Solos tú y yo.

De ti, Hermione Jean Granger.

El cuerpo de Hermione cayó al suelo. Su mirada estaba clavada en el techo. Su espalda se curvó y un grito de dolor inmundo inundó toda la habitación.

- ¡PANSY! - chilló Draco con desesperación. Y esta vez, la chica lo apuntó a él con la varita. Estaba completamente fuera de sí.

- Pansy - dijo Blaise con su increíble paciencia, apoyando una mano en el hombro de la chica con suavidad - Tranquila, ¿vale?

Draco, que tenía los ojos clavados en los verdes de Pansy, pudo ver el cambio que hubo en ellos de locura completa a tristeza total. La chica bajó la varita y abrazó al Zabini mientras lloraba.

Draco se unió a Ron y a Ginny, que ayudaban a Hermione a levantarse.

- ¿Estás bien? - le preguntó Draco cuando la castaña ya estaba de pie.

- Sí... Gracias...

Draco la abrazó y esta correspondió. Ginny sonrió con tristeza. Tenía tantas preguntas en su cabeza. ¿Por qué Harry se había ido para siempre? Lo que le gustaría estar con él en ese momento. ¿Por qué Draco había cambiado tanto? Y lo más frustrante de todo, ¿por qué él y Hermione se habían enamorado tanto? Los envidiaba muchísimo, pero estaba muy orgullosa por su mejor amiga.

Ron seguía enfadadísimo. Tanto con Hermione como con Draco. Pero ya había habido bastante por hoy. Y por todo lo que les toque convivir juntos. ¿Podrán convivir después de aquello?

Pansy dejó de abrazar a Blaise y se acercó a Hermione, todavía envuelta en los reconfortables brazos del rubio.

- Hermione Granger, lo siento muchísimo.

- Me parece una bestialidad lo que has hecho por un chico, Pansy - a todos, menos a Zabini, les pareció increíble la suavidad con la que hablaba la castaña después de haber sufrido nada menos que un cruciatus.

- ¿Podemos hablar a solas? - le pidió la Parkinson.

- No - respondió Draco - No después de lo que has hecho.

- Está hablando conmigo, Draco. Y sí, Pansy, podemos hablar a solas.

Las dos chicas se metieron en la habitación de Pansy.

- Mira, Grang... Hermione...

Pero ella no le dio tiempo a acabar.

- Te entiendo. Entiendo que estés furiosa. Yo también lo estuve cuando Ron empezó a salir con Lavender Brown. Yo también lloré, grité, me tiré del pelo... Yo también quería hacerle miles de cruciatus a Lavender, incluso a Ron. Pero si él no me quería, ¿por qué joderle la vida? Me costó asimilarlo pero conseguí superarlo sin más. Deja de pensar que Draco es el amor de tu vida. Lo fue, Pansy, pero ahora... ya no lo es.

Pansy sonrió con sinceridad.

- Agradezco muchísimo que me comprendas. Pero yo me iba a casar con Draco. Había planificado absolutamente todo mi futuro con él. Había organizado viajes, buscado nombre a nuestros hijos e incluso tengo una casa reservada. Sabía que la guerra nos iba a poner complicaciones con el matrimonio, pero para nada me esperaba que acabara con otra. Y mucho menos con su mayor enemiga.

- ¿Ibais a casaros? - preguntó Hermione con sorpresa.

- Sí, por obligación de nuestros padres. Pero yo estaba muy contenta de que fuera así.

- ¿Y Draco?

- Draco no tanto. Discutió mucho con sus padres por ello, pero a mí me daba igual. Yo lo quería a él. Soy una egoísta si el trofeo es Draco. Estoy loca por él, Hermione, literalmente. Y lo siento.

- Sí, fue egoísta de tu parte. Pero el pasado es el pasado. Lo primero que deberías hacer sería pedirle perdón a Draco y quedaros como amigos.

- Pero...

- No, Pansy. Tiene que ser así.

- Pero te lo quedas tú...

- Yo no me lo quedo. Draco es de él mismo. Nadie pertenece a nadie.

- Pero yo estuve follando con él desde quinto año. Apuesto a que tú todavía no los has hecho.

- ¡Pansy, Draco no te quiere!

Pero Pansy no lloró. Respiró y contó hasta diez, como se lo había recordado su buen amigo Blaise.

- Tienes razón, perdón. Draco Lucius Malfoy está enamorado de ti, Hermione Jean Granger.