Capítulo 10

1.8K 226 24
                                    

—Entonces, Wonwoo, ¿verdad?

El moreno miró hacia la mujer que se dirigía a él, intentando ocultar lo cansado que se sentía de tener que hablar tanto durante la noche, antes de asentir en silencio, terminando de masticar el bocado que había ingerido hacía sólo segundos.

—¿Cuánto tiempo llevas casado? —cuestionó ella, observando la alianza que usaba él en su anular izquierdo.

Wonwoo mordió levemente su labio inferior, mirando a SeungCheol durante un corto segundo en lo que le parecía un inmenso mar de presentes. ¿Por qué tenía que lidiar con personas entrometidas cuando la fiesta ni siquiera era para él?

—Seis años —respondió en voz baja, sujetando su anillo.

—¿Por qué tu esposo no está aquí? Tengo entendido que ustedes dos son los padrinos de Cheol y JiHoon.

A Wonwoo comenzaba a importarle muy poco si esa mujer era familiar de SeungCheol, empezaba a detestarla, algo que no sucedía con frecuencia en él. Pero se sentía tan extraño desde que Mingyu había salido de la ciudad que apenas había dormido en los últimos días.

—Tuvo que viajar a otra ciudad por negocios —explicó él, todavía intentando sonar amable.

¿A caso no quería ella saber también sobre los problemas que habían tenido y si todavía se amaban?

—Voy a ir adentro por más bebidas —dijo JiHoon, levantándose de su sitio, no sin antes dar un beso en la mejilla a su prometido.

—Te ayudo —ofreció Wonwoo, siguiéndolo al interior de la casa más para huir del cuestionamiento al que se veía sometido por alguien a quién ni siquiera conocía que por ser un buen samaritano.

Pero ese moreno no podía engañar a su amigo, que bien sabía que sólo quería escapar durante un momento de todas las personas presentes en el jardín de su casa, no sólo de aquella tía de Cheol que a él tampoco le agradaba mucho, pues no podía resistir continuar estar por su cuenta en ese lugar.

Incluso cuando Wonwoo se sentía mucho mejor, tanto física como emocionalmente, no le era fácil abandonar sus viejas costumbres, especialmente cuando de las multitudes se trataba. No se sentía capaz de continuar entablando conversaciones sin una mano que le apoyara, y Mingyu no estaba ahí para él en ese momento. A decir verdad, ni siquiera podía pedirle que le acompañara a la fiesta, pues era cierto que había tenido que hacer las maletas de imprevisto para viajar junto a Jun, dejando atrás a un intranquilo moreno.

—Lamento que Mingyu no pudiera venir.

—Yo también —respondió Wonwoo, tomando un par de botellas de agua para llevarlas afuera.

En su expresión se notaba un tanto su tristeza, pero no podía haber evadido esa noche por mucho que lo deseara. Era la cena de compromiso de sus amigos, y tenía que estar ahí como el padrino que era, con o sin su esposo. Después de todo, así era como tendría que vivir si decidía no regresar: por su cuenta, sin nadie a su lado que le hiciera segunda en sus malos momentos, o que celebrara con él sus alegrías.

Después de que JiHoon le entregara todas las bebidas que llevarían afuera, Wonwoo tuvo que deshacerse de sus pensamientos para volver a lucir como un humano normal, uno que no añoraba a su pareja, incluso cuando estaban tomándose un tiempo de separación.

Por su parte, Mingyu se encontraba regresando por fin a su hotel, luego de terribles horas de trabajo. Estar fuera de la ciudad siempre implicaba gastar muchas más horas entre problemas, reuniones y visitas a los proyectos que debía gestionar, pero nunca pensó que esa ocasión sería mucho más problemática que las anteriores. Lo que le molestaba aún más era que ni siquiera había podido volver a la ciudad a tiempo para la fiesta de sus amigos, mucho menos para estar junto a Wonwoo, quien tendría que lidiar con todo a solas. Odiaba dejarlo solo cuando de cosas que le causaban inseguridad se trataba, pero por mucho que Jun y él lo intentaron no pudieron completar el trabajo a tiempo. Era como si a medida que solucionaban un problema otro surgía y les obligaba a continuar en esa ciudad. Al menos tenía a Jun para hacerle compañía, pero su secretario apenas podía seguir el ritmo con un resfriado que todavía no cedía.

I'm not the only oneWhere stories live. Discover now