25. Lección Aprendida

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Porque hay algo en él que me trae a la vida
Y sí, sé las consecuencias y no me importan
Esta sagrada redención nos rompe en dos
Pero no puedo darte la espalda
Usando tu remera, soy la reina de la noche
Una mano conduciendo y la otra en mi muslo
Bebé, sé que suena loco, pero yo también lo estoy
Simplemente no puedo darte la espalda.

Queen of the Night, Hey Violet




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Quizá el palabrerío de KyungSoo era por primera vez tan convincente como el discurso de un buen profesor, uno con la vocación de hacer que todos sus estudiantes entendiesen aún si le llevaba unas cuantas frustraciones y de vez en cuando también, decepciones.

Para JongIn había quedado claro, no había más que explicar ni enseñar, ni él tenía nada que aprender. Tampoco tenía preguntas porque creía no necesitarlas. Porque eran preguntas que KyungSoo no podía responderle, eran cuestiones que él debía responderse así mismo. Eran decisiones, era estar dispuesto a un cambio visceral en su interior apasionado.

KyungSoo no podía resolverle todos sus problemas, pero confiaba en él y no quería decepcionarlo. Después de dos meses juntos y un tercero aún en marcha, ¿cómo podía ser que hiciese un retroceso tan grande sólo por la presencia de un par de desconocidos? ¿Por qué siquiera sentía tanta inseguridad de repente? ¿Realmente no estaba preparado para una relación tan comprometida con KyungSoo? ¿O era porque pese a que no se le estaba exigiendo nada más que confianza, JongIn no quería seguir con él y buscaba excusas para pelear?

Deseaba que KyungSoo a veces no fuese tan maduro y comprensivo para así poder evitarse toda la plática mental que tenía ahora consigo mismo, pero eso era también lo que tanto le había atraído y llevado a cuestionarse su mundo. Mirando el techo acostado en su cama, con el sentimiento acumulándose cada vez más pesado en su corazón, aguantándose por primera vez tanto las ganas de llorar, decidió no soportarlo más y dejó que las lágrimas se precipitasen y diesen rienda suelta.

Aunque intentaba que la música de sus auriculares lo distrajese, parecía sólo alentar la angustia. Se tapó el rostro con el brazo como si alguien pudiese verlo en la oscuridad, como si verdaderamente hubiese algo o alguien observándole llorar por lo que su voz interna le decía, era una nimiedad; que estar así, era únicamente su culpa. Si SeulGi lo viese probablemente se reiría entre burlas por lo tonto que se veía, llorando por un amor correspondido que estaba sobreprotegiendo sin motivos. Llorando por KyungSoo como si el hombre lo hubiese botado cuando en realidad le estaba dando el tiempo necesario para replantearse algo de lo que desde un inicio había estado muy seguro.

KyungSoo debía ser quien estuviese sufriendo por sus miedos, por un chico que le había demostrado cuánto estaba dispuesto con tal de conquistarle y ahora, le decepcionaba con esa actitud caprichosa. Pero, así también lo había querido, y por eso a JongIn también le gustaba. Le gustaba insistir, y le gustaba cuando KyungSoo cedía, cuando se dejaba llevar y ser él mismo sin vergüenza, sin miedos.

Lo único cierto que seguía sintiendo y difícilmente alguien se lo arrancaría del pecho, era el hecho de que por primera vez estaba tan profundamente enamorado y temía a cada segundo de cada día, no ser todo un adulto para KyungSoo. No ser el hombre que merecía para su vida o el que estuvo esperando por tanto tiempo. La idea de que cualquiera pudiese llenar un poco más sus expectativas, comprender mejor su mundo de trabajo duro, su carácter pacífico y el desapego que sabido era ya para él, era producto de sus viejas experiencias. Un desapego que JongIn sabía que cada día KyungSoo intentaba no llevar a raja tabla, demostrando sus pequeños lados salvajes e instintos más pasionales.

El Encanto del Aprendizaje 📚 (KaiSoo)Where stories live. Discover now