Celos

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Yo me quedé allí de píe, mientras el Jeep de Kentin se perdía en la calle, incapaz de creer lo que había ocurrido, estaba a unas treinta calles del loft y ya era tardísimo en la noche.

Me acomodé la cartera y empecé a andar, a unas cuadras había una estación de metro pero dudaba que esté funcionando a estas horas, no me quedaba otra que caminar. Cada tanto me daba vueltas para ver si algún taxi circulaba cerca pero no había ninguno.

Maldito Kentin, odiaba que se ponga así, solo había sido unos tragos y un poco de sushi... Pero la verdad que Kentin tenía razón, Jeff y yo estábamos solos, eso nada tenía que ver con una reunión de trabajo.

Empecé a llorar mientras caminaba, la reacción de Kentin había sido exagerada, pero mi actitud no había estado bien; sin embargo no tenía intenciones en pedirle perdón, nada lo autorizaba haberme tratado de esa manera.

Finalmente, luego de una hora de andar, llegué al loft; las calles estaban desiertas, saqué mis llaves de la cartera y abrí el portón de entrada, lo empujé y entré; ignoré al sereno que me miró con cara de sospecha al verme con falda, tacones altos y el maquillaje corrido por las lágrimas.

Llamé al ascensor y cuando éste llegó, entré en él y apuré el piso catorce; subí lentamente mientras me limpiaba los pies, había caminado descalza y mis medias se habían roto. Me miré al espejo del ascensor, estaba despeinada por la zamarroneada de Kentin y la fuerza con la que me había arrojado al auto.

Me limpié la cara y cuando las puertas se abrieron, salí al pasillo y descalza como estaba saqué las llaves y abrí la puerta.

El loft estaba en oscuras total, solo se filtraban las luces de los edificios del frente; Fuser estaba acostado en su cojín y al escucharme entrar levantó su cabeza y me miró, se acercó moviendo su cola, yo le acaricié la cabeza y continué hacia el dormitorio que compartía con Kentin, la puerta corrediza estaba cerrada, intenté abrirla pero estaba con pasador, golpeé la puerta.

-Kentin... -susurré, volví a golpear-. Kentin, déjame pasar.

Silencio, no escuché que Kentin se moviera en la cama, me estaba ignorando totalmente.

-Kentin... -volví a llamar, pero nada.

Resignada como estaba, salí a la terraza y entré en el lavadero, allí guardábamos los acolchados y las almohadas de repuestos, regresé al living y me acosté en el sofá, me quité las pantimedias y me tapé con el acolchado, cerré los ojos e intenté dormir.

Me desperté, estaba en la cama que compartía con mi prometido, no sabía cómo había llegado allí pero estaba agradecida, seguramente Kentin me había llevado en brazos hasta la cama.

Me fijé en el despertador, eran las diez de la mañana, me salí de la cama y entré al baño, me quité la ropa de anoche y abrí el agua de la ducha, en lo que se calentaba el agua me desenredé el cabello y me puse bajo el agua.

Estaba cálida y deliciosa, luego de una jornada cargada de emociones y encontronazos era una verdadera bendición para mí; me quité el resto del maquillaje de mis ojos, el agua se volvía negra conforme el rimmel, delineador y la sombra se iban de mi piel. Me dolía la cabeza, quizás era del hambre que tenía o por haber llorado todo el camino a casa.

Una vez que terminé de higienizarme, cerré el agua y salí de la ducha mientras envolvía mi cabello en una toalla, tomé mi bata y me la puse encima y salí del baño.

Necesitaba hacerme un café, un café bien caliente y con unas tostadas con mermelada; cuando llegué a la cocina me sorprendió ver a Alexy desayunando cereales con frutas y leche, levantó la vista y me sonrió.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Where stories live. Discover now