Capítulo 4. Reunión

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Finalmente, los amigos se juntarían en una clase común, Sabrina y Paulo estaban muy entusiasmados de contar lo que les ocurrió en su primera clase, sin embargo, Catriel no tenía el mismo ímpetu. Las clases mixtas se desarrollaban en el sector sur de la ciudad, la academia de invocación se encontraba en el extremo oriente, la academia de fabricación se encontraba en el sector poniente y la academia de creación se encuentra en el sector norte. Al ingresar al sector sur de la ciudad, se observa un estrecho sendero lleno de rocas pulidas en el suelo, que hacen que el viaje sea agitado. Este sector de la ciudad se caracterizaba por aquellos que no posee ninguno de los dones otorgados por las piedras. Sin embargo, todos los estudiantes de la ciudad entre las edades de seis a trece años debían estudiar ahí obligatoriamente hasta cumplir la edad suficiente para aprender los poderes de las piedras mágicas en las academias de fabricación, creación e invocación.

A pesar de que se estableció como ley que todos compartieran el último bloque curricular en dicha academia cumpliendo los 14 años, no todos estaban de acuerdo. Aunque las clases mixtas se crearon con el fin de que los habitantes de la ciudad compartieran experiencias y mejoraran su convivencia, la realidad era muy diferente. Muchos de los estudiantes que poseen la piedra mágica encontraban innecesario perder tiempo en una academia que no mejoraría sus habilidades y debido a estas malas actitudes, muchos roces entre estudiantes sin don habían traído un sinfín de problemas de convivencia.

La cuarta Academia no tiene nombre, ya que fue construida por aquellos a quienes se les denomina coloquialmente "Güinca", o personas sin color. Las otras academias poseen sus propios emblemas y colores, la academia de invocación es de color azul por el llamativo color de la piedra lapislázuli, la de fabricación es roja por el vivo color del cobre y la de creación es verde por la brillante esmeralda.

Esa tarde Catriel caminaba junto a su Ax, Huilco, en dirección a la cuarta academia, pudo ver a otros estudiantes de las otras academias caminando en su misma dirección. No muy a lo lejos escucho su nombre, era el de sus amigos quienes lo estaban llamando.

–¡Catriel! ¿Dónde estabas? –le preguntó Sabrina abrazándolo al mismo tiempo que lo besaba en su mejilla. –Nos tenías preocupados.

–Caminaba hacia acá. –respondió desganado.

Paulo de inmediato notó que su ánimo no era el de siempre y miró fijamente a su Ax para saber alguna pista de lo que le había ocurrido, pero su Ax los miraba a ellos esperando encontrar la misma respuesta.

–Pase lo que pase, te convertirás en el mejor fabricador del mundo, no bajes los brazos, menos ahora que recién estas comenzando. –le consoló su mejor amigo.

Paulo y Sabrina se miraron y no hablaron de lo que habían logrado hacer en su primer día de clases, preferían celebrar con Catriel cuando él lograra fabricar su primer A2.

–Vamos chicos, yo estoy bien, ¿Cómo les fue a ustedes? –insistió Catriel – veo que tienes un hermoso homúnculo Sabrina.

Ambos amigos dudaron en responder al insistente Catriel ya que para ambos habían tenido un muy buen día, sin embargo, al mismo tiempo asintieron con la cabeza, lo que Catriel entendió como un "bien". Finalmente, la cuarta academia se encontraba frente a sus ojos, era un lugar muy antiguo, de lejos parecía que estaba pintada de color blanco, pero en realidad era solo el concreto que la hacía parecer blanca, daba la impresión de que fue construida sin prisa o sin objetivo aparente ya que las terminaciones estaban aun sin terminar. Había luces en las ventanas de vidrios en la entrada, un largo jardín le servía de camino hacia el interior, los estudiantes caminaban en dirección a la gran puerta de mármol que se encontraba abierta esperando a sus antiguos estudiantes. Una vez en el acceso interior, pudieron ver una figura destruida de lo que parecía un hombre en un trono. A medida que ser adentraban en la academia, ellos pudieron ver a algunos de sus ex compañeros con los que estudiaron ahí a los que intentaron saludar sin éxito ya éstos se sentían celosos de aquellos que se habían ido. Muy expectantes los alumnos de la cuarta academia los miraban ingresar uno a uno a las aulas a pesar de que años atrás fueron compañeros y amigos de la misma academia.

Cobre y el MecánicoWhere stories live. Discover now