Historias de gatos

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Llevo mucho tiempo sin escribir, lo cual advierte siempre un gran lío en mi interior, es algo grave dejar éste arte, ésta disciplina por prolongados lapsos, García Marquéz  usaba la siguiente expresión "Hay que tener el brazo caliente" con respecto a la escritura, y la rigurosidad que es hacer de ella, no sólo un ritual, sino un ejercicio diario, por ende ninguna excusa es válida.

Éste tiempo sin escribir lo he invertido en tareas varias, en cosas que me han tenido no sólo ocupada, sino que han abierto diversas cicatrices, que creí estaban cerradas, y sepultadas como corresponden, cicatrices del alma, en ese momento en que el pasado regresa a mi memoria con más intensidad, comienzo a notar que éste largo marasmo del que apenas estoy despertando, ¡y vaya que me ha costado el pellejo!, es ahora una constante en mi historia, por la simple razón del peso que tiene no sólo el pasado como un conjunto de vídeos, y tragedias, documentados con lujo de detalles en mi memoria, sino el peso que ocupa cada uno de ellos en mi pensamiento.

La memoria; ese oscuro salón al cual accedo sólo en caso de extrema necesidad, tiene un olor a betún, una combinación entre chocolate espeso, y el aroma de la selva tropical, en un día lluvioso, a lodo, al pelaje de un animal muerto y acabado de cazar, sin duda es un lugar perturbador, al que regresé, con la certeza de que soy más fuerte ahora, de que según mi entorno he cambiado, es una probabilidad, sin embargo me asaltan dudas, el ser humano se debe en gran medida al entorno en que pasa sus días, o por lo menos en mí tiene un significado enorme, porque no he querido encajar allí, ni en ningún entorno, porque cada vez que lo hago, o me siento parte de algo, la vida, el crudo destino, la consecuencia de mis actos, o ese no sé qué, me demuestra cuan equivocada estaba, reinicio mis actividades y continúo como si nada pasara, como si no leyera entre líneas, como si no notara, como la indiferencia, el desinterés, el resentimiento y la envidia, apagan mi luz, poco a poco, día a día, y continúo, sonriendo, viendo "El lado amable de las cosas", aconsejando a los demás para que sean felices, ayudando a las personas que amo a seguir, a luchar y a continuar, conmigo o sin mi.

Y es por eso que titulo éste escrito como "Historias de gatos", pude encontrar una metáfora ideal, no precisa, pero si reúne muchos detalles importantes, y es la sensación de que mi entorno, me ve como un gato, un animal tierno, en ocasiones carente de afecto, escalador, que mantiene la temperatura siempre en cálido, fiel. pero al tiempo traicionero, con armas que no teme utilizar como son sus garras, su sagacidad, fuerte, la mayoría de las veces, y que cuenta con la inmensa cualidad de ser compañía, pero también de ser, en solitario, de no apegarse en lo absoluto, o de ser dependiente de formas absurdas.

Para el almaWhere stories live. Discover now