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Narra Christopher

Ahora mismo nos encontrábamos sentados esperando nuestro vuelo, mire a Julieta. Su mirada se encontraba pérdida mientras comía gomitas, se veía adorable.

—¿Qué haces?—pregunte con "curiosidad" Como lo hice el día que fuimos a los bolos

—Solo pienso...—murmuro exactamente como aquel día

—Como Joel—dije sonriendo con diversión, ella me miro son entender pero luego de unos segundos logró captar lo que decía, soltó una pequeña risa

—Supongo que este es el momento en el que digo; ¿me veo como Joel mientras pienso?—negué con diversión

—Y este es el momento en el que yo digo; te ves linda cuando piensas, te ves inteligente—ella rodo los ojos con diversión

—¿Cómo es posible que te acuerdes de aquello? Pensé que eras algo... Olvidadizo

—Cariño, tengo que aprenderme canciones de memorias, ¿cómo olvidaré los días que pase con mi novia antes de ser mi novia? Sería pecado, desde que te conocí supe que cambiarias mi vida, aunque no pensé que la cambiarias por completo—rasque mi nuca, nervioso, decir cosas así no era lo mío

—Wow... Cambie tu vida ¿para bien o para mal?—me pregunto mientras me miraba a los ojos

—La mejoraste, hiciste mi vida mejor y la sigues haciendo mejor...—murmure con sinceridad, ella se sonrojo mientras me daba una sonrisa tímida

—¿Sabes lo lindo que te ves cuando dices esas cosas? ¡Ternurita!—chilló con felicidad mientras jalaba mis cachetes sin piedad

—¡Amor! Eso dolió, maldición, mis cachetitos—mumure mientras tallaba mis mejillas, rojas gracias a los jaloneos de Julieta

—Perdón, es que no me puedo resistir a esos cachetes. ¿Puedo tocarte el cabello?—pregunto y sonreí, aun con las mejillas adoloridas

Me recoste en su regazo, algo que la sorprendió. Pero me regalo una sonrisa.

—Hazme piojito—pedí sonriendo, ella asintió

En el momento en el que sentí sus dedos adentrarse en mis cabellos mientras rascaban levemente mi cabeza, cerré mis ojos, se sentía muy bien. Esto me relajaba demasiado, estaba a la nada de dormirme, pero entonces la escuche murmurar cosas. Abrí mi ojo izquierdo y la mire.

—¿Qué cosas dices?

—Humm.. Nada, tú duermete, chismosito—puso su mano en mi cara, evitando que la mire

—¿Porqué no quieres decirle a tu guapo y sexy novio lo que murmuras? Son cosas cachondas, ¿no?. Ya decía yo que andabas muy caliente últimamente—murmure, sabía muy bien lo que pasaría

Ella negaría y terminaría diciéndome.

Esto no es manipulación, es estrategia.

—¡¿Qué?! ¡Eso no es verdad! Aquí el calenturiento eres tú.

Lo negó, primer paso, ¡listo!

Un Último Adiós ✔ || Christopher VelezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora