Capítulo 3. Creación.

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–Muy bien– habló para sí misma Sabrina– hoy es hora de demostrar todo lo que me he estado preparado, traigo todo lo necesario, repasemos: Hojas, de verano, otoño, invierno y primavera, un tubo de ensaño lleno de agua de lluvia, hongos varios y semillas del árbol más antiguo de la ciudad, todo está bien. Estoy ansiosa de crear mi primer homúnculo, me pregunto cuál llegará a mí, solo espero que no sea el caracol, o el murciélago... ¡uy qué escalofríos!

–Deja de obsesionarte con lo que crearás, lo que salga será tu homúnculo. –Le dijo Anita, compañera y amiga de Sabrina.

–Tienes razón, estoy tan feliz de poder ingresar a la academia de creadores–.

A pesar de ser creadora y poseer la piedra Esmeralda, ningún creador ha podido crear un homúnculo antes de llegar a la academia, a diferencia de los invocadores y mecánicos. Para ser creador es necesario tener un gran control mental y ser preciso en la ejecución de crear un homúnculo, de lo contrario el embrión de éste morirá antes de haber nacido.

En la entrada de la Academia había un enorme circulo verde con extraños símbolos y un árbol al medio representando el símbolo de la piedra de los creadores, la Esmeralda. Se dice que una vez un estudiante de la cuarta academia decidió entrar a la Academia de los creadores sabiendo que no poseía el don de la piedra esmeralda y desafiando toda norma, el poder de la academia lo transformó en una especie de homúnculo llamado Tué-Tué, el que anuncia calamidad. Aquella historia ha pasado de generación en generación con el propósito de evitar que estudiantes pierdan sus vidas intentando encajar en lugares que no pertenecen, de alguna forma sirvió de lección para aquellos que no posean el don de esta piedra.

Al entrar a la Academia Sabrina notó como uno de sus aros brillaba al cruzar el circulo de Esmeralda ya que en uno de ellos su piedra mágica le entregaba el título de creadora por derecho, muy entusiasmada miraba a su alrededor, sin dejar de sentir una tremenda admiración por los homúnculos de los alumnos de años mayores. Entre los más comunes se encuentran las hadas del bosque, alpacas, perros de tierra y agua, el gato guiña, vizcachas y chinchillas. Los no tan comunes dentro de la academia eran las águilas de fuego, hielo y otras muy raras de tierra, unos pocos venados pequeños y muy pocos dragones de hielo en etapa uno, pero mientras Sabrina caminaba en la academia pudo ver un hermoso Pudú evolucionado con su majestuosa cornamenta y elegante andar cautivó los ojos de Sabrina. Su forma majestuosa lo hacían ver como criaturas místicas que solo pueden existir en tus sueños o en cuentos, pero lo cierto es que eran más reales que la sonrisa de Sabrina.

–Vaya una niña gato–le gritó Sabrina a su amiga Anita que se encontraba a su lado, por lo que ella no pudo evitar saltar del susto. –Según leí son la evolución del homúnculo Colo. Me pregunto cuanto tiempo habrá pasado esa creadora con su homúnculo para lograr evolucionarlo –suspiró Sabrina.

–Es de último año, así que asumo que cuatro años, –le respondió Anita. Te dije que te tranquilizaras, asustarás a los demás homúnculos con tus gritos.

–tienes razón, es que son ¡hermosísimos!

Caminando por la academia, llegaron al corazón del palacio principal de los creadores. Sabrina observó detenidamente a una enorme estatua con forma de ave, la que parecía estar rodeada de columnas de agua, viento y tierra.

–Es la gran ave Gryphus– le explicó Anita.

–Ya lo sabía, es que no puedo dejar de contemplar su majestuosidad. –me pregunto si podré crearlo.

–No seas ridícula, el Gryphus no es creable, ni se conoce su embrión. Esta estatua es solo referencia de aquella mística ave que aparece en el cuento del origen de las piedras, pero nadie jamás ha podido crearla. No se sabe si existe algún predecesor de ella, pues existen otros homúnculos que tienen forma de ave, pero ninguna evoluciona a Gryphus, por lo tanto, su embrión es completamente desconocido.

Cobre y el MecánicoWhere stories live. Discover now