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Ananda, la típica chica que odia el cliché.

Los rayos del sol ya empezaban a molestarme, y aunque internamente quería seguir durmiendo sabía lo que pasaría en los siguientes minutos

—¿Lista para irte?—Escuche la voz de mi madre sin siquiera verle el rostro.

—¿Tengo opción? 

—No. —Respondió a secas lanzandome una toalla, el mensaje estaba más que claro.

Seguí la típica rutina mañanera, tomar una ducha, cepillarme, vestirme y maldecir un poco la idea de tener que ir tan temprano a clases.

Una vez lista, tomé el típico desayuno, que únicamente cambiaba cuando era alguna fecha importante, de resto todos los días comía mí típica arepa con café y a veces avena. Veía como mi madre apresuraba a mí hermana para que pudiera terminar y así llegar a tiempo al colegio, por su parte mi hermano ya se había ido, y yo seguía sin poder terminar mi taza de café.

Pero las miradas de reproche de mi madre sirvieron como ayuda, tenía que irme, maldije internamente al sistema educativo y su afán con estudiar a las siete de la mañana, ¿qué clase de tortura es está?

—Adios. —Hablé a mala gana, tomé mi mochila y salí por las anchas puertas camino a la escuela, que para mí suerte, quedaba justo enfrente de mi casa.

Varios chicos y chicas vestían sus uniformes, los colegios en América Latina no vestían la típica ropa urbana, todos usábamos excelentes uniformes, y cuando digo excelentes quiero que se note el sarcasmo, pues en lo particular a mí me quedaba horrible. Últimamente tomaba un tiempo de pensar, sobre que sería peor, si vivir en una película de adolescentes, donde los actores parecen de treinta años y todo es sobre actuado o vivir en está cochina realidad.

Ya en el salón todo transcurrió con normalidad, la profesora dando su estúpida clase y uno que otro simio retardado queriendo llamar la atención con sus estupideces.

—¿Ananda Folley? —Vociferó la profesora levantándose de su escritorio.

Se deben estar preguntando Folley y vives en América Latina, pués mi padre era extranjero y lo único que pudo aportar en mi vida fue ese nombre estúpido y original.

—¿Si? —Respondí sin levantar la vista o prestar mucha atencion a quien me dirigia la palabra.

La profesora no dijo más nada, y solo colocó en mi mesa lo que parecía ser mi trabajo, ya calificado, claro que apenas vi la nota no pude evitar hacer un escándalo:

—¿06? —Grité indignada, mi respiración se agitó un poco, y ahí fue cuando voltee a ver a la hermosa profesora, si bien era anciana, parecía que una aspiradora le hubiera chupado todo, su piel estaba pegada a sus huesos a tal manera que cuando respiraba se podian ver sus pulmones, siempre cargaba un maquillaje horrendo que combinaba con su blusa, para mi desgracia hoy era verde.

—Digamos que criticar una obra no es una reseña. —Respondió soltando millones de chispa de saliba, hice una mueca de asco limpiando ligeramente la saliba que había caído en mi rostro.

—¡Di mi opinión! —Defendí.

—Cuando tu opinión son puros comentarios peroyativos deja de ser una opinión
—Replicó-—no diste ni un solo punto bueno, y eso que es una de las mejores obras, ¡Doña Bárbara!

—Sera por que es una mierda. Su criterio de "Obra buena" —remarque las comillas con mis dedos— Su criterio no es muy convincente.

—¿Cómo que mi criterio no es muy convincente? 

—Recuerde que usted considera 50 sombras de Grey como una joya literaria.

Sentí como la profesora se murió de vergüenza, ¿Cómo sabía esa información? Digamos que encontré el perfil de la profesora en Wattpad DoloresGuiterrez36gatito. 

Aunque quiero resaltar que su lista de lectura era... turbia.

—¡Tendrás dos puntos menos! —Se defendió alterada, la rabia en sus ojos era evidente, y a mí solo me causaba diversión.

—¿Expliqueme como le quitas dos puntos a cero? —Respondí burlona, y apenas esas palabras salieron de mi boca todo el salón estalló en risas, me levanté de mi silla camino a la puerta observando la estupefacta cara de la profesora. —Adiós.

La tranquilidad del patio escolar sin gente era increíble, era como un sueño caminar por ahí sin que estuvieran los simios llamados estudiantes gritando por doquier.

—¡Ananda! —Una voz femenina sonó a mis espaldas, arruinando mi momento de tranquilidad.

No me jodas, voy a decir que me encanta no tener dinero a ver si el universo me empieza a mandar dólares.

—¡Ananda! —Volvió a sonar aquél grito, y nuevamente lo ignore.

—¡Ananda, ¡Coño pareces sorda! —Habló una chica de contextura ancha, su respiración estaba agitada como si hubiera corrido por todo el colegio, su cabello rubio empapado y sus mejillas coloradas.

Te estaba ignorando, son cosas distintas.

—Necesito un favor. —Exclamó la joven observandome fijamente.

Ni un hola, ni un buenos dias. Esta sociedad de hoy en via esta cada vez peor.

—Ni te conozco. —Mentí, sinceramente no estaba de ánimos para hacer favores y mucho menos a personas como ella.

—Pero, es que fuiste la única que leyó y dió su opinión. —La chica pausó un momento, tomando una gran calada de aire, meimagino que reuniendo la valentia para poder soltar la peor propuesta del mundo —Quiero que me des la opinión de mi historia.

Pude haberla rechazado al momento, y claro que debi hacerlo. Tal vez me hubiera ahorrado todo lo que vino despues de eso. Pero no les miento, me senti importante.

—¿Cómo se llama? —Pregunté a mala gana, su petición me llamó la atención el simple hecho de imaginarme a una persona tan patética creyéndose escritora me hacía reír.

—Un amor literario. —Contestó emocionada, haciendo que una sonrisa burlona se dibujara en mis labios —¿Te paso el link?

—Es otro típico cliché. —Reí para mis adentros, pues sí, el cliché era algo que odiaba muchísimo.

—¡No! Bueno, no sé, ¿podrías leerlo? —La súplica en sus ojos era evidente...

 Pobre chica, no sabes en lo que te metes. omejor dicho YO NO SABIA EN QUE ME MENTIA, pero contar eso seria un spoiler.

—Lo haré, pero te diré algo odio el cliché.

ATRAPADA EN UN CLICHÉ Where stories live. Discover now