y ten tu amor.

Come and get your love, Redbone



📚





Los poemas bajo la puerta de KyungSoo, no se iban a detener porque éste no los leyera, ni mucho menos ahora cuando JongIn había recibido una muestra de afecto tan cálida y prometedora como el beso en la frente. Aquella no lo dejaba más tranquilo, eso no podría calmar sus deseos por más contacto, sobre todo habiéndole regalado el perfume, ¿cómo se suponía que un casto beso fuese a dejarlo satisfecho si tenía el embriagante aroma ahora esparcido por todo su cuerpo?

Las pequeñas acciones de KyungSoo contradecían todo lo que intentaba demostrar con las palabras, y JongIn creía que quizá se debía simplemente a una resumida vida amorosa. Pero quién era él para juzgarle cuando tampoco había pasado por las mismas experiencias. La cantidad no era sinónimo de calidad, y en cuanto a los sentimientos, el valor era tan subjetivo que se convertía en algo inmensurable.

JongIn entendía que KyungSoo tuviese agrios recuerdos, que sus intenciones pudiesen ser lentas, pero la generosidad en éste era tan grande cuando se trataba de hacerle sentir contento, que no podía evitarlo; JongIn caía más allá que en un profundo encantamiento, ya no era la cautivante infatuación en su estado más puro. Sabía que ni un beso, ni dos, ni tres, ni los que fuesen, le harían desear desistir de más momentos agridulces como los que KyungSoo le ofrecía.

Durante la semana, JongIn podía asegurarse que estaba más ansioso que nunca por ver al mayor tan sólo unos minutos en la noche. Lo esperaba a que llegase del trabajo, y una vez la casa estuviese en silencio, JongIn salía de su cuarto para tocar la puerta de al lado. KyungSoo le abría rápido ante el primer ruido para evitar ser oídos por SeulGi en la habitación de enfrente, y pese a que el primer día había reaccionado mal, tratando de echarle porque estaba cansado y sólo quería dormir, JongIn había logrado convencerle; con la única y verdadera intención de expresar su deseo también, antes de irse a dormir.

—Sólo vine a verte, ¿eso es malo?

—Ahora que ya me viste, ya te puedes ir.

—No sin un beso de buenas noches.

KyungSoo cabeceaba con un suspiro, pero JongIn sabía que si realmente no lo desease, no lo haría. O tal vez sí, sólo por darle el gusto, esperaba que fuesen ambas opciones, porque ser ligeramente mimado, sonaba placentero. Su frente era besada noche tras noche, hasta que para el bendito jueves, la ansiedad en JongIn casi destruyó lo débilmente construido. Había amagado a besar los tentadores labios, se había dejado llevar, pero KyungSoo seguía conteniéndose y alejándose. Aunque eso no lo salvaba de un desprevenido abrazo.

—JongIn, ya está...

—No seas así... Sólo es un abrazo —murmuró contra su pecho, reteniéndolo ante el intento de despegarse—. ¿Te hace sentir mal?

—No... Para nada.

—Entonces anímate también. Si no me dejas besarte, entonces déjame esto al menos... No quiero que seas el único en dar afecto. Y no, no quiero que lo hagas por obligación.

—No lo es.

—Entonces déjate querer.

Unos cuantos segundos se sentían minutos. JongIn sintió el intenso calor recorrer su cintura y luego por la columna, los brazos fornidos de KyungSoo lo contenían con suavidad, haciéndole sentir protegido de un inexistente peligro, atesorado como algo que KyungSoo nunca había tenido antes, pero que temía soltar; hasta que finalmente lo hacía.

El Encanto del Aprendizaje 📚 (KaiSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora