85. Capítulo final: parte dos.

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Un gran sonido invadió el ambiente: la puerta había sido derribada por la seguridad de la universidad, detrás de ellos, Richard los seguía a toda velocidad. Un poco tarde, pensé.

— ¡Quédense quietos! —exclamó un hombre corriendo hacia todos nosotros.

Un gran chiflido sonó en todo el lugar, los Sigma se reincorporaron del suelo observándose entre ellos y, sin dejarnos reaccionar, corrieron escapándose de nuestras garras. Intenté ir detrás de ellos, pero Brown me lo impidió sosteniendo mi cintura. Mi mirada se enfocó en Asher quien miró con desesperación a sus costados y se abalanzó contra la alarma para incendios. Automáticamente, los rociadores se encendieron y, pronto, el salón se inundó de agua.

— ¡Salgan todos y enciérrense en la fraternidad! —indica el director señalando la puerta. Corrimos hacia la salida sin chistar, Ashton se detuvo para hablar con Patrick quien le daba instrucciones muy a las apuradas.

Me sostuve en una de las columnas, el pulso me latía a mil y me picaban los ojos, sentía que estaba a punto de morir. No era el mejor momento, tenía que ser fuerte pero, cuando Tyler y Alex me observaron con pena seguido de unirnos en un gran abrazo, toda intención por no llorar se esfumó y el líquido salado brotó de mi lagrimal.

Chels no dudó en acercarse y quitar mis lágrimas. —Tranquila, estamos contigo. —Sus manos apretando las mías y una media sonrisa bastaron para calmarme.

Intenté devolverle la sonrisa, pero me asustaba pensar que quizá yo no podía estar con ellos. Los Sigma nos habían atacado porque yo estaba junto a mis amigos. Si alejarme significaba mantenerlos fuera de peligro, lo haría sin pensarlo dos veces.

— ¿¡Dónde mierda está Jimmy!? —gritó Ryan a la espera de su carro mientras tiraba su cabello con fuerza.

Su novia se acercó a él pidiendo que se relaje y tomó su mano depositando las llaves en la palma.

—Jim me dio las llaves de nuestros coches antes de salir corriendo como un cobarde —comentó la chica devolviéndolas con suma rapidez. Sentí el frío del metal y escuché el sonido del llavero contra la alarma del vehículo.

¿Qué iba a hacer con esto ahora?

Keegan entró en mi campo de visión, no dijo nada, solo me abrazó por unos segundos y murmuró que todo iba a estar bien.

Quise creerle, pero ¿qué iba a ser de mí, luego de esto? ¿cómo mierda se suponía que debía actuar? ¿Acaso Des estaba en peligro? o ¿éramos nosotros el mismísimo peligro? ¿Él era capaz de hacernos más daño? o ¿nosotros seríamos los que lo dañarían?

—Me voy a Palo Alto para volver a partirles el rostro —habló Johnson adentrándose a su auto con furia.

—Ryan, no hagas una estupidez sin pensarlo —le ordenó Miley abriendo la puerta del copiloto. Se la notaba demasiado tranquila, como si supiera con qué estaba lidiando y cómo transmitirle la misma paz al chico.

Preferí no meterme. Las veces que había intentado ayudarlo, me había mandado a la mierda. Hablar sobre Cameron era hablar sobre un tema sensible, y quizá yo no era la persona indicada para charlar con Ryan.

Blake bufó, acercándose a la puerta abierta.

—Todos queremos lo mismo, pero necesitamos un plan antes de ir —le habló con astucia—. Quedar atrapados en su residencia y que nos terminen devolviendo las golpizas no es precisamente ser valiente, es ser idiota.

—No eres el único que quiere darles otra paliza —se adelantó Alison abrazando sus brazos, Jake la siguió en cada acción. Las chicas asintieron concordando con nuestra amiga—. Permítenos ayudarte, organicémonos.

¡Esto es guerra! © #2 [BORRADOR]Where stories live. Discover now