15.-Mimos

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Le dio pequeños sorbos a la chocolatada, disfrutando de su rico sabor mientras pasaba su lengua por su labio inferior y superior, quitándose los posibles restos de esta.

Había extrañado su sabor y todo lo que giraba entorno a ella, porque era más que eso, cada vez que la tomaba las risas, las anécdotas y momentos vividos con su hermana iban unidas de la mano.

Lo tenía todo preparado, la computadora encendida mientras se acomodaba en la cama con ayuda de su almohada, esperando la llamada de su hermana.

Horas antes se había mensajeado con ella, para concretar la hora y preguntar por su madre, la echaba muchísimo de menos.

Sus consejos diarios que lo llenaban de sabiduría, había aprendido tanto gracias a ella, a sus valores que desde pequeño le había inculcado.

Cuando la tenía cerca se sentía libre y a la vez seguro, era su vieja, la persona por la que daría cada pequeña parte de su ser sin pensarlo un solo segundo.

Era una luchadora, desde la repentina muerte de su padre su madre tuvo que salir adelante con sus tres hijos; que apenas eran unos niños; buscándose un futuro para que nada les faltase, llenándolos también de amor, cariño y compresión.

Habían vivido momentos duros, donde las cosas no salían como las planeaban, pero juntos como una gran familia habían visto siempre el lado positivo de las cosas.

Tuvo que dejar atrás su gran sueño de ser escritora,del cual Renato era testigo, cada vez que tenía un pequeño momento escribía pequeños textos en su cuaderno, luego los compartía con sus tres hijos, así se sentía realizada.

Sentía que por lo menos podía compartir con alguien una de sus grandes pasiones, la que le hacía feliz.

Muchas veces había intentado que alguna editorial le diera esa oportunidad, pero no más nunca llegó.

Cansada de tantas negativas y sabiendo que necesitaba el dinero, buscó laburo.

Agradecía cada día de poder laburar, ganaba poquito pero gracias a ello poco a poco pudo salir a delante.

Siempre había una sonrisa en la cara de su madre, y eso lo llenaba de vida.

Pero en el fondo Renato sabía que su madre tenía esa espinita clavada.

Al correr de los años, Valentino encontró laburo y la situación mejoró bastante, con ello, un par de ahorros y el dinero que Renato había conseguido vendiendo su batería habían podido pagar la matrícula para la universidad de Bruna.

Estaba muy feliz por que su hermana pudiera perseguir sus sueños.

Ahora las cosas estaban más estables porque también contaban con el dinero de Renato, Todos seguían ahorrando para pagar algunas deudas y por supuesto para dentro de poco volver a verse.

La videollamada empezó a sonar en la computadora, sacándolo de sus pensamientos y formando una gran sonrisa en su cara.

Rápidamente aceptó la llamada viendo en la pantalla la cara de su pequeña.

''Tato ¿Me ves?'' Vio como preguntaba su hermana mientas ajustaba la cámara ''¿Me escuchas?''

''Si pequeña'' Respondió con una sonrisa terminando de acomodarse en la cama.

Vio como su hermana sonreía al otro lado de la cámara y le daba un sorbo a su chocolatada, dejando algunos rastros de esta en las comisuras de sus labios.

''Sólo tengo tres años menos que vos'' Refunfuñó ''Ya no soy una niña'' Chasco los dedos.

''Para mí siempre serás mi pequeña'' Le recordó.

No estaba en mis planesWhere stories live. Discover now