Capítulo 4

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"El aroma de ese Omega"

Text0s me despertó a las seis en punto. Gruñí porque sólo había alcanzado a dormir tres horas. ¿Por qué tenía que empezar el colegio tan de inmediato? Ah sí, porque justo hoy era el primer día de clases y él consideraba que sería bueno que me integrara desde un principio. Me duché y me puse el ridículo uniforme. ¿Enserio era necesario el chaleco? Sentía que no quedaba para nada bien y el color era horrible.

Suspiré. Tengo que adaptarme.

Desayuné junto a mi guardaespalda/tío falso y sentí una leve punzada de nostalgia. Solía desayunar cada mañana rodeado de toda mi familia y ahora me encontraba solo, desayunando con un hombre que era prácticamente un desconocido para mí.

El colegio no quedaba muy lejos, el transcurso en auto se me hizo corto y Text0s me pidió que memorizara las calles por cualquier cosa. Obviamente no podría regresar al edificio solo, así que él vendría a recogerme después de clases.

-¿Estás listo?-preguntó cuando aparcó delante del edificio educativo.

-Un poco nervioso, pero sí. Listo.

-¿Memorizaste bien la historia que debes contar?

- Por supuesto.

-¡Bien! Ya sabes lo que tienes que hacer, quiero que te integres, pero tampoco debes llamar mucho la atención.

-¡Text0s, lo sé!

-Pues no parece. Mi nombre ahora es Emmanuel. Apréndelo: Em-ma-nu-el.

-¿Está bien que me hables así?-pregunté en tono bajo amenazante.

A mí lobo interno le empezaba a molestar la sublevación de él.

-Te dije que a partir de este momento y hasta que vuelvas a tu hogar, no esperes que te hable con respeto. Aquí dentro, yo soy el que tiene el mando.

Solté una carcajada. Sí que era atrevido, pero en el fondo lo entendía. Desde que salí de casa, debía actuar y regirme conforme al plan. Me tragué mis palabras y asentí. Ahora estaba bajo las órdenes de Text0s y él estaba autorizado a tratarme de esa forma.

-Bien, nos vemos luego. Emmanuel-enfaticé.

Salí del auto dando un portazo. Bueno, al menos ya me estaba comportando como un adolescente rebelde, pensé. Cuando caminaba hacia la puerta, no pude evitar sentir mucha inseguridad por el lugar en el que me encontraba. Estaba rodeado de varios estudiantes que se empujaban y apretujaban entre sí queriendo entrar todos al mismo tiempo. Comencé a sudar, era la primera vez que estaba rodeado de mucha gente sin mis padres o guardaespaldas a mi lado.

Una extraña sensación de ahogo comenzó a apoderarse de mi cuerpo. Solté a mi lobo interno que espantó cada una de mis lagunas mentales y con eso pude tranquilizarme. Respiré hondo antes de encaminarme hacia la entrada del colegio.
Cuando la cruzé, sonreí victorioso. Todo iba bien, yo podía hacerlo. Esto no me superaría. Saqué de mi mochila los papeles de matriculación donde ponían al grado que pertenecería. Era primero de Historia "D". Para mi suerte, cada aula tenía su letrero con su nombre. Así que fui caminando, buscando el letrero con las letras del aula al que pertenecía. No demoré en encontrarlo y justo cuando iba entrar, ese mismo aroma dulzón invadió nuevamente mis fosas nasales.

¿Qué? No podía ser cierto. ¿En mi aula estaba la omega? Respiré tranquilo y traté de calmarme. Estaba bien, ahora que mi lobo se había activado y mi sentido del olfato estaba súper desarrollado, pude oler muchos más aromas.
Los olores vacilaban desde fuertes y amargos hasta suaves y delicados. Pude asociar algunos con la tierra, la madera, el grano de café, la miel, floral y frutal; pero sólo un aroma era el que llamaba más mi atención. Era aquel que se comparaba con el durazno y la miel. Sin duda, era el aroma más dulzón y empalagoso que había sentido en mi vida.

No es fácil Emiliaco/OmegaverseWhere stories live. Discover now