Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
LA CHICA MIRABA POR LA VENTANA del transporte público aburrida.
Bufó y se acomodó de nuevo en el asiento. Su vagón estaría vacío si no fuera por ella y no sabía si agradecerlo. Le gustaba la soledad y la tranquilidad, pero odiaba el aburrimiento.
Pensó en qué decir cuando llegase ante las puertas de seguridad, así por lo menos tendría la mente distraída.
Sabía que la iban a dejar entrar, por algo era la nieta de un Grigori y aunque no estaba del todo orgullosa de serlo, aunque era cierto que le había abierto algunas puertas de acceso limitado en el Vaticano.
Las campanas del tren la hicieron volver a mirar por la ventana.
━━━━ ¡Estamos entrando en nuestra próxima parada, La Orden de la Verdadera Cruz! ━━━━la chica sonrió con suficiencia y se levantó del asiento, cogió su gran espada angelical, aquella que fue forjada por los ángeles, y caminó hacia la puerta.
Se distrajo mirando el precioso paisaje de la ciudad.
Más le valía acostumbrarse a él, ya que su intuición ━━━━normalmente infalible━━━━ le decía que iba a estar allí por un buen tiempo.
La campanita volvió a sonar haciendo saber a la gente que estaba en la parada dicha anteriormente por el locutor.
Las puertas se abrieron y la chica bajó del transporte y anduvo hacia el frente sin mirar atrás.
Nueva vida, se decía una y otra vez. Así ━━━━a lo mejor━━━━ conseguía aceptarla.
Comenzó a silbar debido al aburrimiento y como no tenía nada más que hacer, se dedicó a observar a la población.
Gente comprando, paseando, comiendo, charlando, parejas... Había de todo, de todo lo que Akira no estaba acostumbrada y es que ella se había criado entre un gran palacio y la Academia para exorcistas de la Verdadera Cruz.
No había hecho mucha vida fuera de allí hasta cumplir los quince, edad con la que empezó a vivir a su antojo. Ya tenía su gran título, ¿qué podía conseguir más si era imposible que a su corta edad la nombraran Paladín?
