Exámenes, Estrés y Una Boda Que Planear

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Ámber le sonrió a Kentin. Se la notaba cansada, pero feliz al mismo tiempo. Castiel se encontraba mirando a sus hijos, casi con asombro y temor, quizás dándose cuenta de que había dejado de ser un chico libre y sin muchas responsabilidades a ser un hombre de familia responsable de tres vidas.

-La niña se llama Catherine y el niño Dylan -dijo Ámber. Los observé detenidamente, la niña tenía el cabello negro como su padre y el muchachito era rubio como su madre. Catherine abrió los ojos, eran verdes como los ojos de Ámber, me miró con desconfianza y frunció el ceño, en cambio Dylan miraba a todos lados con sus fríos ojos grises.

-Son preciosos -dijo Rosa mientras se acercaba con cuidado, colocando su cabello plateado de costado.

-Gracias -agradeció Ámber y bostezó abiertamente.

-Oye, Ámber, ¿quieres que te dejemos descansar y volvamos más tarde? -pregunté. Los niños la tenían día y noche despierta, reclamándole el pecho, pañales o atención.

-Se los agradecería enormemente, estoy muy cansada -suspiró, nos despedimos de Castiel y Ámber y salimos de la habitación.

-Yo tengo que ir a la tienda con Rosa, chicos -anunció Alexy mientras se reunía con la albina.

-A mi me espera Lily en el centro comercial para ir al cine -dijo Armin mientras se despedía con una mano-. Luego nos vemos, muchachos.

-De acuerdo -les dije y me despedí de ellos. Lysan, Nath, Kentin y yo nos dirigimos hacia la salida del hospital; los muchachos y yo estábamos en completo silencio.

-Es raro ver a tu hermana menor convertida en madre -reconoció Nathaniel mientras se rascaba la cabeza, yo lo miré. Cierto que ahora Nathaniel se había transformado en tío, Lysandro lo miró también.

-Es algo raro la verdad... ver a Castiel como padre... -confesó el albino mientras se acomodaba el cuello de su camisa-. Creo que ahora deberá madurar a la fuerza, no puede seguir comportándose como un niño, tiene dos grandes responsabilidades, y una mujer que mantener.

Kentin desactivó la alarma del Jeep y todos ingresamos.

-En realidad la responsabilidad es de ambos -observó Kentin mientras se ponía el cinturón de seguridad y encendía el motor-. Ámber tuvo que haberse cuidado y Castiel también, esos niños no tienen la culpa de la falta de cuidado de sus padres. Ahora los chicos tendrán que dejar de lado muchas cosas y hacerse cargo de dos niños.

Nos dirigimos en silencio hacia el loft, el clima estaba empeorando, los días se hacían más fríos y poco a poco la temperatura iba acercándose a los cero grados; según el informe meteorólogo, para este invierno se esperaba nieve.

La Copa del Mundo había comenzado y la selección nacional no había clasificado; sin embargo, Nathaniel, Kentin y Lysandro seguían los partidos religiosamente.

-Inglaterra si sigue así se va a quedar afuera -masculló Nathaniel mientras escuchaba el resultado del partido, Kentin se rio con ganas.

-Mejor, se lo merecen -rio el irlandés, él quería que gane Argentina ya que Irlanda, nuevamente, había quedado fuera del Mundial.

Nathaniel lo miró ceñudo. Lysandro, en cambio, estaba dividido entre Inglaterra y Francia, a mí... me daba lo mismo.

Llegamos al loft y entramos por el garage subterráneo. Recordé nuestro encuentro caliente con Kentin hacía unos meses y me sonrojé de sólo recordarlo. Bajamos del auto e ingresamos los cuatro al ascensor. Finalmente, llegamos al penthouse y salimos al pasillo, Kentin abrió la puerta y todos entramos mientras nos sacábamos el calzado; Lalo dormía muy complacido encima de la nevera mientras que mi perro se encontraba refugiado en su caseta, miré ceñuda al gato usurpador mientras Nathaniel lo tomaba en brazos.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Where stories live. Discover now