El chico del café-internet

Primera parte

—Kook— una voz tranquila lo había llamado con cierta preocupación.

— ¿Qué sucede BamBam? — respondió el otro chico con calma mientras picaba con la cuchara de plástico el hielo en su vaso de raspado.

—Tengo un mal presentimiento— fue la respuesta inmediata del pelinegro.

— ¿Sobre qué? — pregunto con calma llevando algo del hielo saborizado a su boca.

—Hay algo que debo contarte, pero no te alteres— advirtió el chico presionando con algo de incomodidad el vaso donde se encontraba su raspado de vainilla, acción que no pasó desapercibida por el de lentes.

—Comienzas a preocuparme cuando te comportas de ese modo, quiero pensar que es menos grave de lo que lo haces parecer— trato de aligerar el ambiente sentándose mejor para darle su total atención al tailandés.

—Lo siento, creo que lo estoy volviendo más dramático de lo que es— sonrío apenado —pero durante estos días estuve teniendo algo así como conversaciones... con Ten— expreso por fin sin atreverse a mirar a su amigo.

— ¿Qué? — logro decir el castaño mirando incrédulo al mayor, no es que fuera algo malo (o quizás sí) pero él apenas y tenía la capacidad de decir hola y no morir en el intento de mantener una conversación con aquel chico.

—Si, bueno fue algo muy espontaneo— trato de explicarse ocultando su nerviosismo al picotear el hielo algo más liquido de su vaso —resulta que cierto día estuve buscando un grupo que tenía con todas las chicas de baile, y debajo del grupo estaba el nombre de Ten y por accidente mande un mensaje diciendo que cuando nos veríamos para ensayar, entonces cuando apenas pude reaccionar ya lo había mandado e inmediatamente quise excusarme de eso, pero sabes que el mundo me odia y se me trabo el estúpido teléfono e incluso se reinició— soltó un sonido parecido al de un gruñido por la queja —y cuando por fin pude hacerlo, él incluso me había respondido que si quería una cita con él solo debía decírselo sin meter el baile como pretexto— por el enojo había utilizado más fuerte la cuchara dando una apariencia de que apuñalaba el casi inexistente hielo amarillo.

—Siento que cualquier cosa que diga será terriblemente inoportuna, pero me vale, al fin veo algo que se puede considerar un verdadero avance en ustedes— dejo el vaso a un lado y miro a su amigo con una sonrisa pícara —Realmente quisiera no alegrarme tanto por esto, pero de verdad espere casi todo un año en la escuela media para que pasara algo así— se excusó tras la mala mirada que le dedicaba el pelinegro —Sinceramente no sé qué decirte, por un lado quiero que lo hagas y por el otro quiero que lo mandes al carajo— mostraba sus puntos de vista sintiéndose en una encrucijada — ¿Qué le has respondido? — pregunto curioso volviendo a comer de su hielo más derretido.

—Ahí está el problema— el pelinegro por fin hablaba del asunto en si —Me sentí tan perdido cuando me dijo eso que no supe cómo responderle— Kook estaba por decir algo cuando el otra chico se le adelanto —entonces recordé lo estúpido que me sentía cada que él me decía por lo menos un hola, y no me permitiría ridiculizarme así otra vez, decidí jugar su juego— se veía decidido al decir aquello —Así comenzó algo como una conversación llena de coqueteo y segundas intenciones en la que tratábamos de hacer que el otro cediera— explico con nerviosismo.

—Iralo, al parecer solo necesitabas cometer un error así y no verlo durante un año para poder hablarle— se burló el chico de lentes bebiendo el agua que quedaba de su raspado — ¿entonces? — animo a que continuara.

—Ah, pues nada. Mira que lo he mandado al carajo cuando se le subió el ego y empezó con que a pesar del tiempo no había podido olvidarlo y todas esas tonterías— una risa divertida se escuchó de él —Me imagine muchas cosas, pero jamás que alguna vez yo lo llegaría a rechazar, he cambiado— susurro con cierta preocupación —me pregunto si hice lo correcto, quizás esa era mi única oportunidad de salir con él y lo deje ir— el arrepentimiento era notorio en cada palabra que decía.