Capítulo dos

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                               Capítulo dos: Muertos en Vida

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                               Capítulo dos: Muertos en Vida.

Había perdido la cuenta de cuántas horas había pasado en la cama, sin poder dormir absolutamente nada y dando vueltas intentando conciliar el sueño, era tedioso. Sin más ganas de desperdiciar su tiempo de esa manera, se incorporó de la pieza vistiendo una manta encima de sus hombros antes de finalmente salir de la habitación, con la cabeza en alto. Bajó hacia la sala común de Slytherin, en donde pasaría el rato hasta que el sueño quisiese hacer un trato con ella, cogió uno de los tantos libros de Historia de la Magia que se encontraban en el librero y comenzó a leer.

– Conforme continúes mirándome de esa manera, no tendré misericordia, Ackerman. –comentó, sin apartar la mirada ni un solo segundo del libro. Al fondo de la habitación, en un rincón oscuro, Schneizel bufó–. Sal de allí de una jodida vez. –repitió.

Realmente quería preguntarse por qué podía sentir la presencia de Schneizel Ackerman en todo momento; quería saber la razón por la cual cada vez que lo veía, su cuerpo se tensaba y se ponía alerta.

El muchacho dejó de ocultarse en las sombras, con las manos metidas en los bolsillos de la túnica y una sonrisa de completa burla adornando su rostro. Y Artemis volvió a sentir ese apretón en el pecho cuando lo miró, esa pizca de repulsión que estaba comenzando a odiar. Él era atractivo, no podía negarlo, tenía las mejillas hundidas y el cabello azabache perfectamente peinado; el uniforme le sentaba excelente y su mirada penetrante podía hacer bombear el corazón de las chicas de forma demasiado exagerada. Era casi perfecto.

Fuera de aquello, se reclamó a sí misma por el hecho de tener esos pensamientos tan absurdos, dejó el libro justo a su lado y no dudó en visualizarlo con claridad. Todavía sentía la repulsión y las ganas de vomitar se hicieron aún más profundas, frunció el ceño cuando él se permitió avanzar hacia su persona; le estaba molestando de sobremanera su presencia. Claramente Schneizel era experto en la Oclumancia, no había mentido, porque no podía ingresar ni un solo segundo a su mente. ¿Quién diablos era tan poderoso en ese campo?

– ¿Sueles tratar así a todos los que están a tu alrededor? –inquirió él, con la voz llena de burla.

– ¿Sueles pasear tu horrible cara sin medidas de seguridad a los que te rodean? –respondió ella, con astucia.

– ¡Eres muy agradable, en serio! –dictó, con la voz cargada de sarcasmo. Como era de esperarse, a ella ni siquiera le molestó, entonces Schneizel tuvo toda la confianza de tomar asiento junto a su persona–. No creo que a la profesora Mcgonagall le agrade la idea de que la prefecta de Slytherin trate así de mal al nuevo estudiante, sería una pena que se enterara. –sonrió.

– ¿Estás intentando manipularme? ¿Debo tomar tus palabras como una amenaza? –frunció el ceño, mirándole fijamente y con los ojos cargados de furia–. De acuerdo, haremos esto a mi manera. No me caes bien, así que sería tremendamente maravilloso si te alejas de mí. Tómalo como un favor, déjame en paz. –se incorporó–. Puedes contarle a la profesora Mcgonagall lo que se te antoje, pero te advierto una cosa, por cómo intentes hacer una locura seré yo quien te haga pagar todos los daños.

The Diggory Heiress | #TMT 2Where stories live. Discover now