Kingdom |L.S.| Omegaverse

15.

"¿Intuición aguda o rota?"

Sonrió inconsciente temiendo abrir los ojos y descubrir que todo había sido un sueño, pero luego sintió su cuerpo cálido a su lado y supo que no era así.

Abrió lentamente con pereza los ojos; sólo para ver cómo unos hermosos ojos esmeraldas lo miraba llenos de luz.

—Bueno días, mi amor —susurró con voz ronca el alfa y depositó un suave beso en la pequeña nariz del omega.

—Buenos días —dijo apenas.

Louis sentía sus ojitos llenarse de lágrimas, y por primera vez en mucho tiempo, las lágrimas que cayeron por sus mejillas eran de alegría.

Harry lo miró con ternura y limpió las lágrimas que rodaban por la mejilla de su esposo.

—Shhh, ya estoy aquí —susurraba besando las sonrosadas mejillas de Louis.

—Lo sé —decía apenas audible el omega, sonrió y tomó el rostro de Harry entre sus manos, no creyendo aún que todo aquello fuera posible— Lo sé.

—Mi sol, mírate —decía Harry con una sonrisa— Estás tan hermoso como siempre a pesar de todo lo que te he hecho pasar. Lo lamento tanto...

Louis lo calló esta vez besando los labios del rey. Maldición, lo había extrañado.

—Ya pasó —dijo separándose.

El alfa acariciaba la espalda baja de Louis, mientras ambos se limitaban a observarse no queriendo que aquel momento se termine. No supo cómo fue capaz de estar todo este tiempo alejado de aquella hermosa criatura que se mostraba dócil y frágil y audaz y fuerte a la vez. Él veía a Louis y comprendía sus lágrimas, porque él también había llorado; en medio de la noche cuando nadie podía escucharlo.

Lloraba porque alguien se había atrevido a lastimarlo y él no estuvo para defenderlo.

Lloraba porque Louis tuvo que preparar a su pequeño Aimar para hacer algo que él y nadie más debía. Y lo hizo sólo.

Lloraba porque no fue capaz de defenderse aquella noche para volver a los brazos del omega.

Y más que nada, lloraba por rabia. Estaba furioso.

Se calmó sólo cuando Louis se removió entre sus brazos y acarició su rostro entre sueños, quejándose por su mal humor sin despertarse siquiera y sonrió entonces porque su mal humor se desvaneció como el humo que salía de su boca, evaporándose en el aire, con tan sólo el tacto del omega.

— ¿En qué piensas? —dijo Louis dibujando círculos con sus dedo índice en el abdomen desnudo de su esposo, mirándolo atento.

—En ti —respondió simplemente el rey— En nosotros, los niños y todo.

La mirada del castaño se oscureció ligeramente con tristeza. Harry lo besó y el más bajo se acurrucó en su fuente de olor, buscando calma que llegó pronto. La menta era definitivamente su aroma favorito.

—Lo solucionaremos, Lou —dijo Harry— Esto no se quedará así.

—Debo volver a la capital...

—Iremos a la capital —le corrigió Harry.

Louis sonrió.

—Iremos a la capital —repitió con una sonrisa—, Aimar también debe estar de regreso.

— ¿Samuel fue con él? —preguntó el alfa.

Louis asintió.

—Anne y Aidan también —suspiró tranquilo— Estará bien.