capítulo 2

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Cinco años tenía la pequeña de cabellos blancos, día tras día acompañaba a su padre en su trabajo, deseaba ser como el, una guardiana.

Su pequeña dama Nurhan pasaba con ella en sus clases, acompañando a la reina Frigga cuándo Thor y Loki no estaban y a Heimdall cuándo está se negaba a dejarlo.

—Orabella, puedes regresar a tus clases—dijo el moreno viendo a la pequeña, está negó.

—No quiero padre—hizo un pequeño puchero, el guardián suspiró riendo.

—Si quieres ser una gran guardiana tienes que asistir a tus clases y dejar que la pobre de Nurhan corra detrás tuyo desesperada—la cargo

—Bien padre—suspiró y salió de ahí con Nurhan detrás.


Todos los días asistía a sus clases, le ayudaban a controlar el fuego en su interior y sobre todo a ser lo que ella quería, una guardiana, aún que eso era imposible para ella ya que no era Asgardiana, ella se negaba a aceptarlo.

No se relacionaba con lo príncipes puesto a que Heimdall se lo había prohibió y a ella no le importaba mucho verlos, a ella le basta su amistad con Nurhan.

—Orabella, mañana mi madre organizará un almuerzo por tu cumpleaños—dijo la rubia sacandola de sus pensamientos.

Orabella se estaba criando sólo con Heimdall, le ayudaba Alina la madre de Nurhan y aveces la reina Frigga, la peliblanco asintió hacía ella.

—Gracias Nur—sonrió agradecida.



La pequeña Orabella se vistió con un hermoso vestido azul cortesía de la reina, Alina la ayudó a peinarse y a ponerse su vestido, su padre la esperaba a fuera con una gran sonrisa.

Ella era de pocos amigos, sólo estaban Nurhan y dos niñas que hablaban pocas veces con ella en clases y Heimdall y Alina.

La pequeña celebración estaba siendo muy amena para Orabella, había recibido un hermoso collar con el símbolo que usaba su padre en su armadura, Alina y Nurhan le dieron un broche con el símbolo de Asgard, con eso ella ya era parte de aquél mundo.

Ya no era una Runaheim, ahora era Asgardiana y eso a ella le ponía feliz.

Unos golpes en la puerta de la modetas casa de Lady Alina sorprendió a todos, la reina y sus dos príncipes estaban ahí. A Orabella le gustaba la presencia de Frigga ahí, la consideraba parte de su família.

—Orabela, mi querida niña de hermoso cabello blanco como la nieve, recuerdo la primera vez que te vi—la reina la puso en su regazo—estabas tan pacífica en los brazos de Heimdall y cuando te cargue comenzaste a llorar, desde ese momento supe que tu...

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—Orabela, mi querida niña de hermoso cabello blanco como la nieve, recuerdo la primera vez que te vi—la reina la puso en su regazo—estabas tan pacífica en los brazos de Heimdall y cuando te cargue comenzaste a llorar, desde ese momento supe que tu lugar era con el.

—Agradezco que me dejará quedarme con el—dijo sincera la pequeña.

—No agradezcas, estas donde debes y con quién debes estar—le entregó un bonito collar con un dragón de oro en medió, la pequeña lo vio algo confundida.

—Vienes de Runaheim, dónde sus pobladores poseían un hermoso cabello blanco, su símbolo era este, un dragón, el fuego los adornaba—le explicó—mandé a hacer esto para ti, para que tengas algo de tu mundo.

—Muchas gracias—sonrió viéndo el collar.

—No agradezcas, cuando llegue el momento se transformará en un dragón de verdad

—¿Que?

—Será tu protector, así dicta la tradición de Runaheim —le sonrió—ahora a celebrar.



























—Será tu protector, así dicta la tradición de Runaheim —le sonrió—ahora a celebrar

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Esperó les guste.



Amo con todo mi ser la relación padre e hija de Heimdall y Orabela.

OʀᴀʙᴇʟᴀWhere stories live. Discover now