CAPÍTULO II

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Hyakkimaru había recorrido a pasos agigantados el sendero del bien, aprendió mucho como son los humanos, los sentimientos que guardan,y aunque estuviera fascinado con cada cosa en el camino extrañaba una vocesita en especial, ese tintineo que le recordaba que no estaba solo, como hecha a de menos su presencia, pronunciaba su nombre entre suspiros, sin importar donde y con quien estaba, y sonreía al recordarla, recordaba la silueta de su alma, y la dulzura en su mirada, sus ojos su boca, su cabello, todo de ella de encantaba, se sentía extraño sentir calidez por alguien, la quería de eso no dudaba, ¿estarían juntos para siempre? la respuesta era si, el tenia claro de que manera la quería tener a su lado.

Estuvo vagando de aldea en aldea, y en una de sus paradas conoció a un joven monje que se ganaba la vida exorcisando demonios, su inusual forma de vencerlos llamó la atención del viajero, rápidamente iniciaron una pequeña amistad juntos, ayudaban a poblados pobres a cambio de nada, y a veces recibían grandes recompensas, aquel joven de nombre Tetsu, era una gran compañía, pero nadie llenaba el espacio que Dororo llegó  ocupar en su corazón, y ahora ese lugar es más grande, porque ella también es parte de sus pensamientos diarios.

Tetsu, era un muchacho muy noble, y recto en sus ideales, habían compartido 2 años caminando por lugares inciertos y sin esperanzas, dándoles razones para continuar y compartiendo con los más pobres, Hyakkimaru recordó las veces que con Dororo se dirigían a diferentes sitios a derrotar demonios, y más de un par de veces ella había temido de él al verlo tan fuera de si, y ella con una caricia lo calmaba, que sensación más cálida era sentirla cerca.

-Hyakki, oye, ¿tu sabes algo de las tierras malditas de Daigo? ... - el monje ordenaba sus conjuros y pergaminos mientras mantenía viva la fogata.

-¿Daigo?...- ni siquiera estaba prestando atención a sus palabras hace tiempo que no escuchaba ese nombre, contemplaba la fogata con esa seriedad característica suya, pero una gran sonrisa apareció en su rostro una que dejó asombrado a su compañero.

-... Si sabes algo...entonces...haber cuéntame... -el chico fijo toda su atención a lo que estaba por decir Hyakkimaru quien tenía una expresión confusa entre asombro y felicidad. Aún así se tomó su tiempo para responder.

-Daigo, es donde nací...y ahora...- no dijo más se recostó y su mente recordó a gusto a la única persona que deseaba tener a su lado en ese momento, desde hace tiempo quería regresar pero sentía que aún no estaba listo, por más que su corazón le pidiera a gritos volver, esa era una de las pruebas que debía superar, podría quizá mantenerse al margen pero nunca de los nunca la olvidaría, si bien con el tiempo se dio cuenta que el sentimiento de amar a una persona significaba que querías tenerla cerca siempre, entonces ¿el la amaba? pero eso que era, aún faltaba cosas que aprender entonces.

-Bien...no me has dicho nada...quiza esto te interese...en unos días se celebrará un gran festival, no quieres dar una vuelta por allí, digo... nos merecemos un descanso... - Tetsu también estaba cansado así que se recostó - Piénsalo, podríamos ganar mucho dinero, dicen que son tierras prósperas, quizá necesiten nuestra ayuda... - después de un bostezo estaba por cerrar los ojos.

-Iremos, al festival de Daigo... -lo menciono con una felicidad que se ocultaba bajo una imperceptible y cómplice sonrisa.

-Eso es amigo...y para ello mañana compraremos ropa adecuada..vamos a divertirnos en grande... - ambos descansaron por esa noche.

Como lo dijeron la noche anterior compraron ropa, pues la de Hyakkimaru ya solo eran un montón de remiendos, aun así las guardo y empezaron a seguir su nuevo rumbo, tardarían pocos días en llegar pero Hyakkimaru no quizo descansar, a lo que Tetsu supuso que algo o alguien  realmente importante residía en aquellas tierras, pero estaba feliz por ver ese deje de alegría brillando en los cobrizos ojos de su ya único amigo.

-Oye...hay que descansar...se que estas emocionado pero.. no puedo más estoy cansado.. - Se detuvieron cerca de un arroyo, tomarían un baño y se prepararian porque al siguiente día por la noche llegarían.

-Hyakki...puedo saber por que estas tan feliz de volver a tu aldea... - mientras desataba su pequeña coleta castaña.

-¿Feliz?... - La verdad es que aparte de Dororo Tetsu había logrado tener paciencia con sus largos silencios y cortas palabras y hasta nulas respuestas.

-Si...tienes ese brillo que solo la felicidad y el amor pueden causar...acaso tu... - el joven monje dejó de lado su imaginación, pero quizá alguien en esa aldea espera por el.

-¿Amor?...felicidad...- si eso era ella para el, felicidad, amor, paz, tristeza, lo es todo, y lo único que deseaba desde siempre. -Do... roro - susurro su nombre queriendo sin querer, fue traicionado por sus impulsos y terminó llamándola en la oscuridad de aquella escena.

-¿Que?...hay amigo mío...siempre serás un enigma para mi..pero espero y puedas ver a quien sea que te esté esperando... - salieron de aquel arroyo para vestirse y descansar, mañana seguirían hasta llegar a su destino.

En su viaje Hyakkimaru había recibido una peineta con pequeñas flores de sakura perfectamente talladas, pertenecía a una princesa que le obsequió en forma de gratitud.

FLASHBACK

Una joven mujer estaba cautiva dentro de una cueva, custodiada por dos demonios que peleaban entre sí por ver quién se comía a la damisela que esperaba ser rescatada. Luego de un exorcismo fácil la princesa estaba de vuelta en su castillo junto a sus padres quienes recompensaron bien a tan valientes jóvenes que lucharon por su hija.

-Ten...seguro algún día encontraras a quien será tu compañera, deja que esto luzca en su cabello...es mi forma de decir gracias...- Hyakkimaru la tomó sintió lo delicada que era esa pieza, la envolvió en un pedazo de tela y la guardó, y aunque Tetsu le haya sugerido venderla porque dudaba que su amigo tuviera ese tipo de intereses, si tan solo supiera.

-Compañera... - sonrió al imaginar a Dororo usándola, se vería más hermosa que la última vez que la vio.

-Ahí vamos de nuevo tu y tus enigmas...si Hyakki, compañera, media naranja, como quieras llamarlo el significado ya te lo he dicho cientos de veces... - Tetsu estaba sorprendido de como su amigo podía asombrarse por cualquier cosa.

-Lo sé...- Que enigmático resultaba ser su buen amigo.

FIN FLASHBACK

Guardo el objeto entre su ropa pensando en Dororo, coincidencia o no pero aquel objeto llevaba las mismas flores que Dororo tenía bordadas delicadamente en su Kimono quizá esta sea una señal más de lo caprichoso que suele ser el destino, haciendo que todo tenga un significado especial para cada evento, tan especiales como para recordarlos por siempre, y aflorar más al corazón dejando al desnudo los sentimientos.

DORORO: CAPRICHOS DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora