Capítulo 1.

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Dos meses después. 

Loren. 

Lo que más odio de Florida es su clima. 

No por el calor, o el sol que enrojece mi pálida piel, sino porque cuando decide ser frío por sorpresa, la razón es que alguna tormenta va a desatarse. Muy rara vez en mi estadía aquí, he sentido una débil llovizna; ahora el viento y las grandes gotas de agua azotan mis ventanas, amenazando con abrirlas sin importar los seguros de las mismas.  

Es como si el cielo supiera lo que ocurre hoy. 

Los truenos rasgan entre las nubes y cortan el aire, haciéndome cerrar los ojos con cada estruendo. Justo como cuando recibimos la noticia hace dos días, gris y siniestro. Las luces parpadean cuando uno mucho más fuerte hace temblar las paredes de mi cuarto. 

Es difícil procesar el acontecimiento, porque sigo sin creerlo. No sé cómo sacarlo de mis labios, parece una broma porque había escuchado su voz una hora antes de que pasara.  

Está muerto. 

Jake atentó contra su vida el viernes mucho antes de que la madrugada llegara. 

Mi cabeza no para de formular preguntas, no porque esté afligida, más bien confundida. Estuve tanto tiempo con él y jamás mostró algún indicio de querer hacerlo. Incluso cuando se atrevió a llamarme luego de dos meses, lo oía bien. La tragedia me pone a dudar, no me arde, no me pesa. Perdí todo tipo de empatía hacia su persona tres años atrás cuando se metió en terreno peligroso, el día que lo terminé sentí como un peso inmenso se iba de mis hombros. Tuve una discusión con mi madre por eso, pero ya no importaba. Ya estaba hecho y no pensaba dar tres pasos atrás cuando por fin había logrado dar uno hacia adelante. 

Abren la puerta de mi habitación y es Selene que entra con un vestido negro en la mano. 

—Ya lo plancharon.  

Me acomodo frente a mi tocador. 

—Déjalo sobre la cama.

Obedece y se sienta en el colchón, observándome a través del espejo. Tengo los ojos un poco rojos, la noticia me tomó desprevenida, y a pesar de no quererlo, los pocos recuerdos buenos que tuvimos me invadieron por la noche. 

—¿Estás bien? 

Nuestras miradas se encuentran por primera vez en la mañana. Dejo de peinarme el cabello y enderezo mi espalda. 

—¿Por qué no he de estarlo?

—¿Cómo que por qué? Tu ex se suicidó un día antes de su cumpleaños —lo repite como si no me lo hubiesen dicho ya—. Sé lo que pasaste, pero ¿no te importa ni un poquito? 

Me desprendo de la ropa que llevo y me pongo el vestido. La falda es acampanada y me llega sobre las rodillas, sin escote, es el más decente que ha escogido para mí y se lo agradezco. 

—No me hagas lucir como una bestia sin corazón. 

—Sus padres están destrozados —me ayuda a subir el cierre. 

—No lo dudo. 

—¿No te importa? 

—No lo sé —me limito a responder. 

Aún estoy descubriendo qué siento al respecto. No suelo ser así de indiferente, pero nada quiere salir de mi pecho. Todavía trato de asimilar que iré a su entierro y su familia va a estar allí, haciéndome preguntas del por qué no volví a su casa por tanto tiempo. Saben que rompimos, pero la razón la dejamos a su imaginación. Solo lo saben nuestros padres, y lo dije para que entendieran el porqué no seguiría sus planes. 

La Realidad De Una Mentira [ ARDOR #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora