Extra #2: Renata & Diego.

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Hace unos meses ...

Un infierno. El colegio era un infierno. Después de las explosiones consecutivas el establecimiento educativo ardía en llamas, arrebatando vidas y lágrimas a su paso. Los estudiantes corrían en todas las direcciones. Unos asustados, otros en shock y la mayoría llorando.

Renata temblaba en los brazos de aquel chico. Lloraba desconsoladamente sin poder evitarlo, empapando de lágrimas la camisa del chico que la sujetaba.

-Calma, ya está. Ya está-trataba de tranquilizarla, sobando su espalda y acariciando su melena castaña.

"Es hermosa. Joder, es muy hermosa. ¿Cómo una niña puede lucir tan hermosa mientras llora?"

La mente de Diego entraba en conflicto. Había visto de lejos varias veces a la menor, pero nunca le prestó particular atención. Ni siquiera sabía que era la hermanita de Joaquín Bondoni. Él siempre había estado inmerso en sus estudios, su grupito de amigos y en tener ligues de una sola noche.

Nada serio, por supuesto. Diego no era de relaciones serias. Se aburría fácilmente. Tampoco era un bastardo hijo de ...No, él se aseguraba de que las chicas con las que ligaba tuvieran bien en claro que su relación no tendría un trasfondo. También era caballeroso y respetuoso con las chicas y por más que Roy se lo pedía, jamás reveló ningún detalle o nombre de sus encuentros sexuales.

No era como los otros neandertales de su colegio, que necesitaban presumir y darse aires de macho. Diego prefería la discreción y el anonimato, además de que se repetía a su mismo que el que come callado, come dos veces.

-Oye ...- la castaña alzó el rostro para mirar sus ojos directamente. Diego tragó saliva al apreciar el marrón brilloso y acuoso de sus diminutas pupilas-¿Cómo dijiste que te llamabas?

-Diego-respondió conteniendo el aliento-Soy Diego, compañero de clase de Emilio.

Ella sonrió débilmente y aún así consiguió hechizar el corazón del mayor.

-Gracias Diego por salvarme, creo que ya estoy mejor-murmuró avergonzada separándose de su abrazo.

Diego se sintió abandonado.

-Aún no ha llegado tu padre. Puedo quedarme un rato más contigo.

No quería separarse de ella. Definitivamente no quería hacerlo. No sabía lo que le estaba sucediendo. Tal vez era por el ataque terrorista al colegio, o porque estaba recordando a Adrián en esos momentos, quizá porque Emilio se la encomendó.

No ... ¿A quién estaba engañando? Quería quedarse con ella porque le había gustado.

¿Cuántos años tendría esta niña? Menos que Bondoni, suponía. Mordió sus labios. Eso era malo. Ella estaba muy chiquita.

- Mi papá ya debería haber llegado-comentó la chica con desesperación y tristeza en la voz. Se abrazó a sí misma y sollozó.

Los brazos de Diego picaban por rodearla y estrecharla, para calmar su llanto de alguna manera. Aunque por otro lado, lucía tan hermosa llorando. Sus ojos brillaban enrojecidos, su rostro se teñía en leves sonrojos y sus labios temblaban armoniosos.

¿Por qué tenía esos pensamientos? ¿Cómo podía tenerlos en ese momento?

La chica lloraba por su hermano. La chica quería a su papá con ella. La chica estaba vulnerable y también indefensa. La chica había presenciado la muerte de su mejor amiga. La chica lo estaba volviendo loco sin darse cuenta.

-Esto es horrible, todo esto ...es horrible-bajó la cabeza y cubrió su boca para evitar seguir sollozando.

Diego no aguanto más. Se acercó a ella y volvió apegarla contra su pecho. Cálido ...La unión de sus cuerpos despertaba una sensación cálida en su interior.

No es fácil Emiliaco/OmegaverseDove le storie prendono vita. Scoprilo ora