⸙ᴄᥲρᎥᴛᴜᥣ᥆ 11

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Lo tenía justo enfrente, veía como como sus cánidos sobresalían y gruñía al verme.

Cualquier persona se moriría de terror ante esta situación, pero yo en cambio no sentía miedo, me sentía en paz por alguna razón.

En este momento me daba igual si me devoraba, como decía el cuento de Caperucita. Por lo menos moriría feliz.

Había una vez, una jovencita que vivía en un pequeño pueblo junto a sus padres e hermana. Cómo era la mayor, su madre le mando visitar a su abuelita enferma, quién vivía en el pueblo de al lado.

La joven aceptó sin rechistar, amaba a su abuela y haría cualquier cosa por ella. Antes partir, su madre le dijo que tuviera cuidado por el bosque, que siguiera el camino de siempre y que no se desviara, pues decían que los lobos acechaban por aquel lugar.

Ella se colocó su capucha roja e emprendió su camino, caminó y caminó, siguiendo el camino de siempre. Pero algo al fondo del bosque la llamo la atención, y con lo curiosa que era se desvió del camino para ver aquello.

Al acercarse se percató de que algo peludo de color marrón se hallaba en el suelo. Un lobo.

El pobre cayó en una trampa y su pata estaba atrapada, respiraba con dificultad pero aún vivía.

La joven no dudó en ayudar al pobre animal. Se colocó a su lado y con todas sus fuerzas intentaba quitar la trampa que estaba en su pata.

El lobo la veía desde el suelo, veía a aquella joven de capucha roja y labios rojos ayudándolo a vivir. Se quedó impresionado con lo hermosa que era.

La joven consiguió abrir la trampa, y rápidamente alcanzó un trapo de su cesta para colocarlo en la pata del lobo.

Era impresionante, no le tenía miedo y gracias a ella aún seguía vivo.

Le acarició la cabeza con suma delicadeza y le dijo que todo estaba bien, su pata sanaría y podría volver a correr los bosques.

La joven se levantó y siguió su camino, pero al poco rato noto que alguien la seguía, aquel lobo iba detrás de ella, cojeando sin signos de querer hacerla daño.

Sin si quiera pensarlo la joven dejo que aquel lobo caminase a su lado y los dos juntos se aproximaron hasta la casa de la abuela, quién pensó que aquel lobo era un perro y no le importó que se quedará en su casa. Por el camino la joven le hablaba al lobo, como si este la entendiese.

Al regresar al a casa, el lobo volvió al bosque y la joven se entristeció un poco. Por eso, al día siguiente volvió al bosque y lo encontró, su pata había sanado muy rápido y ella se alegro.

El lobo se colocó detrás de ella y la empujó con delicadeza, como signo de que lo siguiera. Los dos se adentraron un poco más en el bosque, y el lobo se colocó en unos arbustos.

La joven no entendía lo que iba a hacer, los arbustos se movían y un quejido salió de ellos, ella se acercó a los arbustos y se dió un gran susto cuando de estos salió un hermoso joven.

Se quedó atónita, el lobo desapareció y en su lugar estaba ese hermoso chico.

Una idea loca apareció en su cabeza, por otra parte el joven salió alarmado pues pensaba que la joven se había hecho daño al caer.

Con el paso del tiempo, los dos jóvenes salían a escondidas para verse en el bosque, pues era un amor prohibido. Una humana y un lobo no podrían estar juntos.

Sin embargo a ellos no les importaba, se amaban con locura y eso bastaba.”

Esa era la historia que me contaba la tía Sook y la cuál yo amaba. Pero había algo que no entendía, cada vez que la contaba su rostro se transformaba de felicidad en tristeza.

¿Acaso no terminó con un final feliz?

Volví a fijar mi vista en los ojos dorados del lobo, y decidí poner mis teorías a prueba. Pues todas las características de un lobo las poseía Jungkook.

Me acerqué a él, y este al verlo cesó su gruñido.

Alcé mi mano y sin temor acaricié su cabeza.

-- Tranquilo... Soy yo...-- susurré siguiendo con mi intento de acariciar su pelaje.

Acepto mis acaricias cerrando los ojos y relajarse.

Sentí que mis ojos pesaban y mis piernas temblaban, no pude evitarlo me desplome ahí mismo.

Desperté al poco, dándome cuenta de que estaba en los brazos de alguien, que me mantenía bien sujeta. Tenía la cabeza apoyada en su hombro y su cuello olía demasiado bien.

Mis teorías eran ciertas. Lo había encontrado ¿No?

--Jungkook...-- susurré sin fuerzas.

--Shh, pequeña, vuelve a dormir-- acarició mi espalda.

Habíamos llegado a la residencia de las chicas, Jungkook alcanzó la llave de mi bolsillo y abrió la puerta de la habitación.

Cerró y me llevó hasta la cama, en la cual se sentó conmigo en sus brazos.

Acarició mis piernas hasta llegar a las rodillas donde palpó con cuidado.

--¿Que te han hecho Yoora?-- susurró mientras que desabotonaba mi camisa.

--Castigo...-- susurré en su cuello.

Logró quitarme la camisa, y llevo sus manos hasta mi espalda donde al tocar me quejé.

--No, esto no es un castigo, es una tortura.-- susurró

Me ayudó a quitarme la ropa quedando en ropa interior, no me molestó en absoluto, pues no había malas intenciones de por medio.

Me acostó con cuidado en la cama y me tapo con la sábana.

-- Descansa-- depositó un suave beso en mi frente.

No quería que se fuera, quería que se quedase conmigo. Afuera estaba empezando llover.

Lo agarre del brazo y este me miró curioso.

-- Por favor, quédate... No me dejes sola por favor.-- pronuncié con vergüenza.

Jungkook me miró por unos segundos y se metió en la cama conmigo.

-- Tranquila -- me acerco a él -- Estoy aquí contigo-- acarició mi cabello en forma de calmar mi estado.

Por un momento recordé a Irene, no me digas que está en la habitación...

-- Irene está con Isabella, echaba de menos tu presencia que no pudo evitar ir a la habitación de Isabella.-- susurró Jungkook.

Di un suspiro de alivio, por eso hoy no estaban en el bosque... Todo el grupo de Jungkook eran lobos y él, era su líder.

𝐈𝐍𝐃𝐄𝐋𝐄𝐁𝐋𝐄 ©J.JK #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora