dieciseis

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Cuando Guzmán y yo entramos en casa, lo hacemos comentado el examen, pero nos quedamos congelados cuando vemos a Ventura de pie frente a nosotros

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Cuando Guzmán y yo entramos en casa, lo hacemos comentado el examen, pero nos quedamos congelados cuando vemos a Ventura de pie frente a nosotros. Él nos sonríe y el rubio se acerca hacia él para darle un caluroso abrazo. Sonrió viendo la escena. Laura y el padre de Carla también se acercan a saludar. Ventura me saluda y me sonríe muy alegre para ser normal.

–Que bueno que te han soltado, Ventura. —Digo mientras veo lo feliz que se encuentra Guzmán.

–Bueno, es que tengo un hijo muy persistente y al parecer muy buenos amigos. —Dice mientras levanta sus cejas apuntándome una dirección.

Mis ojos se dirigen hacia allí y mi boca se abre de sorpresa al ver a mi madre sonriéndome. Camino rápidamente hacia ella y nos fundimos en un gran abrazo. No puedo evitar que las lágrimas se escapen de mis ojos mientras mi madre ríe con felicidad.

–También te extrañe, pequeña. —Nos separamos un poco y sus dedos limpian mis lágrimas.

–Dios mío, mamá, te extrañe tanto. —Nos volvemos a abrazar.

Mi madre se aparta y se acerca a Guzmán. Ambos se abrazan y el rubio le da las gracias.

–Nada de gracias, espero que hayas cuidado a mi pequeña. —Mi madre levanta una de sus perfectas cejas mirando burlesca al rubio.

–Pues sí, como si fuera de la realeza. —El rubio ríe y su padre le golpea el hombro. Ventura mira a su alrededor y frunce el ceño.

–¿Y Marina?

–Ya debe venir en camino, seguro se quedo haciendo algunos trabajos, ya sabes cómo es. —Laura habló sin tomarle importancia.

Pasamos todos al salón y comenzamos una grata charla. Ventura y Laura no paran de agradecerle a mi madre por haber pagado la fianza. Es un ambiente alegre. Con mi madre nos levantamos y nos dirigimos a la cocina con la excusa de ir por vasos de agua.

–Aurora, mi niña, estás preciosa. —Sus ojos me miran con cariño.

–Gracias, ¿y papá? ¿Va a venir? —Ella sonríe y asiente.

–En unos días, quizás la próxima semana. Aún está terminando algunos detalles para trasladar la empresa a Madrid. Esperamos que esta vez, sea definitivo.

–Me alegro tanto, los Nunier han sido muy acogedores, pero los extraño tanto.

–Solo unos días más, Aurora. Estoy quedándome en un hotel en lo que terminan los detalles de la casa, pronto estaremos los tres juntos nuevamente.

–Que bien. —Susurro sonriente mientras sirvo mi vaso con agua.

Cuando volvemos a la sala, el ambiente ha cambiado notablemente, de uno ameno y alegre, a uno incómodo y algo tenso. Mis ojos chocan con los de Marina, quien se separa de su padre y caminan hasta nosotros.

𝐄́𝐋𝐈𝐓𝐄; ɴᴀɴᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora