El cumpleaños de Kirishima.

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                         ㅤ─── ❀ Pétalos de flor y alas de mariposa se disputan el área de vuelo imaginaria que habita dentro de su estómago. ¿O es su corazón acaso?
Pues de algún modo aquello le había hecho sentir que su cerebro habitaba en alguna parte de su brazo, su corazón en el vientre y el estómago perdido en algún otro lugar.

La fiesta por el cumpleaños número 17 de Kirishima había sido todo un éxito. Había sido planificada por toda la clase con una semana de antelación, puesto que el cumpleaños de alguien tan querido dentro de su grupo no podía pasar desapercibido.
El convivio comenzó por la tarde, a eso de las seis un estruendoso "¡sorpresa!" resonó en la sala común y la radiante sonrisa del pelirrojo iluminó con más fuerza que las luces que Tsuyu y Hagakure habían puesto sobre la mesa del pastel para decorar.

Por su parte, ella estaba bastante tranquila. Le alegraba sobremanera el hecho de que todos hubieran sido parte de aquello, inclusive aquel roñoso rubio que pese a lo demostrado la mayoría del tiempo estaba segura de que disfrutaba formar parte de su unión.
¿Y cómo no? Aunque se empeñara en negarlo Kirishima era el único al que podría llamar un "mejor amigo". Quizá la única persona verdaderamente importante para él en toda la clase...

Sacudió la cabeza con necedad. ¿Cómo podía ser tan egoísta? Apretó el vaso de plástico con medida fuerza; lo suficiente para deformarlo, y no tan intenso como para romperlo.
Perdió su vista en el entorno. ¿Porqué era la única solitaria de pie junto a la pared? Todos estaban bailando y conversando entre sí en una ininteligible armonía de música y risas. Pero no ella.
¿Quizá estarían un poco más animados por la travesura de Mineta y Kaminari? Bajo perfil habían vertido una mínima dosis de licor de ciruelas en el ponche que Yaoyorozu con tanto entusiasmo había preparado. Dijeron que le daría "sabor" y aunque ella se enojó bastante por un momento, pronto lo olvidó y continuó celebrando... Era impensable que alguien terminara ebrio con algo así, ¿cierto?

Entonces una sombra cubrió su silueta... Elevó la vista de sus pies y ahí estaban.
Esos rubíes agudos que parecían penetrar en ella como un láser.

Entre abrió los labios para intentar decir algo, pero la intensidad con la que Bakugou la estaba observando la había dejado estática. ¿Estaba molesto por algo? miró a los lados buscando alguna puerta, salida, u objeto que ella pudiera estar obstaculizando, pero eran sólo la pared, ella, y sus rubíes filosos.
Por un escaso instante desclavó la mira de su rostro y se instaló sobre el vaso en su mano.
Con la propia la tomó, guiándola hasta los ásperos labios masculinos donde el índice de ella los rozó fugazmente produciéndole una onda de choque que le recorrió desde la punta de sus cabellos hasta los dedos de los pies.
El ámbar buscó el borde del vaso con su boca, guiando la mano de Ochako mientras daba un amplio sorbo. Luego la soltó con tosquedad.

Ella abrió sus ojos grandes y redondos, mirándolo atónita.
Su atención fue centrada hasta el rostro ajeno donde las escasas luces danzaban de modo fascinante sobre su endurecido semblante. Inexpresivo, ilegible, impropio de sí.
De un momento a otro estaba casi sobre ella, acorralándola sin escapatoria contra aquella pared.

¿Porqué demonios no podía decir nada? Su mano diestra ascendió con rapidez apretujando su pecho, como si mantuviera cerrada la compuerta por donde su corazón acelerado intentaría escapar.

Apretó los ojos. ¿En serio haría lo que estaba pensando?... Podía pecibirlo.

Tenía cerca su aliento cálido con ese aroma dulzón sobre sus labios... Quería probarlo. Quería que él lo hiciera... "¡Hazlo de una vez!" gritaba en su mente pero la dirección de ese airecillo cándido cambió su rumbo penetrando su oído zurdo.

— Tch... No puedo si haces una mueca de susto tan fea como esa, cara redonda. Tan sólo... quédate así un momento más.

La chica gravedad abrió sus ojos con lentitud, apretando sus propios labios sonrosados con tal fiereza que se pusieron blancos. Sus rodillas temblorosas la delataban; estaba aterrada de sí misma, pero se quedó quieta... saboreando aquel aroma.

Pasados unos segundos él se apartó mirándola con aquel gesto sin expresión alguna. La luz blanca se encendió pues el señor Aizawa había avisado que fue suficiente, ahora todos debían ir a dormir.
Con la visibilidad a tope ella pudo divisar mejor sus facciones y entonces se dio cuenta: las mejillas enrojecidas del muchacho hablaban por sí solas. Estaba ebrio.
Con la misma le echó un ultimo vistazo, dándose vuelta mientras ella observaba cómo su figura de desvanecía entre los demás.

Claro, ¿como pensó que haría tal cosa en sus cinco sentidos? Hasta se sentía estúpida pero... A sabiendas de que probablemente él lo habría olvidado al otro día no podía sacar todo ese conjunto de cosas de su mente: su voz suave, su aliento cálido, sus rubíes filosos, su aroma dulce.

Era ya momento de meterse a su propio recinto, el único sitio donde nadie podía verla avergonzarse, girar en la cama, y morir por la incertidumbre.

— Por favor... Que cuando despierte mañana esto no haya sido más que un sueño...

Suplicó abrazando su almohada, hasta que pudo cerrar sus ojos.

Suplicó abrazando su almohada, hasta que pudo cerrar sus ojos

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||   ¡Gracias por leer! Desde aquí aclaro que el desarrollo de los acontecimientos de cómo comenzaron a gustarse no tendrá orden xD Probablemente los maneje como recuerdos o algo así.
En fin, espero les vaya gustando y espero pronto poder hacer un fic en forma respecto a esta pareja que tanto amo TuT ¡Nos leemos luego!  ||

Caramel Boombs, Spicy TeaWhere stories live. Discover now