Capítulo 14

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El ambiente entre amigos había estado tenso los últimos días de vacaciones.

Júlia protegía a Alba como si fuera una mamá canguro, y Natalia era incapaz si quiera de mirarla a los ojos.

Era consciente de que había herido a la más pequeña.

Pero a veces era mejor dejar las cosas ir a tiempo, que no poder dar marcha atrás.

Natalia no se imaginaba nada peor en el mundo que una vida sin Alba.

La persona que siempre la había acompañado sin juzgarla.

El bus que les dejaba en el Aeropuerto de Eindhoven efectuó su parada en este.

Los chicos bajaron cargados con sus pertenencias, caminando rápido ya que no llegaban con exceso de tiempo.

Tenían que volver a casa.

Natalia seguía con su mirada a Alba y a su maleta casi del mismo tamaño que ella.

Ella solo había llevado una mochila grande. Odiaba ir arrastrando una maleta.

No había hablado con ella pero tampoco había quitado su vista de encima.

No podía.

Aunque sólo cuando no la miraba.

Todos hicieron la cola enseñando sus billetes y sus documentos, hasta que llegó el turno de Alba.

— ¡No! Mierda, mierda, mierda... – Murmuró buscando en su bolso.

— ¿Qué pasa? – Preguntó Júlia.

Natalia, que estaba detrás, se limitó a escuchar su conversación.

— No encuentro mi cartera. No está. – Sus ojos gritaban pánico mientras su mano removía en el interior de esa bolsa.

— ¿Cómo que no está? ¿Cuándo la viste por última vez? – Todo el grupo se puso tenso aunque intentaban guardar la calma.

— ¡No lo sé! No me acuerdo. – El cerebro de la pobre chica iba a mil por hora.

— A ver Alba, tranquilizate y piensa. – Frotó su hombro intentando tranquilizarla.

Alba se tiró al suelo y abrió su maleta desperdigando toda la ropa y rebuscando.

Nada.

— La he perdido. – murmuró en shock.

Natalia avanzó entre la ropa sin pisarla y se dirijo en inglés hacia la señorita que les atendía.

Le explicó la situación pero la señorita, demasiado amablemente para la situación que estaban viviendo, le dijo que sin el documento oficial no podía subirse al avión.

La conversación subió de tono entre ella y esa señora, sacando como resultado la negativa rotunda.

Incluso Alba, tras guardar su ropa y con su mala leche se metió en la conversación a gritarle todos los insultos que conocía en inglés.

Natalia intentó callarla para no joder más la situación, pero no sirvió de nada.

— ¡Joder! – Gritó enrabiada cuando se alejaron de ahí, todos con sus billetes menos ella.

— ¿Qué hacemos? – Se pronunció una desanimada Marta.

— Vosotros os vais, tenéis que ir a vuestras casas a pasar la Navidad y tenéis trabajos a los que volver. – Respondió con una seguridad tremenda, aunque por dentro estaba temblando. — Yo ya encontrare la manera, nos os preocupeis.

Reciprocation - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora