Día 5

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Pelea

Se arrepintió en el mismo momento en el que le vio salir por la puerta con sus maletas

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Se arrepintió en el mismo momento en el que le vio salir por la puerta con sus maletas.

Era la primera discusión fuerte que tenían, pero cuando le dijo que si quería que se fuese, no pensó que lo haría de verdad. Normalmente sólo se iban cada uno a una habitación, y más tarde se pedían perdón y lo solucionaban todo. Pero ésta vez no fue así.

El rubio había subido a la habitación que los dos compartían haciendo rápidamente un par de maletas con sus cosas esenciales, y sin si quiera dirigirle una última mirada, se fue.

Había visto las lágrimas bajar por sus mejillas, y en ese momento tuvo ganas de ir tras él, de decirle que volviese, que no quería estar lejos, y que sin él su vida no sería lo mismo... Pero se quedó quieto viendo como su novio se iba corriendo de su hogar, a lo mejor sin planes de volver.

Pasaron varias semanas, en las que no salía de su casa. Sus amigos iban a verle, pero no les abría la puerta. Se volvió adicto al alcohol, y entró en un cuadro de depresión, del que imaginó no volvería a salir.

Había investigado durante esos días el posible paradero de Kaminari, pero no conseguía localizarlo. A pesar de que sabía el hospital en el que trabajaba, no tenía valor para ir a verle, ya que se había dado cuenta de que probablemente no querría verlo. Sin duda había sido demasiado duro con él, y se arrepentía terriblemente de eso.

Caminó con una botella de vodka hasta el baño, y se miró al espejo. Tenía ojeras de no dormir, y cada vez estaba más delgado por la falta de comida. Ese no era el Sero que todos conocían, era alguien roto por dentro, y que no sabía qué hacer para recomponerse.

Así pasaron dos semanas exactamente. Dos semanas en las que Kaminari se arrepentía de haberse ido del lado de Sero. Lo echaba de menos, pero después de todo el pelinegro no llevaba la razón, y no pensaba dar su brazo a torcer. Le dolía no despertarse con la sonrisa del chico a su lado, cocinar juntos, y ver pelis de terror por las noches.

Desde que vivía en casa de Kirishima, quien le había dado alojamiento sin preguntar, estaba más cerca del trabajo, y ya no tenía que conducir todas las mañanas. Él trabajaba en un hospital bastante famoso. Era su sueño desde pequeño, y hacía un par de años por fin lo había cumplido. Se le consideraba un doctor bastante bueno, sobretodo con los niños ya que los hacía reír. Además era muy querido por sus compañeros, ya que siempre les subía del humor cuando todos estaban cansados.

Pero a pesar de todo eso, y del amor que le tenía a su trabajo, ya no era feliz, y se le notaba. Iba desganado, y con una sonrisa falsa que no engañaba a nadie, pero sus compañeros no querían preguntarle para no remover sus pensamientos.

Esa mañana, Kaminari iba andando al trabajo, sin saber lo que le esperaba. Al mirar hacia arriba, pudo ver dos golondrinas volando juntas.

-¿Qué estás haciendo ahora, Hanta?-Preguntó al aire.

Serokami Week 2019Where stories live. Discover now