Capítulo uno

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Capítulo uno: La profecía.

Primero de septiembre del año 2012, el andén nueve tres cuartos estaba abarrotado de brujas y magos con túnicas que despedían de sus hijos con sonrisas en sus rostros, casi invisibles por la densa nube de vapor que escapaba del expreso de Hogwarts...

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Primero de septiembre del año 2012, el andén nueve tres cuartos estaba abarrotado de brujas y magos con túnicas que despedían de sus hijos con sonrisas en sus rostros, casi invisibles por la densa nube de vapor que escapaba del expreso de Hogwarts con firmeza, siendo tan impotente como siempre. La prefecta de Slytherin se deslizó entre los magos con completa calma, siendo seguida de cerca por uno de los tantos elfos domésticos que trabajaba para ella, quien llevaba consigo todo el equipaje de la chica, además de la lechuza encerrada en su jaula.

Cuando recibió la carta de que sería la prefecta ese año su familia entera armó un alboroto, de ambas partes, felicitándola por su logro y llenándola de costosísimos regalos. Aunque para ella, no fue la gran cosa. Conforme se habría paso entre la multitud podía sentir cientos de miradas sobre, como si se tratara de una celebridad, aunque era algo casi parecido, ella era Artemis Diggory, solo un mago que habría vivido toda su vida bajo rocas no la conocería.

– ¿Artemis Diggory? –entonces ella alzó la cara, mirando al chico sin ninguna expresión en su rostro, casi como si no le importase su presencia. Por en cambio, Harry Potter le sonrió–. Veo que te han escogido como prefecta. –comentó.

– ¿Qué hace usted aquí, señor Potter? –frunció el ceño.

– Cosas absurdas y aburridas del ministerio. –se encogió de hombros, restándole importancia, entonces volvió a mirarle–. Ahora que te veo, ¿has sentido algo extraño últimamente? ¿Algo como si tu profecía fuese a cumplirse este año escolar?

– No tengo una cicatriz que pueda decírmelo ni tampoco un radar busca problemas, Potter. Todas las personas que se encuentran aquí no tienen nada sospechoso, no siento absolutamente nada y comienzo a creer que eso de la profecía es falso.

– La profecía de la hija del huracán y el súbdito tenebroso es de alto riesgo para el ministerio.

– ¿Es por eso que estás aquí, para vigilarme, Potter? –arremetió ella, frunciendo el ceño en total indignación, entonces bufó–. Le aseguro que cualquier disturbio que ocurra se lo comunicaré a la profesora Mcgonagall sin falta alguna, mientras tanto puede usted apartarse de mi camino, no me gustaría llegar tarde. –y sin decir más, subió al tren.

El vagón de prefectos no era la gran cosa, la única diferencia notable eran los sillones de terciopelo junto a las ventanas que se destacaban sin previo esfuerzo, entre tantas caras desconocidas pudo reconocer a Dante Carrigtown, el premio anual. Escuchó en completo silencio el discurso que el chico les brindó, analizando cada una de sus palabras y únicamente asintiendo las pocas veces que lo ameritaba, después de media hora se incorporó para iniciar con la labor de patrullar los angostos pasillos del tren en completo silencio. No podía escuchar nada más que las risas y voces de los estudiantes platicando sobre cómo habían pasado las vacaciones, por lo que les restó importancia y continuó caminando.

The Diggory Heiress | #TMT 2Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora