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—No puedo creer que tú y Argentina hicieron eso!—Dijo Rusia riéndose
— Sii, soy el único que lo "banca" en todas sus locuras.—Dijo México.
—Algún día me gustaría verte haciendo ese tipo de cosas, debe ser algo divertido de ver.—Dijo el ruso mientras le sonreía de manera tierna a México.
— Seguramente lo vas a ver muy pronto, las locuras son parte de mí.—Dijo el mexicano devolviéndole la sonrisa.
—Lo esperaré con ansias.—Dijo Rusia.

México se detiene en seco.

—¿Pasó algo?—Preguntó el ruso.
—Puedes dejarme hasta aquí.—Dijo México.

Ambos se encontraban a unos 10 metros de distancia de la puerta de la habitación del latino.

—¿Puedo preguntar porqué?—Dijo Rusia.
— Si, es que creo que mis amigos no les  caes muy bien.—Dijo México mirando hacia el lado.
— ¿Y porqué?—Preguntó Rusia.
—No se, no es algo personal contra ti, simplemente no quieren que me junte contigo.—Respondió el pequeño latino algo apenado.
— Pero eso no es malo, a menos que te importe mucho lo que piensen tus amigos.—Dijo el ruso.

México miró a Rusia con sus ojos bien abiertos, como si estuviera buscando comprensión de su parte.

—Está bien, será nuestro secreto.—Dijo Rusia de manera comprensiva.
—Gracias!—Dijo México sonriendo.

El mexicano no pudo evitar abrazar al más alto de lo feliz que estaba, al principio el ruso se puso un tanto nervioso pero no tardó en corresponder al abrazo, al separarse un poco ambos quedaron frente a frente, el latino beso de manera rápida y tímida a la vez al más alto en la mejilla y después sonrió tratando de aguantarse la risa al ver la reacción de este.

—Nos vemos...emmm..algún día!—Dijo México de manera entusiasta.

Y dicho esto México entró rápidamente a su habitación cerrando la puerta de golpe, dejando en un inicio a Rusia sorprendido pero al cabo de unos segundos soltó un alegre suspiro.
Cuanto le gustaba ese chico.

















—Llegue!—Dijo México.
—¿Porqué llegas tan tarde?—Preguntó Chile.
—Soy adulto, puedo llegar a la hora que quiera..—Dijo México.
—¿Cómo estuvo tu cita con el cocinero?—Preguntó Perú.
—Bien....supongo...—Dijo México de forma sarcástica.
—¿Ven?,No lo negó!!—Dijo Argentina.
— Desde hoy te voy a tomar más en serio.—Agregó Chile.
—El hechizo funcionó!!—Gritó Argentina.
—Espera,¿Qué wea?—Dijo Chile.
—Nada!—Dijo Argentina.
—Bueno si no les importa me voy a dormir.—Dijo México de manera acelerada.
—Espera, aún tenemos que hablar!—Dijo Perú de manera seria.
—¿Ahora qué?—Preguntó el mexicano algo irritado.
—Estuvimos hablando seriamente por un largo rato, acerca de todo lo que te ha pasado a ti, refiriéndome especialmente por tu particular gusto por los cancheros idiotas.—Dijo el argentino.
—Básicamente saco weas.—Agregó el chileno.
—Si eso, y bueno, llegamos a la conclusión de que eres aún muy inmaduro,que no sabes lo qué quieres y que no estás dispuesto a aceptar ciertas responsabilidades.—Dijo Argentina.
—Que mentira!¿De dónde sacaron eso?—Preguntó México.
—China, Ecuador,Tailandia..—Dijo Perú.
—Italia,Korea del sur,Kenya,Arabia saudita...—Dijo Chile.
—Deténganse...—Dijo México.
—Noruega,Marruecos..—Dijo Argentina.
—En serio..—Dijo México.
—Chile,Usa...—Dijo Argentina.
—Por favor!!—Gritó México.
—....y la lista sigue y sigue..—Dijo el argentino.
—Eso fue en el pasado..—Dijo el mexicano un tanto afligido.
—¿Ya pero que asegura que con este cocinero vaya a ser distinto?—Preguntó Argentina.

Al decir esto, la seriedad de la conversación desapareció por completo para México, no podía creer que de verdad sus amigos habían pensado que había ido de cita con un cocinero.

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