"No hay mayor dolor que recordar los tiempos felices desde la miseria"
Dante Alighieri
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Molestada, tensa y abrumada... Tres palabras que se mezclan con mis emociones y han comenzado a provocarme ansiedad hasta el punto de mover el pie como si estuviera cosiendo en una rueca; no puedo controlar aquel movimiento después del exasperante encuentro que he tenido con Pierre hace unos minutos, puedo decir que mi almuerzo termino por ser tranquilo para ahora volverse desasosegado y mi hambre se marchara en un solo minuto; ahora no puedo opinar que el resto de mi día no cambiara cuando me encuentro en una de las mesas de picnic del parque mientras espero que Miranda llegué.
No tengo idea de la razón por la que le llame pero ella puede ser mi hombro de apoyo ahora que discutiré este problema con Pierre después de ver que es extraño que nos sigamos encontrando en el mismo lugar y la misma hora como si nos programáramos a citarnos para vernos; la idea de que algo o alguien sea el responsable de esto me hace dudar porque ambos hemos tomado en cuenta que no queremos y tampoco necesitamos vernos, eso implica tomar distancia y que ambos seamos como unos imanes, en donde en vez de unirnos a los polos magnéticos, que al final nos rechacemos y termines por ser unos polos opuestos que ni siquiera por más que el hombre intentará unirlos, siempre buscasen la forma en ser separados.
Y eso es lo que somos Pierre y yo, dos polos opuestos que aunque el miserable destino busque la forma de unirnos, nosotros siempre intentaremos evadir toda circunstancia para vernos y juntarnos.
Aún su mirada sigue penetrándome al punto de sentirme incómoda, he mantenido la mía fuera de su alcance por el hecho que no tengo la fortaleza suficiente para competir con su frialdad que puede rebalsarse de un vaso y ganarle a cualquiera que se sienta fuerte con esa capacidad. Aún Pierre cree que tengo la culpa, que soy yo quien lo busca, que organiza un tiempo accesible para encontrármelo y así desagradarle el día, pero por más que intenté enfocarme en mi propio diario vivir, yo no soy quien intenta buscarlo, ha sido suficiente por esta semana saber que soy considerada como la última opción para Pierre Beckham, que él solo busca a mujeres que estén a su altura y que otras siempre me pisaran los talones porque su belleza y grandeza están por encima de mí. No tengo necesidad de saber eso, porque me considero mejor que cualquiera de esas brujas que pueden querer estar con Pierre solo por dinero, además, aún considero que tengo más valor personal en comparación con las demás.
Levanto la cabeza y puedo ver un cielo totalmente nublado, la época del invierno a pesar de haber terminado aún no ha dado por hecho en cambiar el clima de la cuidad, aún el frío circula por cada rincón de Lambeth, eso sin agregar que pronto será febrero y por lo menos para mi cumpleaños, es posible que ya pueda ver la primavera aparecer.
Escucho unos zapatos de tacón correr rápido y hacerse más profundo su sonido al acercarse, miro a un lado y veo a una Miranda cansada de correr con sus botas de invierno, se da aire con la mano y pronto me hago a un lado del asiento de la mesa de picnic para que ella pueda sentarse y acomodarse.
—Cielos, he venido lo más rápido que me dio el acelerador para llegar aquí—comento y se quitó el gorro de su cabello al sentir calor. —Y bien, ¿de nuevo comenzaras tú a juzgar a mi amiga que es una acosadora cuando tú puedes ser quien la quiera mantener controlada con cada paso que dé?—empezó a pelear Miranda.
—Miranda—la llamé entre dientes para que no comenzará con una discusión.
— ¡Es verdad! Este idiota y charlatán que se cree el centro del universo viene con la intención de darte por la cara al decir que lo acosas desde hace dos semanas y media cuando he visto que tú has llevado un buen progreso para olvidarlo y pueda ser que él necesite de ti—lo encaro mi amiga.
—Yo no necesito de ninguna mujer para que me complazca mis gustos—dijo cortante él.
— ¡Oh! ¡Qué maravilla!—aplaudió cínicamente Miranda—Me alegro por ello, porque Alaska tampoco te necesita, ella tiene ahora su propio compañero para que la llegue a satisfacer mejor que tu empoderado pene de... —Ella dejó ir un grito al sentir que la pellizcaba para que no terminara por decir la última palabra.
— ¿Así que un consolador reemplazará hoy mi pene?—Pierre dejó ir una carcajada—Me sorprendes Alaska, veo que dejar de ser virgen ha desatado tu lado salvaje. Mala suerte que no pude descubrir eso de ti antes y que yo haya sido el idiota en probar a una virgen inexperta. —Dijo con asco.
No tarde mucho tiempo en levantarme de la mesa para pronto dejar ir mi mano en su mejilla, puedo sentir como mis dedos arden y empiezan a calentarse a través del golpe que le acabo de dar a Pierre en su rostro de forma inesperada.
—Eres un sinvergüenza de mierda. —Me quite de la mesa de picnic para poder caminar. —No puedo creer el tipo de basura con el que decidí perder mi virginidad. —Me di la vuelta y empecé a alejarme de todos.
Las lágrimas de rabia empezaban a brotar en mis ojos pidiendo ser liberadas, sus palabras habían sido un puñal de dagas siendo insertadas en mi corazón que al parecer habían lastimado más que uno de los órganos principales de mi cuerpo, ahora también sentía como había dañado mi alma.
Ahora si me arrepentía, me arrepentía miles de veces de haberle entregado mi virginidad a Pierre... Pensé que él la valoraría aunque llegase a saber que jamás estaríamos juntos; pero ahora me equivoco de todo esto, solo fui otro juegue inservible que llego a su cama con facilidad, un cordero que a pesar de ser puro no fue muy bien valorado por su crianza... Así es cómo las vírgenes debemos pagar al entregar un tesoro que no cualquier mujer le entregaría a un hombre, siendo esté un detalle de su pureza y castidad ante la influencia del sexo.
Es inaudito saber que te deben de romper la moral hasta sentirte culpable de un error que jamás se podrá remendar.
Me detengo y me apoyo en el tronco de uno de los árboles para respirar profundo mientras mi mano baja y se localiza en mi cadera izquierda, toco despacio mi tatuaje y pienso la razón por la cual lo elegí.
Pureza de cuerpo y alma.
Quizás ya no sea virgen pero eso no quita que la virginidad emocional haya desaparecido o casi me la hayan despojado. Solo me he entregado a un hombre y eso tampoco quita que mi vida se vuelva oscura e impura, todo sucede por una situación sea buena o mala, y es aquí en donde se aprende de esos errores y experiencias.
(...)
Recojo unas virutas de lápiz para pronto irlas a botar en el basurero, tengo un tiempo libre para poder tomar iniciativa de calmar mi cuerpo y mi mente después del suceso horrible que tuve en el almuerzo. Odie tener que pagar por un taxi cuando sé que mi estado económico me impide tener que gastar más dinero de lo establecido por mis cuentas; esta vez, he de ser cuidadosa y no solo eso, pensar antes de actuar.
Pero las posibilidades que Miranda me encontrara en un estado de depresión normal después que me dijeran unas duras palabras acerca de mi inexperiencia en el sexo preferí ahorrarle a ella mi mal carácter antes que lo pagará siendo ella la inocente y otro el culpable.
Camino de un lado hacia el otro y busco la forma de como calmar mis nervios que aún sigue presentes en mi cuerpo; mis manos tiemblan y el corazón de vez en cuando se me agita al haber tomado desapercibida una reacción fisiológica que pronto recayó en el rostro de Pierre, miro mi mano y veo como está ya ha vuelto a su color normal, pero aun así me sigue doliendo aunque pienso que valió la pena dejarle una cosa muy clara a ese idiota.